Contra el golpe

Reportajes e imágenes sobre la resistencia en Brasil y en el mundo. La Brigada Herzog en colaboración con Junge Welt y Midia Ninja.

, Fotos Mídia Ninja
09/06/16 · 11:44
Picnic por la equidad de género y contra la misoginia golpista. / Midia Ninja

Es una tragedia. En Brasil se roba al pueblo y el peor ladrón se sentó cómodamente en la silla de la presidenta electa. Este Michel Temer montó un Gobierno sólo de hombres blancos y ricos. Es una élite reaccionaria en la política, en la economía y en el poder judicial, que no tiene derecho a gobernar el mayor país de América del Sur con su diversidad étnica, social y cultural. Apartar a Dilma Rousseff no es un castigo por los fallos políticos que cometió, sino una venganza por el éxito de la política de izquierda en los últimos trece años, que fomenta la igualdad social luchando contra la pobreza, el racismo y la misoginia. La farsa del impeachment es el resultado de una campaña mediática agresiva y, además, una salida para un grupo de políticos que ansía seguridad durante las investigaciones sobre corrupción. El mayor robo no son los millones que provienen de fuentes oscuras –transacciones así ya las han manejado círculos en otra parte del mundo-; el crimen real se dirige contra los 54 millones de personas que, en octubre de 2014, dieron voz a Dilma Rousseff y a su agenda progresista, y contra muchos más.

No hay voto para Temer y su alianza de derechas, menos aun para la transición neoliberal. Donde los medios manipulan, los gobiernos miran para otro lado y las empresas ven oportunidades, nosotros –representantes del público– llamamos golpe al cambio del poder camuflado de democrático. Llamamos a recordar 1964, cuando EE UU ya apoyó un golpe de Estado en Brasil. Nuestros reportajes muestran detalles de la la lucha de millones por el Estado de Derecho y por la democracia, por la presidenta legítima y por Lula da Silva, que como primer obrero al mando del país, lucho contra el hambre y la miseria y ahora pretenden criminalizarlo. Con ellos, nosotros mantendremos vivo el recuerdo de tantas víctimas de los “tiempos de plomo”, de personas como el periodista comunista Vladimir Herzog, a quien torturó y mató el régimen de 1975. Los golpistas de hoy ¡no pasarán!

Peter Steiniger

El poder de las mujeres en Brasilia

En la capital brasileña, son las mujeres las que determinan el tono y el color de la resistencia y la lucha contra el golpe. Dicho golpe, que se está produciendo en Brasil, está liderado por hombres. Por blancos, ricos, fundamentalistas y, encima, como ya es de conocimiento general, por hombres corruptos. Este golpe de Estado ahondó la crisis política en el país y suscita protestas diarias de la población en todos los rincones dentro y fuera de Brasil. Donde quiera que estén los golpistas, ya sea en aeropuertos o en el avión, en viajes al extranjero o en locales y oficinas gubernamentales, se les recibe con hostilidad. Acongojados, se esconden detrás de los agentes de seguridad, de sus guardaespaldas. Mientras en São Paulo, el valiente movimiento de los estudiantes de secundaria resiste y en Río de Janeiro resalta la ocupación del edificio Gustavo Capanema, órgano vinculado al Ministerio de Cultura, en Brasília, sin duda, el protagonismo en la resistencia corresponde a las mujeres que viven en la capital brasileña y a las que llegan de fuera, que muestran la fuerza de la unidad femenina. Y eso sucede incluso antes de que se aparte a la presidenta Dilma Rousseff. “Caramba, ¡el mujerío llega fuerte!”, “Sacar a Temer, impedir el golpe!” eran los gritos de guerra.

De esa manera, las mujeres abarrotaron las calles ante el Palacio del Planalto el 19 de abril para un “Abrazote en Dilma” y entregarle miles de rosas rojas. Sobre todo tras el comienzo del impeachment el 12 de mayo, cuando las activistas se encadenaron y, de inmediato, ocuparon la rampa del Planalto; y, sin que sea la última, en la “Marcha de las Flores”, el 29 de mayo, cuando las manifestantes derribaron las vallas de protección y siguieron hasta la estatua de la Justicia delante del Tribunal Supremo Federal.

Dicen “No a la cultura de la violación” y reclaman a la Justicia que se respete la Constitución para impedir que se viole la democracia. Y no se queda ahí: siempre habrá más acciones y protestas de esas “Rosas Guerreras” contra los golpistas y contra la Rede Globo, con valor, determinación, color, belleza y ruido. Seguirá también en Brasilia hasta que acabe la pesadilla que es Temer.

Rodrigo Pilha

Colectivo en Montreal

La preocupación sobre los progresos realizados por los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff en el campo de los derechos humanos en Brasil, llevó al colectivo Brasil Montreal, que como su nombre indica también está activo en Canadá, a actuar contra la agenda conservadora y neoliberal de aquellos políticos que apoyan el impeachment de Rousseff.

La primera manifestación se produjo el 31 de marzo, día de acciones globales contra el golpe de Estado. Los carteles recordaban los 21 años del periodo negro de la dictadura en Brasil: decían “1964 nunca más” y “contra el golpe, por los derechos de los indígenas y la legalización del aborto”. En esa ocasión, se entregó al consulado local una carta abierta donde se realzaba el significado de la democracia para “la continuidad de la política económica y el avance de la conquista social”, así como “el cumplimiento de los derechos humanos y de la justicia medioambiental y social”.

Ni la lluvia ni el frío de las últimas semanas han impedido a los integrantes de nuestros colectivos realizar actividades culturales y prestar atención a los derechos de las minorías, mujeres, jóvenes, pobres, la comunidad LGTB, indígenas, negros y trabajadores. Nuestro lema es: “La democracia se hace en la calle”.

Junto con otros grupos internacionales, lanzamos un vídeo de apoyo a la lucha por la democracia. Frente al retroceso en la cuestión de derechos humanos, que significa un proyecto de ley del Gobierno provisional de Temer, nos mantenemos vigilantes. El crecimiento del fascismo, de la intolerancia y de la misoginia es una señal de alerta también para el pueblo de Montreal. Aquí también decimos: ¡los golpistas y los fascistas no pasarán!

Priscylla Joca

 

Ceará se moviliza

Consideramos que en Brasil se está produciendo un golpe de Estado de las fuerzas de la derecha que se unen contra la presidenta Dilma Rousseff y el pueblo de Ceará, en sus distintos segmentos, se une en manifestaciones diarias en defensa del Gobierno elegido y de nuestra democracia. El movimiento de mujeres de Ceará está en todos lados: en las plazas públicas, en el centro de la ciudad, en la Facultad de Derecho… y el canto es solo uno: “¡Ahí, ahí, ahí, empuja a Temer que este cae!”

Ceará, un estado localizado en el Nordeste brasileiro, ha realizado manifestaciones en todas las ciudades y, sobre todo, en la capital Fortaleza. En estos últimos 13 años, con los gobiernos de Lula e Dilma Rousseff, la región, que siempre fue ignorada por los gobiernos previos a 2003, tuvo un crecimiento en todas las áreas de la economía y, en especial, en el área social. En la economía, el crecimiento de la región entre 2003 y 2013 fue del 4,1% anual, un récord histórico. La distribución de la renta aumentó el poder de compra y propició el aumento de la clase media nordestina en un 17%.

A pesar de la crisis, no aceptamos que se aparte a la presidenta Dilma, ya que consideramos que no existen bases jurídicas que hagan legal su alejamiento y, por eso, supone un golpe contra el Estado democrático de Derecho. Golpe mediático, dado que el cártel de la comunicación lleva más de tres años desinformando y manipulando a la sociedad sobre los hechos verdaderos de los logros del Gobierno federal y usando a la derecha partidaria para imputar a la presidenta Dilma la responsabilidad de una crisis de mayores proporciones que las reales. El golpe también pasa por el poder judicial, ya que es conservador y elitista y está apoyando la inconstitucionalidad de este impeachment a favor de la derecha en Brasil.

Según Will Pereira, presidente de la Central Única dos Trabalhadores de Ceará, CUT-CE, el golpe es contra los 54,3 millones de ciudadanas y ciudadanos que eligieron a Dilma Rousseff y contra los trabajadores y trabajadores que ya tienen sus derechos amenazados.

En 1964, Brasil sufrió un golpe militar que llevó al pueblo brasileño a vivir durante 21 años con la violación de sus derechos y libertades, por no hablar del régimen de excepción que mató y torturó a ciudadanas y ciudadanos brasileños. No aceptamos que ahora suceda lo mismo con el patrocinio de los medios y del poder judicial, en un atropello de nuestra Constitución federal.

Inês Duarte Fernandes

 

São Paulo como ejemplo educativo

Han pasado tres años desde las grandes protestas de junio en todo Brasil. Aquí, en la mayor metrópolis de São Paulo, en aquella época se anunció un aumento de los billetes de trenes y autobuses que se consiguió evitar. A día de hoy, la lucha se ha trasladado al campo de la educación, dada la falta de educación y de infraestructuras escolares y la dificultad de acceder a las universidades públicas. Al mismo tiempo, desde junio de 2013, ha cambiado con rapidez la cultura política en la ciudad. La impresión de que el cambio político no se produce en las urnas sino en la calle ha ido ganando terreno, sobre todo entre los más jóvenes.

En este contexto, actualmente, las ocupaciones de los colegios cuentan con el apoyo de todas y se ven como la lucha por una sociedad con más igualdad y libertad. En la ocupación, los estudiantes aprenden a actuar juntos políticamente. La toma de decisiones desde la base, las reuniones y las acciones organizadas de forma independiente son instructivas. Es un aprendizaje a través de la práctica. Los colegios se transforman en laboratorios donde descubren cómo se da la lucha en la práctica. Los estudiantes de secundaria ya no solo quieren entender su realidad, sino que ya reconocen el poder de cambiarla. Sin decisiones de líderes o autoridades, sin excluir a los disidentes, sin suprimir a la oposición. Damos una lección de democracia participativa.

A pesar de sentir las consecuencias de la guerra que está llevando a cabo el Gobierno contra nosotros, de la represión, la criminalización y de la manipulación de los medios de comunicación, mostramos como alumnos que existe un camino. Nuestras ocupaciones hicieron saltar chispas y prendieron el fuego de la resistencia en São Paulo. Deben contribuir a un amplio proyecto de resistencia popular, ¡la resistencia al ataque contra nuestros derechos!

Leonardo Malmegrim

 

En París contra el odio

El “Movimiento Democrático 18 de marzo” (MD18) en la capital francesa surgió a propuesta espontánea de un grupo de estudiantes que querían expresar su indignación con la ejecución del golpe en su país, Brasil. Nos reunimos en defensa de la legalidad democrática en nuestro país de forma paralela a las grandes manifestaciones, el 18 de marzo de 2016, mientras que aquí en París tenía lugar el 145 aniversario de la comuna de París.

El grupo en este momento no está formado únicamente de los estudiantes brasileños que viven en Francia, sino también de trabajadores y simpatizantes locales. Los integrantes son profesores, estudiantes de posgrado y doctorandos de diversas disciplinas. Entre ellos hay personas con experiencia política y profesional en ambos países. El MD18 es horizontal, pluralista, de izquierdas y feminista. El grupo está a favor de los negros, de los no heterosexuales, de los habitantes del extrarradio y del interior, de los indígenas y de todas las minorías de Brasil. Los diferentes puntos de vista, experiencias y conocimientos que sus miembros contribuyen a luchar en contra de ese golpe parlamentario, que se pretende invisibilizar.

Este gobierno interino e ilegítimo es el preludio de una gran amenaza para la población y especialmente para las mujeres

La brutal reacción de la clase política brasileña sobre el cambio social tiene que ver con la cultura misógina de sus políticos. La iniciativa por la distribución de la renta de la presidenta Dilma Rousseff favoreció a las mujeres de la clase trabajadora y de las clases más bajas, en su mayoría negros y habitantes de las periferias de las ciudades. Estos proyectos para promover políticas para las mujeres están siendo tristemente arrebatados, lo cual nos recuerda a la vieja oligarquía.

Sus concesiones no han significado otra cosa que volver a las ideologías patriarcales y reaccionarias en respuesta a la vibración de la cultura hegemónica que nace del odio. El símbolo más grotesco de esta clase política reaccionaria es el diputado Jair Bolsonaro, quien tuvo a bien desconsiderar a las mujeres en el Parlamento con una serie de declaraciones. Éste prometió utilizar la “fuerza que fuera necesaria” para callar a los indígenas. Por último, alzó su voz durante la votación en la cámara para comenzar el proceso de impeachment de la presidenta, para recordar a un coronel responsable de la muerte de civiles durante la dictadura y de la tortura a Dilma Rousseff cuando estuvo prisionera.

Son los sepultureros de la democracia, que aprueban la violencia y apoyan el fundamentalismo religioso, como ocurre con el proyecto previsto de ley de aborto y criminalización de las mujeres.

Este gobierno interino e ilegítimo es el preludio de una gran amenaza para la población y especialmente para las mujeres. En uno de sus últimos discursos en el cargo, la presidenta Dilma Rousseff dijo que “la historia aún tendrá que juzgar cuánto de violencia para contra las mujeres tiene este impeachment”. Después del apartamiento de Rousseff no ha pasado un día en el que dejase de tener razón.

Renata Callaça

En Río para todos

El gobierno interino e ilegítimo de Michel Temer es uno de los menos pluralista y representativo de la historia de Brasil. Al asumir la presidencia debido al apartamiento de Dilma Rousseff, el hasta entonces vicepresidente asustó a la población al montar un Ministerio con hombres blancos y viejos (incluyendo a muchos que tienen problemas con la justicia), e indignó al pueblo aún más con el retroceso que Temer ha llevado a cabo ya en los primeros días de su gobierno.

Mujeres, negros, indígenas, sin tierra, los quilombolas (residentes de comunidades afro-brasileñas), los pobres... en definitiva, la mayor parte de la población brasileña se ha visto afectada, en su gran mayoría, por esta política de exclusión. Solamente las mujeres constituyen el 51% de la población. En relación a las cuestiones de género no hay que olvidarse de los derechos de lesbianas y gays, bisexuales, travestis, transexuales y transgénero.

En Río de Janeiro, la “Ciudad Maravillosa”, que además de su belleza natural posee una gran diversidad, la comunidad LGBT es muy numerosa. Por lo que el 10 de abril se llevó a cabo un gran evento político-cultural “Contra el golpe y por la defensa de la democracia”, donde se realizaron una serie de reclamaciones. Entre los oradores que se opusieron a dicho retroceso social se incluyó al cantante Chico Buarque, al expresidente Lula da Silva y al líder del MST, João Pedro Stedile.

El 29 de mayo fueron muchas las personas que viajaron de Río a Sao Paulo para participar en la manifestación del Orgullo LGBT. Según los organizadores unos tres millones de personas salieron a las calles, un número mayor del que participó en ediciones anteriores. Incluso teniendo un congreso dominado por los religiosos, traficantes de armas y latifundistas, el diputado del PSOL de Río de Janeiro, Jean Wyllys, presentó un proyecto de ley sobre la Identidad de Género, en defensa del movimiento LBGT. Entre otras cuestiones, el texto incluye el derecho a escoger libremente el nombre y el sexo que aparecerá en los documentos de identidad.

Las personas LGBT saben que en Brasil el mayor obstáculo hacia la consecución de sus derechos es el actual presidente. De ahí que la mayoría de las personas reivindiquen: ¡Fuera Temer!

Christiane Dias

Berlín en movimento

“Berlin gegen den Putsch in Brasilien” (Berlín contra el golpe en Brasil), “Wir sind alle Brasilianer” (Todos somos brasileños), rezaban las pancartas que el grupo de  brasileños Boi da Kaipora Doida exhibieron durante el desfile de la mayor fiesta popular de Berlín el día 21 de mayo, el Carnaval de las Culturas, todo ello al son de Boi Bumbá y de la percusión. Los integrantes mandaron un mensaje al grito de “Nein zum Putsch. Dilma Rousseff ist unsere Präsidentin” (No al golpe. Dilma Rousseff es nuestra presidenta.)

Dos días antes del apartamiento de la presidente Dilma Rousseff, un grupo de activistas brasileños acamparon durante 24 horas en frente de la embajada de Brasil con carteles como protesta contra el golpe en curso. Hasta cinco manifestaciones reunieron en la capital alemana a centenares de participantes en la lucha por el Estado de Derecho y contra el golpe jurídico-mediático que estaba en marcha. “Es una lucha que no va a tener fin. Ese gobierno interino de corruptos no representa a nadie”, dice incisiva Dje Macedo Quiroga, una de las representantes del movimiento en Berlín.

La mayor manifestación tuvo lugar frente a la Puerta de Brandenburgo, el día 31 de marzo, un día en el que se cumplían los 52 anos del golpe militar de 1964. Una de las organizadoras del evento, Grace Kelly Sodre Mendonca, reflexiona así sobre la democracia actual: “No hay crimen alguno que se le pueda reprochar a Dilma y justifique su apartamiento del cargo. Es absurdo que el congreso actúe como una cuadrilla del crimen organizado”.

Para la terapeuta de Shiatsu Fernanda Tibúrcio, no fue difícil reconocer la participación de la prensa como protagonista del golpe: “Ya sabía que los medios en Brasil son partidarios, nada democráticos, son poco imparciales y muy manipuladores”.

La manifestaciones se van a intensificar durante este mes en la capital alemana. Estaremos allá donde haya un evento cultural, donde haya la posibilidad de defender la democracia y de intentar explicar a los europeos lo que ocurre de verdad en Brasil: un golpe jurídico-mediático.
Para el músico Pardal Freudenthal es fundamental posicionarse y sumar fuerzas cuando la democracia se encuentra en peligro. “Además de eso tenemos que contraponernos al crecimiento de la derecha y de la extrema derecha que está ocurriendo no solo en Brasil sino en todo el mundo”.

El presidente interino e ilegítimo, Michel Temer, acabó con el Ministerio de Cultura, que se creó después de la redemocratización, causando un clamor general en la población, que ha intensificado las protestas.

El periodista Ivan Moraes Filho, asegura que la extinción de ese Ministerio es un símbolo de la visión monolítica que este gobierno interino tiene de la política. “No se esperaba menos de unos ministerios formados por hombres blancos, oligarcas y ricos”. El científico social Alexandre Nascimento afirma: “Es un ministerio de la cultura de lo mainstream: política cultural de una élite de artistas para la élite.”

Ana Carolina Sihler

Tags relacionados: Brasil Dilma Rousseff Lula da Silva
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto