Deutsche Bank baja por primera vez de los 10 euros por acción y cierra una semana negra en la que el Gobierno de Merkel ha tenido que negar que existan planes para un rescate.

Las acciones de Deutsche Bank en la bolsa de Frankfurt han caído a primera hora de esta mañana a 9,86 euros, hasta un 8% menos de su valor en el cierre de ayer. Se trata de la primera vez que el mayor prestamista de la economía alemana, considerado desde este verano por el Fondo Monterario Internacional (FMI) como uno de los principales peligros para la estabilidad económica mundial, baja de los 10 euros por acción.
Los niveles se han ido recuperando a lo largo de la mañana, pero se trata del segundo gran susto vivido por la entidad en una semana. Y del punto más bajo en una pérdida de valor de ya largo alcance: tal y como ha recordado el diario El Economista, en su punto álgido en mayo de 2007 una acción de Deutsche valía 102,6 euros. En términos absolutos, se trata de la mayor caída de toda la banca europea, y una de las 10 mayores en términos relativos por detrás de la española Bankia –cuyas acciones tampoco terminan de despegar cuatro años después de su salida fraudulenta a Bolsa–.
El presidente de Deutche Bank, John Cryan, ha tenido que hacer declaraciones esta mañana para tranquilizar a la opinión pública y en especial a sus propios trabajadores, ante los rumores sobre la pérdida de clientes institucionales importantes –como diversos hedge funds– y la posibilidad de que la próxima semana se abra con un nuevo lunes negro. Cryan se ha referido a la solidez de los más de 20 millones de clientes de la entidad y a "fuerzas que se están desatando ahora en el mercado que quieren destruir la confianza en nosotros".
La posible multa de 14.000 millones de euros que le puede imponer la Justicia estadounidense y su gran exposición a activos considerados tóxicos llevan tiempo marcando la cotización del DB. Tras estrenar la semana con unas caídas de más del 7%, se dispararon los rumores sobre un posible rescate de la entidad por parte del Gobierno alemán.
Diferentes representantes del Gobierno y el partido de Angela Merkel han salido al paso de estos rumores esta misma semana. Wolfgang Schauble, el ministro de finanzas, quitó importancia el miércoles a las noticias sobre que su departamento preparaba un paquete de rescate para Deutsche Bank en caso de que la entidad no pudiera hacer frente a sus pagos corrientes.
Por su parte, el presidente de la comisión parlamentaria de Economía, el también conservador Hans Michelbach, declaró el martes, en referencia al rescate de las principales entidades financieras mundiales en 2008 tras el colapso del banco de inversión Lehman Brothers, que no podía “imaginar que el Estado pueda repetir algo de esas características”.
Deutsche ha negado que vaya a pagar ni siquiera una fracción de las cantidades que les puede exigir la Justicia norteamericana, en una batalla legal que la prensa está interpretando como una respuesta a la sanción impuesta por la Comisión Europea a la multinacional norteamericana Apple. Sobre las cuentas de Deutsche pueden pesar más –tal y como alertó el FMI este verano- su exposición milmillonaria al mercado de derivados.
También puede verse afectado, en su negocio bancario más ordinario y en parecida medida a otros grandes bancos europeos, por la política de tipos negativos del Banco Central Europeo que forma parte de las medidas del gobernador central Mario Draghi para sacar a la economía europea de sus bajas tasas de actividad, inversión y empleo.
Precisamente esta semana Draghi ha visitado Berlín para entrevistarse con los miembros del parlamento alemán, que le han trasladado su preocupación por el impacto que puede tener en el sector financiero germano –y en los ahorradores- esos tipos de interés que han sido definidos por la prensa alemana como una “expropiación” del ahorro alemán.
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