Cartagena de Indias fue el escenario principal de ese momento histórico donde acudieron personalidades de todo el mundo aunque antes, en la Sabana del Yarí del departamento del Caquetá, las FARC-EP celebró su transformación de grupo insurgente a movimiento político desarmado en la X Conferencia Guerrillera celebrada como una fiesta y abierta a la prensa.
Ingrid Valdés cose cuidadosamente su pantalón militar desde su caleta, la caseta de palos de madera y plásticos convertida en su cuarto en plena selva. Junto a ella dos compañeros la acompañan sentados en su cama y entre todos amenizan las horas muertas que pasan lentamente con conversaciones sin importancia en el selvático campamento guerrillero de Brisas del Diamante, situado en la Sabana del Yarí, en las profundidades del departamento del Caquetá.
Hasta allí se han acercado unos 400 medios de comunicación nacionales e internacionales que se mueven por los campamentos improvisados para celebrar la X Conferencia Guerrillera de las FARC-EP en busca de imágenes y entrevistas hechiceras sobre la guerrilla más antigua de todo el hemisferio norte. Ingrid, ajena al trajín de focos y grabadoras, se prueba una y otra vez su pantalón hasta conseguir que le quede como quiere a base de puntadas. Los dos compañeros que le acompañan ríen al escuchar de lejos una canción de Enrique Iglesias que sale de otra caleta vecina, y de manera casi sincronizada empieza a llover. Son cerca de las 12.30h del mediodía, aunque parecen las cuatro de la tarde.
Ingrid tiene 26 años y lleva 15 en las FARC. Entró "por convicción", dice sin subir la mirada de su hazaña de hilo y aguja, y manteniendo el discurso que la 'guerrillerada' –como se llaman a sí mismos en las FARC–, repite casi como un mantra: “La causa del pueblo colombiano es nuestra vida”. Ahonda en su experiencia como guerrillera a través de una cicatriz que le atraviesa el muslo de su pierna derecha a causa de una bala durante un combate. “Fue la única vez que lloré”, dice con resignación como si expresar las emociones en los frentes guerrilleros estuviera prohibido.
Luis David Celis habla bajito en su caleta mientras enciende su computador para mostrarme algunos de sus poemas. Asegura que escribir le ayuda a expulsar sus emociones porque, aunque la vida guerrillera ya anda más tranquila, sigue habiendo muchos momentos de rabia, amor, alegría, tristeza, añoranza, frustración, miedos…, que hay que canalizar y digerir como mejor se pueda. Por eso entreteje historias de palabras convertidas en poemas y novelas que narran las durezas del frente, la “indiscriminada” muerte de uno de sus compañeros o el anhelado amor con una guerrillera.
“Después de atravesar la muralla de tu mosquitera/ Ordenaré a mis labios que con ráfagas de besos ataquen apasionadamente tus labios/ momento éste que aprovecharán mis manos para desplazarse por tu cuerpo en busca de posiciones estratégicas/ donde se librarán las batallas decisivas”.
Celis recita algunas de sus obras para dar cuenta de su arte mientras unos tímidos rayos de sol, después de un rápido aguacero, entran en la oscuridad de su caleta rodeada de un plástico negro. “Tenemos suerte por el momento histórico en el que estamos ya que podemos montar estos campamentos, antes no era así, dormíamos al raso y nos movíamos todo el tiempo, no teníamos lugar fijo”, explica para dar cuenta de la relativa calma del ahora, lo que le genera una satisfacción por todo lo que se avecina por delante, aunque nadie sabe muy bien qué será exactamente.
Una Conferencia muy mediática
El Estado Mayor Central de las FARC y su Secretariado se mantienen reunidos a puerta cerrada durante los cinco días de la X Conferencia Guerrillera, celebrada del 17 al 23 de septiembre en la Sabana del Yarí, en el departamento del Caquetá, a unas cinco horas por una trocha (camino) agujereada desde San Vicente del Caguán. En las instalaciones creadas para tal importante acto y levantadas en tan sólo veinte días, analizan y debaten asuntos pendientes de los Acuerdos firmados en La Habana y definen cuál será el futuro de las FARC a partir de la firma final y de lo que salga el próximo 2 de octubre en el plebiscito nacional.
“Esta Conferencia se convoca con dos propósitos específicos que quedan a su entera discusión y definición. En primer lugar el análisis y refrendación del Acuerdo Final que hemos suscrito, a fin de que adquiera carácter vinculante, es decir que sea de obligatorio cumplimiento para nuestra guerrilla. Y en segundo lugar, producir las disposiciones políticas y organizativas para iniciar el tránsito hacia un partido o movimiento político, dentro de las cuales se encuentra la convocatoria del Congreso constitutivo que deberá definir el programa, el estatuto y la dirección política”, explica Rodrigo Londoño, alias Timochenko, durante el acto de presentación de la Conferencia acompañado de todos los miembros del Estado Mayor Central de las FARC. Como público, cientos de guerrilleros y guerrilleras que escuchan de pie y firmes a su líder mientras un enjambre de periodistas les acechan en busca de un gesto, una mirada, una insignia que sirva para visualizar mucho más este hito histórico para Colombia y el mundo.
Cuando se les pregunta por su futuro, todos responden que están pendientes de las órdenes del Estado Mayor Central de las FARC-EP pero saben que seguirán en la lucha por la paz con justicia social, causa que les llevó a armarse hace ahora 52 años, por la que quieren seguir constituidos como movimiento político pero ahora de forma legal. “La colectividad no va a desaparecer, las FARC sólo se transforma en movimiento político, dejamos las armas pero no nos vamos”, explica el guerrillero Jeferson Yases desde el campamento oriental de Brisas del Diamante, en donde guerrilleros y periodistas conviven juntos.
El campesinado seguirá acompañado de las FARC
Jason Ramos es un chico de 14 años que vive en la zona veredal (rural) de Las Damas, muy cerca al lugar donde se celebra este acontecimiento histórico, en las profundidades del Yarí. Con un rostro que dibuja incertidumbre se pregunta por quiénes podrán defender ahora a su comunidad si las FARC se van de sus territorios, ya que el grupo guerrillero siempre ha estado al lado de la población civil defendiendo sus intereses frente a las empresas extractivistas, los paramilitares y las políticas capitalistas que el Estado imponía a las zonas rurales.
Para la guerrilla la respuesta está en los Acuerdos de Paz y en cómo trabajar las herramientas pedagógicas para empoderar a las comunidades y que sean ellas las que realicen las labores de protección y defensa de sus territorios. “Nosotros siempre les vamos a acompañar. Vamos a hacer un trabajo organizativo y político con ellos porque el momento de paz significa que nos estamos acercando más a las comunidades, no que nos estamos alejando”, asegura Jeferson convencido tras 20 años de guerrillero y convincente de que se les presenta una etapa de mucho trabajo y esperanzas para la Colombia en paz que anhelan.
Su pareja, Patricia Vargas, tiene 34 años y lleva desde los 18 en las FARC. Uno de sus proyectos futuros una vez se desmovilice es estudiar, como el de la mayoría de guerrilleros y guerrilleras. Quiere trabajar con mujeres, le parece algo necesario, sobre todo en las zonas rurales, para conseguir mayor empoderamiento y participación en los distintos procesos políticos y sociales de las comunidades. Desde hace seis años comparte con Jeferson un proyecto de vida desde las trincheras aunque a ambos le gustaría formar pronto una familia porque creen, entre risas, que están “a mitad de uso” por su edad. Igualmente, hasta que no se decida dónde irán y cuáles serán sus funciones dentro del movimiento político que será las FARC no quieren pensarlo demasiado. Lo que tienen claro es que desean tener hijos bajo condiciones de vida dignas y que puedan ofrecerles la educación que ellos nunca tuvieron.
Se sienten orgullosos de ser guerrilleros y de haber peleado con uñas y dientes por un país mejor, por lo que no dudarán en contarles lo que hicieron y, sobre todo, las razones de por qué lo hicieron. “Lo que les contaríamos es que nosotros somos una organización político-militar y ahora, con este paso que estamos dando, seremos una organización netamente política. También que tomamos la decisión de armarnos no porque nos gustase, sino porque nos obligaron; si no hubiésemos tomado las armas nos habrían aniquilado a todos. Pero no somos unos terroristas, no somos unos delincuentes”.
Nancy Suárez, de 26 años y con 14 en la guerrilla, cree que el socialismo será la salvación para combatir el modelo neoliberal que genera acaparamiento de tierras, desigualdades sociales y pervierte la vida de las personas oprimidas, a pesar de que los Acuerdos no contemplan nada acerca de un posible cambio al modelo económico imperante. “Opresión de una clase dominante que enseña para controlar al resto de la población, la mayoría”, explica desde su caleta en el campamento sur vestida con su uniforme y acompañada por su AK-47 y una gorra del Frente Sur de las FARC con la silueta del mítico Manuel Marulanda, quien fue el que lideró el enfrentamiento campesino en Marquetalia el 27 de mayo de 1964 dando inicio al movimiento insurgente.
La muerte, la cárcel o el triunfo
Cuando Ilich Leonardo Rojas perdió a su segunda compañera sentimental en combate él se encontraba en la cárcel cumpliendo condena por rebelión. Desde que fue joven se dio cuenta de las desigualdades sociales de Colombia, en su etapa universitaria formó parte de los movimientos de izquierda fariana y desde entonces es un comunista convencido, exguerrillero y expreso político.
Tras unos años como miembro de las FARC entró en la cárcel tras ser detenido en una emboscada militar, pero un tumor en la cabeza le obligó a salir para recuperarse. Debido a la enfermedad fue indultado y se incorporó a la vida civil sin dejar de lado la causa política, por lo que Bogotá se convirtió desde entonces en su nuevo frente de ideas y prácticas comunistas.
Como militante convencido aprovecha la X Conferencia Guerrillera para encontrarse con su camaradería. A Diana Sánchez, presa política en la actualidad, la saluda con efusividad mientras escuchan las canciones transgresoras del grupo colombiano Latin Latan que ameniza una de las noches de la Conferencia, ya que las noches en la sabana han estado marcadas por el arte y el ocio durante toda la semana. Junto a Diana, otros 23 presos y presas políticas han salido los días de la Conferencia a petición de las FARC con el fin de representar al resto de presos políticos de Colombia, así como formar parte de la configuración del nuevo movimiento fariano legal, aún por definir.
Con la Ley de Amnistía que se prevé implementar con los Acuerdos de Paz de La Habana “se espera aplicar un indulto lo más amplio posible y sacar a todos los compañeros y compañeras que se encuentren en las prisiones por delitos conexos o amnistiables”, explicaba el preso Alirio Nariño para la prensa, quien lleva dos años en la cárcel Eron Picota de Bogotá condenado por acumulación de cargos a más de 60 años de prisión. “Debido a las medidas agresivas y penales en Colombia, las cárceles están atestadas de los luchadores sociales, en especial de insurgentes, existiendo además una crisis humanitaria dantesca donde se prima el control y la seguridad frente a la resocialización de los presos y presas de Colombia”, matizaba.
La sabana está de fiesta
La joven Sol, que no quiere decir su apellido, le ha costado contarle a su familia que se ha integrado a las FARC. Hace dos años decidió, con tan sólo 18 lustros, conocer de primera mano al grupo insurgente y le gustó tanto su filosofía y militancia que no regresó a su casa. “Con las FARC una conoce de primera mano la realidad social de Colombia”, explica mientras suena bastante paradójico que la realidad social la encuentre en plena selva y no en Bogotá o en otras ciudades del país donde se aprecian mucho más las desigualdades sociales. Pero para ella las FARC ha sido toda una escuela que puede ofrecerla mucho más que la carrera universitaria que pretendía cursar antes de entrar a las filas guerrilleras, por lo que pretende quedarse incluso ahora que el movimiento guerrillero se va a transformar, lo entiendan o no sus seres queridos.
Por su parte, un guerrillero que hace 20 años no ve a su familia se encuentra con su madre en pleno concierto del cantante llanero Arias Vigoth. El conjunto de periodistas que merodean con sus cámaras al hombro en las noches del Yarí corren veloces con sus focos para no perderse tan nostálgico saludo convirtiendo la imagen en un espectáculo algo incómodo para los encontrados familiares. Y es que hasta Brisas del Diamante han acudido muchos familiares de guerrilleros y guerrilleras que, junto con las casetas de comida y los conciertos nocturnos, han hecho del lugar una fiesta como si de cualquier pueblo se tratase, ofreciendo también un ambiente de esperanza y tranquilidad para el futuro que se avecina. Una fiesta que se rematará este lunes 26 por la noche con artistas de gran calado para celebrar la firma oficial de los acuerdos en Cartagena de Indias y donde se espera que se junten más de 5.000 personas entre guerrilla y campesinado venido de zonas cercanas.
Con todo, las FARC lo tiene claro en cuanto al cumplimiento de lo pactado, sólo esperan que el pueblo colombiano apruebe el sí en el plebiscito del próximo 2 de octubre con el fin de emprender un camino de muchos retos para sus filas.
Entre tanto, Iván Márquez, miembro del Secretariado de las FARC, compartió con la prensa el último día de Conferencia que el Estado Mayor Central pasa de 31 a 61 integrantes y que antes de mayo de 2017 se prevé consolidar el congreso fundacional del futuro partido político. Igualmente, Timochenco decía en el discurso que marcaba el final de esta histórica Conferencia Guerrillera que quieren hacer parte de una gran convergencia nacional de partidos y movimientos sociales que tenga capacidad para construir poder social, político y popular desde abajo, y al mismo tiempo disputar el poder del estado en los espacios institucionales de elección y representación. Porque “la reconciliación del país no deja vencedores ni vencidos; ha ganado Colombia y ha ganado el Continente. Que la paz nos abrace a todos”, concluía el jefe fariano generando un ambiente conmovido y removido por lo que este hecho histórico supone para un pueblo marcado por un conflicto tan longevo que, a su vez, se encontraba en una de las zonas del país que más muertos tiene enterrados.
Ahora depende del pueblo colombiano el que la unión y el tejido social sirvan para crear un nuevo país con hilos de solidaridad, fraternidad, unidad y paz con justicia social.
comentarios
0