El negocio de la alta velocidad en medio de la nada.
Antequera-Santa Ana se levanta en el campo, en medio de un olivar. Es una estación de AVE en la nada, a 18 kilómetros de la ciudad malagueña de Antequera, de 42.000 habitantes. Desde allí parten y llegan trenes hacia Algeciras, Córdoba, Málaga, Granada y Madrid.
Pero, además, Antequera será este año la ciudad más singular del Estado español en transporte. En 2016, si las palabras de la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, se cumplen, este municipio será el primero, después de Madrid, en tener dos estaciones de AVE. En efecto, se está construyendo ya la segunda terminal de alta velocidad, en el centro del casco urbano, que sustituirá a la anterior, inaugurada en 2006. Antequera está considerada como un nudo de comunicaciones, donde convergen dos ramales: la línea ferroviaria mediterránea, paralela a la costa; y la central, de Algeciras hacia Zaragoza. Pero cuando los viajeros llegan al intercambiador de Santa Ana y se encuentran en el campo es inevitable preguntarse: “¿Qué pinta una estación de AVE entre olivos?”.
El vistoso edificio costó a las arcas públicas más de 12 millones de euros, sin contar líneas ferroviarias, tendido eléctrico, cambiador de tren, etc. Esta infraestructura, al lado de un cortijo y tierras de cultivo, parece una estación fantasma. Apenas cuenta con viajeros y forma parte de un largo listado de estaciones para la alta velocidad, construidas en los años del boom del ladrillo, por las que no pasa casi nadie. El movimiento en Antequera-Santa Ana, según los datos más optimistas de Adif, es de 300 viajeros al día. Sin embargo, las mismas fuentes reconocen que una de cada cuatro de estas estaciones no superan los cien.
Millones de euros
Por otra parte, la nueva estación de Antequera va a sumar otros 30 millones de euros al gasto en transporte en esa ciudad, según Adif. Sin embargo, José Ramón Carmona, primer teniente de alcalde de Antequera (PP), desmiente a Diagonal estas cifras: “Hace cinco años se proyectó por 22 millones de euros y al final se ha conseguido licitar por seis”. Apunta que esta estación, sin la del AVE a Granada, aún en obras, “no tiene mucho sentido”.
Según Fomento, entre las obras del intercambiador de Antequera y las de Granada, el Gobierno del PP ha invertido 800 millones de euros, más otros 200 previstos. Carmona dice que tener dos terminales de tren de AVE “puede parecer un contrasentido, pero ambas estaciones son una cuestión de necesitad y de reducir tiempos”. Sin embargo, reconoce que Antequera es una ciudad muy bien comunicada ya por carretera, y ahora “la mejor comunicada de Andalucía y casi de España”. Pero confiesa que la estación de AVE de 2006 ha quedado desfasada: “Al igual que ha ocurrido en Segovia o Tarragona, se encuentra muy lejos de la población”, dice.
El Gobierno del PP de este Ayuntamiento se siente orgulloso de estas infraestructuras que, aseguran, van a traer empleo. El concejal de obras recuerda que, además, en julio está previsto que se reconozca Antequera como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
También Carmona hace referencia al llamado Puerto Seco, el proyecto de un gran polígono aduanero con empresas y mercancías procedentes del puerto de Algeciras. Pero este modelo se repite en todo el Estado español. Desde que se abrió la primera línea de alta velocidad entre Madrid y Sevilla, en 1992, se han invertido más de 47.000 millones en líneas de alta velocidad y el Gobierno ha presupuestado 3.700 millones más para 2016.
Pero estas grandes cantidades de dinero público no han traído más puestos de trabajo. Andalucía sigue siendo la segunda comunidad con mayor número de parados, 33,6% de la población, por detrás de Melilla, según datos de 2015 de la Encuesta de Población Activa. En Antequera tampoco ha ayudado: supera en más de diez puntos la media andaluza. El Obervatorio Socioeconómico de Málaga señala que el 44,7% de las personas de Antequera están desempleadas.
Obras despilfarradoras
“Éste es un modelo despilfarrador. Son obras elitistas, para ricos, que no dan servicio a la gente”, dice a Diagonal Paco Segura, coordinador de Ecologistas en Acción y autor del libro Infraestructuras de transporte y crisis. Grandes obras en tiempo de recortes. “Además, las estaciones se colocan en lugares inaccesibles y la gente tiene que usar otros transportes, con el coste económico y ecológico que supone”, añade.
Segura explica que los papeles de Bárcenas revelan cómo se han programado estas estaciones de alta velocidad: “Es un modelo basado en la corrupción. En los documentos del tesorero del PP aparece cómo se han hecho varias obras de este tipo: ‘Tú me das la licitación y yo te pago en mano’. Es una aberración”, concluye Segura.
El caso de Antequera no es el único. Cerca, en Granada, el empeño de llevar el AVE está dejando a esta ciudad aislada. Desde hace un año no ha salido ningún tren desde allí, tampoco los regionales. Para llegar a Granada desde Madrid es necesario hacer una particular ‘romería’ desde Antequera. Los viajeros tienen que abandonar esta estación situada entre olivos, y en una explanada varios autobuses los trasladan hasta la ciudad de la Alhambra. Tras una hora y 15 minutos, por fin se llega al destino.
La polémica sobre la alta velocidad en Granada también ha contemplado la posibilidad, propuesta por un grupo de empresarios, de trasladar la estación lejos de la ciudad y recalificar terrenos. Finalmente, la antigua estación, en la ciudad, se está adaptando para recibir a la alta velocidad. Pero las consecuencias no van a ser tan positivas como se anuncia desde el Consistorio. “El AVE nos va a incomunicar más. Ahora no hay trenes, tampoco funciona la otra línea, la regional. Pero lo más grave es que no se van a soterrar las vías del AVE y se va a dividir la ciudad en dos por un muro de cuatro metros de alto. Los barrios obreros de La Chana y La Juventud se van a quedar aislados por el que ya llamamos el ‘muro de la vergüenza’”, dice a este medio Paco Puentedura, portavoz del grupo municipal de IU.
La movilización se ha acentuado en estos meses y la plataforma AVE Soterrado integra ya a varios colectivos en una lucha que empezaron vecinas y vecinos de La Chana y La Juventud. Otro problema es que “el AVE que llega no viene con doble vía internacional, así que perdemos servicios y estamos a merced de las necesidades comerciales del tren de alta velocidad y no de la gente. Porque ¿quién puede pagar 100 euros de billete?”, se pregunta Puentedura.
La especulación del AVE
La estación de tren de alta velocidad de Segovia se instaló también en medio de la nada. Entre campos donde pastan las vacas. A seis kilómetros y medio de la ciudad. Los autobuses para llegar a la estación desde Segovia son pocos y tardan cerca de 20 minutos, casi el mismo tiempo que dura el viaje del AVE entre Segovia y Madrid. Además, el aparcamiento del intercambiador se ha privatizado y parar es complicado para los vehículos particulares.
En este caso, como en la mayoría, el objetivo de instalar el AVE en ‘el más allá’ estaba claro: “Propiciar el llamado ‘crecimiento’ y la especulación urbanística. En la actualidad, existen grandes bolsas de terreno entre esos seis kilómetros que separan la estación con Segovia que se recalificaron para urbanizarlos”, señalan desde Ecologistas en Acción de Segovia. La organización explica que desde el Ayuntamiento se pensó que “el Ave era mágico e iba a duplicar la población en diez años, y entonces había que construir y construir. Han pasado esos diez años y Segovia ha perdido varios miles de habitantes. La gente prefiere vivir en Madrid y venir a trabajar a aquí. Es el efecto contrario al que pensaron políticos y constructores”, apuntan. También el número de viajeros de la alta velocidad sigue bajando, aunque Adif evita dar datos a los medios de comunicación.
Para Pilar Vega, profesora de Urbanismo y Ordenación del Territorio y coautora, junto a Alfonso Sanz y Miguel Mateos, de Las cuentas ecológicas del transporte, “la planificación ferroviaria ha sido nefasta. El abandono de la red convencional ha dejado sin cobertura de transporte a numerosas poblaciones, uniendo sólo las grandes metrópolis al servicio de los negocios y del turismo”. Vega mantiene que, tradicionalmente, “la finalidad del ferrocarril era transportar viajeros y mercancías. Pero estas nuevas estaciones de AVE tienen objetivos perversos: la especulación inmobiliaria y el negocio por el beneficio que pueda aportar la propia obra”.
Otro caso singular es el de la estación de alta velocidad de Tarragona, inaugurada en 2006: está situada a 11 km de la ciudad. Cuando los viajeros llegan Camp de Tarragona, la única forma de llegar al destino es coger un taxi. Antequera, Segovia y Tarragona no están solas. El ladrillo ha hecho lo suyo. En Puente Genil, el AVE está a cuatro kilómetros de la población; en Utiel-Requena, a cinco; en Cuenca, a tres; en Guadalajara, a ocho, y así muchas más. Otras ciudades, como Málaga, han tenido más suerte, la alta velocidad llega a algo más de cinco minutos del centro.
Por su parte, Pilar Vega asegura que hay iniciados varios tramos de AVE con un futuro incierto. “Éste es el caso de la conexión con Almería. Al mirar estas obras inacabadas, no sólo vemos los miles de millones de euros que se han despilfarrado, sino un paisaje completamente destruido y que es imposible reparar”.
Yebes, el AVE de Guadalajara y el pelotazo
En el municipio de Yebes se ubica la estación de AVE de Guadalajara, a 10 km de la ciudad, en el núcleo de Valdeluz, urbanización construida al calor del tren de alta velocidad. Los terrenos próximos a la estación eran propiedad de la familia de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y permitieron construir también la urbanización de Valdeluz. En la actualidad, cuenta con unos 2.000 habitantes y la frecuencia de viajeros al día de la estación de Guadalajara es de menos de cien viajeros al día.
Estación de Villena, a 60 km de Alicante
La estación de alta velocidad de Villena en Alicante tampoco se salva. Está construida en medio de la nada, rodeada de campo. Se inauguró en 2013. Costó más de un millón de euros y está situada a 60 kilómetros de Alicante.
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