Rajoy falla en la investidura: ni regeneración ni credibilidad

Al igual que en el primer intento del miércoles, el candidato del Partido Popular Mariano Rajoy ha sumado más votos en contra que a favor de su investidura commo presidente del Gobierno: 170 sí y 180 no.

02/09/16 · 20:56
Mariano Rajoy, en la sesión de investidura. / Dani Gago

Minutos previos al comienzo de la segunda parte de la investidura fallida de Mariano Rajoy. En la tribuna no se pueden hacer fotos con el móvil. Un grupo de jóvenes del PP (¿o son de Ciudadanos?) consiguen el permiso tácito de un ujier para hacerse un selfie con Cristina Cifuentes. Con menos de eso, okdiario haría un artículo. Pero esto es otra cosa. Además, a PP y Ciudadanos hoy les toca perder. Un selfie es mejor que nada.

A las 20:55 se certificaba la primera derrota del presidente en funciones en la XII legislatura. La cantada derrota –con el mismo resultado que el obtenido en el primer intento de investidura– de Rajoy ha llevado al presidente a renunciar siquiera a intentar sumar las seis abstenciones que faltaban hoy. Su discurso, jaleado por una mayoría simple de la cámara, estaba destinado a laminar al PSOE, y situar a Pedro Sánchez fuera del campo del sentido de Estado.

El cisma en el PSOE no se podía producir antes de la doble cita electoral de la Comunidad Autónoma Vasca y de Galicia. Consciente de eso, Rajoy ha evitado llamar a la rebelión entre los representantes de su "socio imprescindible". De eso ya se ocupa buena parte de la prensa.

Si se produce esa ruptura –a día de hoy la opción más plausible para evitar las elecciones de diciembre–. Rajoy podrá encabezar el Gobierno de la gran coalición. Hoy ha perdido en el tortuoso intento de encabezar un gobierno de la regeneración.

Junto a Rajoy, el segundo derrotado de la tarde-noche ha sido Albert Rivera. Su patosa declaración ("Estoy dispuesto a no tener credibilidad si es por el bien de España"), y lo visto hasta ahora en la tribuna del Congreso, le pasará factura durante toda su carrera. El discurso del líder de Ciudadanos palidece a medida que se aprietan los plazos para evitar las terceras elecciones. Antes muleta de la gran coalición que poner otra vez a prueba el sistema electoral.

Pero Rivera ha captado el mensaje. En mayo, invitó a los diputados del Partido Popular al motín. Una afrenta hacerlo públicamente. En esta ocasión, Rivera se ha guardado de llamar a los socialistas al asesinato político de Sánchez. Ha pedido al PP que lo intente con otro candidato, pero su invitación pincha en hueso.

La batalla interna servida es la del PSOE. El PP entiende que Rajoy pasó en junio su reválida. No hay debate ahí. 

Habrá tiempo de que la batalla interna de los socialistas termine en un arreglo del régimen del 78 o en nuevas elecciones. Pero Rajoy, ha dicho el portavoz popular Rafael Hernando, no se toca.

Tras su fallido intento de adelantamiento en las elecciones de junio, Pablo Iglesias ha afinado su estrategia de una forma curiosa, que pasa por señalar una estrategia al PSOE, señalando su dilema tratando de no hacer más sangre. Esto, naturalmente, sienta como cuerno quemado a los diputados socialistas. Seguramente porque lo que señala Iglesias es verdad.

En el nuevo marco se mueven más hábiles otros viejos políticos. Aitor Esteban, portavoz del PNV, es el ejemplo.

Con la vista apuntando a sus elecciones autonómicas, el PNV ha comprometido el no también después del 25 de septiembre. Esteban se sitúa en un marco ganador. Si el PSOE se dobla, su partido es innecesario; si no, puede esperar la llamada de Sánchez para un pacto que incluya a Unidos Podemos. "Lo que nos íbamos a reír", dijo Esteban sobre ese posible pacto.

En el nuevo marco también están los dos partidos catalanes. Uno con más soltura que otro. El escenario de la crisis política se traslada mañana a Catalunya. Después, a Galicia y Euskadi.

Y tras esa gira, y tras el decisivo Comité Federal del PSOE, se sabrá si Sánchez sigue teniendo la llave o si le han señalado la puerta.

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