Brasil
Un paso más hacia el golpe de Estado en Brasil

Con 342 votos afirmativos, la Cámara de Diputados aprobó el 'impeachment' contra la presidenta Dilma Rousseff.

18/04/16 · 12:24
Plenario dedicado al 'impeatchment' en la Cámara de los Diputados este sábado.

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Este domingo el golpe de Estado orquestado por la derecha brasileña dio el primer paso. Superando los 342 votos afirmativos, la Cámara de Diputados aprobó el impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff. Ahora quedará en manos del Senado definir si convalida la interrupción del orden constitucional.

Cómo en Honduras en 2009, pero sobre todo –por la metodología– como en Paraguay en 2012, el Congreso brasileño dio un paso contundente este fin de semana para concretar un golpe de Estado contra el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) y la presidenta Dilma Rousseff.

Con discursos que buscaban tomar un carácter épico, diputados opositores votaban a favor de la destitución por su familia, por el cambio, por la democracia, en contra de la corrupción, del comunismo, del cambio de sexo y hasta por la paz en Jerusalén.

Pero quizás lo que más impacto generó fue el voto del diputado de extrema derecha Jair Bolsonaro quién dedicó su voto al torturador de Dilma Rousseff y afirmó que “perdieron en el ’64 y pierden ahora” en alusión al último golpe de Estado en Brasil en 1964.

No obstante, a pesar de las declamaciones con una fuerte carga ideológica de los diputados y diputadas que apoyaron el impeachment, cabe recordar que la imputación contra la jefa de Estado no tiene que ver con ninguna causa de corrupción.
 

 

La acusación se fundamenta en una resolución del Tribunal de Cuentas brasileño que no aprobó el presupuesto presentado por el Ejecutivo concerniente al año 2014, por supuestamente “haber modificado el déficit”.

El economista Pablo Wahren explica que en concreto “el Estado brasilero gastó más de lo que tenía presupuestado”, por lo tanto decidió modificar los datos del déficit fiscal “mediante un mecanismo conocido como ‘pedalada fiscal’ que implica endeudarse con bancos para financiar el mayor gasto no presupuestado”. “Es por este motivo que, en definitiva, no deja de ser una política económica”, añade Wahren. Esto sería motivo suficiente para pedir la destitución de la presidenta.

El proceso de impeachment

A esta instancia se llegó luego de un largo proceso que tuvo su comienzo formal en octubre del año pasado, cuando Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), en ese momento parte de la coalición del gobierno, pero paradójicamente principal opositor, realizó un pedido de impeachment que fue anulado temporalmente por el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil. El STF exigió que para llevar a cabo el procedimiento dos tercios de la Cámara baja dieran el visto bueno para avanzar y no mayoría simple como pretendía Cunha.

En diciembre de ese mismo año, Cunha autorizó la apertura del proceso nuevamente, con las nuevas reglas fijadas por el STF y se conformo una comisión que debía analizar y aprobar el proceso para que esta pueda ser votado por el conjunto de la Cámara de Diputados. El STF suspendió la comisión para analizar posibles irregularidades en su conformación y un día después de que se realizaran movilizaciones en contra del pedido de impeatchment, el STF exigió que la comisión sea reelegida y el proceso se reinicie.

Sin embargo, a la espera de poder volver a jugar esa carta, el 4 de marzo fue detenido y llevado a declarar por la fuerza el ex presidente Lula da Silva, a pesar de no tener ninguna imputación. La respuesta popular fue inmediata con movilizaciones en contra de su detención, las cuales fueron redobladas por la derecha que realizó masivas marchas pidiendo la renuncia de Dilma el 13 de marzo.

El 16 de marzo Rousseff designó a Lula como jefe de Gabinete buscando fortalecer su gobierno e inmediatamente fue acusada de intentar obstruir la investigación de la Justicia, filtración mediante de escuchas telefónicas ilegales entre la mandataria y el ex presidente de por medio. El mismo día el STF aprobó la conformación de la comisión para evaluar el pedido de impeatchment de la presidenta. La misma comisión que hacia poco más de tres meses había sido observada. El 17 de marzo un recurso de amparo frena la designación de Lula.

Luego de iniciado el proceso de destitución las calles fueron ocupadas por los movimentos populares, sindicatos y partidos políticos que se posicionaron en contra y denunciaron que era un golpe de Estado. Bajo las consignas “No van a tener golpe” y “En defensa de la democracia” se realizaron masivas movilizaciones en todo el país el 18 de marzo y el 31 del mismo mes, esta última en conmemoración del inicio de la última dictadura militar brasilera. En el medio de estas marchas, el PMDB abandonó oficialmente la coalición que había permitido a Dilma ser reelecta en el ballotage de octubre del 2014.

Finalmente el 11 de abril pasado la comisión de la cámara aprobó el pedido de impeatchment que fue aprobado este domingo.

¿Cómo sigue?

Ahora el informe pasa al Senado, cámara que tendrá la decisión final. Si 41 de los 81 miembros (con un quórum mínimo necesario de 42) aprueban el juicio político Dilma Rousseff será apartada de su cargo por 180 días en los que asumirá el vicepresidente Michel Temer que pertenece al PMDB que ya no forma parte de la coalición de gobierno.

Esos seis meses de plazo será el tiempo que se tomará la Cámara alta para desarrollar el juicio propiamente dicho. Finalmente en una sesión que debe ser presidida por el presidente del TSF, 54 (dos tercios) de los 81 senadores deben apoyar la salida de Rousseff para concretar su apartamiento definitivo del cargo.

Texto publicado en Notas.org.ar.

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