A la escalada de la tensión en Yemen entre las dos potencias regionales, Arabia Saudí e Irán, se sumó desde este miércoles Estados Unidos con el lanzamiento de ataques con misiles sobre los rebeldes huzíes. Un portavoz del Pentágono ha asegurado que los ataques fueron una represalia "limitada" ante el supuesto lanzamiento de cohetes por parte del ejército rebelde al buque USS Mason.
Estados Unidos entró oficialmente en guerra con Yemen la noche del miércoles con el lanzamiento de misiles contra los huzíes –apoyados por Irán– supuestamente en represalia por los ataques con misiles sobre el buque de guerra estadounidense USS Mason a principios de esta semana.
Una fuente anónima de EE.UU. del Gobierno dijo que los ataques destruyeron tres instalaciones de radar utilizados para apuntar al USS Mason en los últimos cuatro días. El buque de guerra estadounidense había estado operando fuera de la vía acuática Bab al-Mandeb entre Yemen y África Oriental, según informa The Guardian.
Funcionarios estadounidenses afirmaron a Reuters que había "indicios de crecimiento" de los rebeldes o fuerzas aliadas que habían llevado a cabo los ataques el pasado domingo, que consistieron en el lanzamiento de dos misiles de crucero hacia el buque de guerra, misiles que no alcanzaron su objetivo. Sin embargo, los rebeldes huzíes han negado cualquier implicación, afirmando que las acusaciones de los funcionarios estadounidenses son un pretexto para una "escalada de agresión y encubrir los crímenes cometidos contra el pueblo yemení".
Además de hacer de Estados Unidos un combatiente oficial en la guerra, los ataques complican aún más una situación de tensión sobre el terreno en Yemen, donde la coalición liderada por Arabia Saudí bombardeó una ceremonia de un funeral el pasado sábado, matando, según algunas estimaciones, al menos a 155 personas.
Abogados defensores de los derechos humanos se han dirigido al Capitolio para pedir a EE.UU. que deje de apoyar la campaña saudí, sin embargo la administración Obama autorizó recientemente una venta de 1.130 millones de euros en armas al reino del Golfo.
La campaña comenzó en marzo de 2015 y de acuerdo con cifras recientes, en ella se ha matado al menos a 6.500 personas, más de la mitad de ellos civiles, y herido a 32.000. Según el New York Times resumió el jueves:
A pesar del escepticismo en Washington acerca de la conveniencia de la campaña, el gobierno de Obama dio su apoyo a los saudíes, en parte porque veían necesaria una alianza en Riad mientras negociaban el acuerdo nuclear con Irán, enemigo acérrimo de Arabia Saudí.
Human Rights Watch declaró el jueves que el bombardeo del funeral "aparentemente es un crimen de guerra", en una nota informativa, "aunque había personal militar y funcionarios civiles que participan en la guerra en la ceremonia, la clara presencia de varios cientos de civiles indica que el ataque fue ilegalmente desproporcionado".
Del mismo modo, el miércoles, incluso antes de que los EE UU lanzaron los misiles, el congresista californiano Ted Lieu instó a la administración a cortar sus lazos con Arabia Saudí en base a los más de 70 ataques que la coalición ha llevado a cabo en Yemen, que calificó de ilegales.
"Parece ser que, o bien la coalición saudí apunta intencionadamente a civiles o no se distingue entre objetivos civiles y militares. Ambos serían crímenes de guerra". Escribió Lieu en una carta al secretario de Estado de EE UU, John Kerry.
"Detener inmediatamente la complicidad e instigación de la coalición militar saudí no sólo ayudaría a reducir el riesgo legal de funcionarios de Estados Unidos, sino que enviaría un mensaje contundente al mundo de que los EE.UU. respetan el derecho de la guerra y los derechos humanos básicos", continúa la carta.
"Como saben, el Departamento de Estado tiene toda una oficina dedicada a la prevención de crímenes de guerra por parte de entidades extranjeras. La credibilidad de esa oficina ha quedado triturada por los ataques aéreos de EE UU sobre la población civil en Yemen".
Pero, como el profesor de política y experto en Oriente Medio Christopher Davidson explicó el jueves, mantener la guerra en marcha es exactamente la meta.
Con el lanzamiento de los ataques del miércoles, "EE.UU. ha hecho una intervención directa, pero limitada, para asegurarse que ninguna parte es realmente capaz de conseguir la ventaja en el conflicto de combustión lenta del país", dijo en un comunicado el Institut for Public Accuracy. "Cuanto más dure el actual conflicto de Yemen, más tiempo se va a mantener la carrera de armamento, y más dependientes de sus patrones serán los clientes saudíes e iraníes".
Artículo publicado en Common Dreams.
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