Nace el Instituto de Monitorización y Vigiliancia de Espacios Contaminados con el objetivo de desarrollar e implantar herramientas accesibles y baratas de medición de la calidad del aire y el agua.
¿Vives junto a un vertedero? ¿Hay una zona contaminada en tu comarca? ¿Qué sabes de la contaminación que emiten? ¿Te fías de los mensajes de las administraciones? El Instituto de Monitorización y Vigilancia de Espacios Contaminados (Imvec) podría ayudarte.
Este proyecto sin ánimo de lucro y basado en el conocimiento compartido, que ofrece el software y el hardware libres, pretende desarrollar prototipos de estaciones de medición de gases contaminantes por un lado, y de metales pesados en agua, por otro. El objetivo: “Establecer unos perímetros de vigilancia y monitorización de espacios contaminados”, explica Xosé Quiroga, integrante del proyecto, una iniciativa que se enmarca en la plataforma de generación de contenidos formativos Agodidáctica.
La idea de este colectivo es implantar sobre el terreno herramientas accesibles de medición, generando métodos de observación y análisis visual forense que faciliten a la ciudadanía la adaptación a las consecuencias de los procesos de contaminación globales, aumentando la capacidad de anticipación a futuras catástrofes medioambientales y ofreciendo una herramienta de protección ante el impacto en la salud de las personas.
La iniciativa se enmarca en el dictamen del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea, que en febrero de 2016 condenó al Gobierno español a clausurar 63 vertederos ubicados en espacios naturales protegidos de ocho comunidades autónomas. “En principio tenemos como objetivo llegar a monitorizar esos 63 espacios que se deberían cerrar ya”, expone Quiroga.
Control ciudadano y bajo coste
Los prototipos en los que trabaja el Imvec serían también válidos para controlar áreas con industrias petroquímicas o incineradoras, o afectadas por incendios como el del vertedero ilegal de neumáticos de Seseña. Tal como expone Quiroga, "la idea es que controlemos nosotros esos gases y veamos nosotros mismos cuáles hay entre los perjudiciales para la salud. Tener una herramienta nuestra para cuando haya un escape en [la central nuclear de] Ascó o un incendio".
Por el momento son tres los prototipos planteados: Leptos, para medir la calidad del aire; Camioca, para monitorear metales pesados en agua, y Teroda, una pequeña aeronave drone para medición y mapeo de zonas con acceso complicado.
Las estaciones de medición, realizadas con software y hardware libres, están pensadas para ser construidas con un coste muy bajo, “con sensores que valen entre 3 y 5 euros, y con una inversión por estación de 80 o 100 euros para medir 14 gases, con materiales que puedes encontrar en una ferretería, además de la circuitería y los sensores”, tal como indica Quiroga. El experto remarca que uno de los objetivos es “que cualquiera lo pueda hacer”, con el soporte y la ayuda de los promotores de Imvec.
El calendario de trabajo que se marcan desde los promotores de Imvec implica el desarrollo de prototipos entre septiembre y diciembre de este año, para comenzar a hacer test sobre el terreno en los primeros cuatro meses de 2017. Su primera incursión será alguno de los vertederos del litoral levantino, una zona en la que se encuentran muchas de las 63 áreas susceptibles de ser clausuradas.
Por último, a partir de mayo de 2017 el colectivo lanzará una campaña de financiación en la que se incluye un crowdfunding con el que conseguir los fondos para la instalación de los dispositivos en las 63 áreas, además de otras que surjan de colectivos que quieran sumarse a la iniciativa.
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