Hablamos con el integrante de Ansar Allah, el brazo político de la milicia hutí, sobre la guerra de Yemen y la situación en que se encuentra el país.
Ahmed al-Moaiad es un analista político e influyente miembro de Ansar Allah, el brazo político de la milicia hutí que arrebató el poder al presidente yemení, Mansur Hadi, en febrero de 2015. Aquella acción acabó desembocando en una guerra que se ha cobrado ya unas 10.000 vidas y ha dejado a 14 millones de personas en riesgo de hambruna. Arabia Saudí, el poderoso vecino del norte, fraguó una coalición militar internacional en favor de Hadi. En la práctica, ha ejercido de Fuerzas Aéreas de una de las partes en el conflicto interno. Recientemente, pilotos saudíes atacaron un funeral en una zona hutí –una rama del chiísmo–, matando a más de 150 civiles, desatando una ola de condenas de la comunidad internacional.
Avezado en el trato con la prensa, al-Moaiad ejerce a menudo de portavoz de Ansar Allah ante la prensa internacional. Además, también ha integrado la delegación hutí en las últimas conversaciones de paz, que terminaron en fracaso el pasado mes de julio. Diagonal pudo conversar con él para conocer cuál es la versión del conflicto por parte de los hutíes, a menudo ignorados por los medios internacionales y árabes.
¿Cuáles son las causas de la presente guerra?
En Yemen hay una agresión de Arabia Saudí y su objetivo es volver a dominar el país. Ésa era la situación hasta la Revolución de 2014 [en referencia al alzamiento hutí]. Entonces, los individuos que defendían sus intereses huyeron del país por miedo. Y ahora, como no pueden controlar Yemen, los saudíes lo quieren destruir. Ésta es la razón por la que sus ataques tienen como blancos personas inocentes y las infraestructuras del país. Han llegado a utilizar bombas de racimo en tres provincias del norte, violando la ley internacional. Varias ONG extranjeras lo han demostrado.
¿Cuál es la situación de Yemen hoy?
Vivimos una catástrofe. Un 70% de las infraestructuras están destruidas. Ello incluye puentes, vitales para el comercio, fábricas y también hospitales. En total, los bombardeos han destruido 128 fábricas, y ahora sus trabajadores se han quedado sin sueldo. Además, los saudíes aplican un bloqueo naval y aéreo, y apenas si dejan entrar ayuda humanitaria. La población necesita comida y agua de forma urgente.
¿Cuáles son las relaciones de los hutíes e Irán?
No hay una relación especial entre los hutíes e Irán. Eso es una idea que Arabia Saudí quiere meter en la cabeza de la gente porque la religión de los hutíes es cercana al chiísmo [practicado en Irán]. Según la ideología wahabita de los saudíes, si no eres como ellos, estás con Irán.
¿Les ha enviado armas Irán? Si no, ¿cómo las consiguen?
No, no hemos recibido armas de ellos. Y es que es imposible, con el bloqueo que sufrimos. Además, la comunidad internacional escruta todo lo que hace Irán con un microscopio en busca de cualquier error. Nuestras armas provienen de las fábricas de armamento que mandó construir el expresidente Alí Abdalá Saleh en su momento.
Se ha acusado a los hutíes de violar los derechos humanos de sus opositores en las zonas que controla. ¿Es cierto?
Si nos referimos a asesinatos, no es verdad. Si de lo que hablamos es del arresto de algunos políticos y periodistas que han apoyado la agresión extranjera saudí, es cierto que los ha habido. Pero eso es normal, han cometido traición a la patria y eso es un crimen que se castiga en todo el mundo.
¿Por qué se rompieron las negociaciones de Kuwait entre las dos partes en conflicto?
Las discrepancias entre la delegación yemení y la de Mansur Hadi con los saudíes tienen que ver con la interpretación de la resolución 2216 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Nosotros aceptamos el desarme [de la milicia hutí] y la retirada de las ciudades, pero eso sólo se puede hacer cuando haya unas garantías de seguridad y un Gobierno funcionando. No queremos que se repita la misma situación de Adén [la principal ciudad del sur, que controla fuerzas leales a Hadi después de la retirada de los hutíes]. El problema allí no es sólo que no haya electricidad u otros servicios. Es que no hay seguridad. Por eso Hadi y su Gobierno no están allí, sino en Riad. No queremos que el resto del país caiga en esa situación de inseguridad.
¿Existe una solución militar al conflicto?
No, la solución es política. Cuando la haya, las bombas callarán. Y la clave está en formar un Gobierno de consenso, en la que las dos partes estén representadas. Ése es nuestro argumento. Encontremos un Ejecutivo de unidad, y a él le entregaremos las armas.
¿Confía en que la comunidad internacional presionará a Arabia Saudí para detener los bombardeos?
Las presiones internacionales existen ya, pero Arabia Saudí no hace caso. Aún cree que podrá ganar y dominar Yemen. Los estadounidenses han reducido su participación en el centro de coordinación de los ataques, y están moviéndose para dejar sola a Arabia Saudí. Creo que EE UU es consciente de que, después de la formación de un nuevo Gobierno en Saná aprobado por el Parlamento, la legitimidad ya no está del lado de Mansur Hadi. Saben que esto va a generar unas consecuencias políticas y legales. La comunidad internacional se da cuenta de que la agresión debe detenerse ya.
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