El 15 de abril se revisa en el Consejo de Seguridad de la ONU el mandato de la Minurso, un mes después de que el personal civil de esta misión fuera expulsado por Marruecos.
No es atrevido decir que la información referente a todo lo relacionado con el Sáhara Occidental suele brillar por su ausencia en la agenda internacional, pero también local. Con el ruido mediático provocado por el acuerdo entre la UE y Turquía, y que pone en tela de juicio los valores democráticos de la institución, su socio preferente, el régimen de Marruecos, se beneficia del silencio que afecta a otros movimientos de gran calado, que se están fraguando en el mundo árabe y que afecta a la necesaria estabilidad del norte de África.
Un mutismo que Mohamed VI ha sabido aprovechar al expulsar al equipo civil de la Minurso (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) desplegado en el Sáhara Occidental. El motivo de esta decisión “irrevocable”, según las palabras del ministro marroquí de Exteriores, Salahedin Mezuar, radica en el malestar del reino alauí, tras las declaraciones del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, al calificar la presencia de Marruecos en la zona como “ocupación”. Una definición que concuerda con la resolución 1542 (XV) de Naciones Unidas, que incluye al Sáhara Occidental como uno de los 17 territorios no autónomos, pendientes de descolonización.
Rabat tomó esta medida, tras el malestar provocado por la visita a principios de marzo del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a los campamentos de refugiados de Tinduf, así como a los territorios liberados (bajo control del Polisario). Desde entonces, los obstáculos a la ONU interpuestos por Marruecos están generando un nerviosismo en la zona que no se recordaba en los últimos tiempos.
El ministro de Defensa de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), durante su recibimiento al jefe de las fuerzas de la Minurso, el general paquistaní Mohammed Telleb Azzam, expresó "la disposición de la parte saharaui de proporcionar asistencia humanitaria y logística a los centros de los observadores internacionales”, subrayando “la necesidad de que esta misión de la ONU pueda asumir plenamente sus capacidades y competencias”. El ministro también aseguró que “el Polisario sólo aceptará la Minurso con todos los componentes”.
Revisión del mandato
A pesar de la tensión, mañana 15 de abril está previsto que el mandato de la Minurso sea revisado en el Consejo de Seguridad de la ONU. El 27 de este mismo mes habrá consultas a puerta cerrada, mientras que la sesión en la que se decidirá sobre la extensión de la misión se celebrará el día 28.
El embajador de China ante la ONU, Liu Jeiyi, cuyo país preside durante abril el Consejo de Seguridad, se muestra optimista al declarar que confía en que se pueda extender "sin grandes complicaciones" el acuerdo, a pesar de los últimos problemas surgidos con Marruecos.
“La opción de la guerra siempre está presente, y si no logramos nuestros derechos con la lucha pacífica no vamos a renunciar al derecho de vivir libres”
Pero la pataleta de Mohamed VI traspasa los despachos y relaciones políticas, afectando a la población civil saharaui que habita en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental, enfrentándose a la violación sistemática de derechos humanos por parte del régimen marroquí.
Una opresión que, según fuentes de Equipe Media, un grupo de activistas que documenta los abusos de las fuerzas de ocupación marroquíes, se ha visto incrementada tras la reciente expulsión, a petición de Mohamed VI, del personal civil internacional de la Minurso de El Aaiún.
Hace pocos días se podía ver en las redes sociales un vídeo en el que se podía apreciar la intimidación y agresión, por parte de las autoridades marroquíes, de Zineb Bougharion, que, según ella misma ha confirmado a Diagonal, trataba de participar en una manifestación en solidaridad con los presos de Gdeim Izik. “Acababa de llegar a la avenida de Esmara –una de las calles más importantes de la ciudad– cuando cuatro policías me pararon y me prohibieron el paso para sumarme a la protesta. Me insultaron, me golpearon y me robaron el móvil”.
Mariem Zafri, activista saharaui de la ciudad de Esmara, define el ambiente que se respira en la zona “protagonizado por la represión de la ocupación marroquí, que impide manifestaciones pacíficas, nos trata con crueldad, y sólo por el hecho de reivindicar la autodeterminación, sufrimos detenciones y torturas físicas y psicológicas”. Zafri, además, defiende ante la escalada de tensión entre la ONU y Marruecos que “la opción de la guerra siempre está presente, y si no logramos nuestros derechos con la lucha pacífica no vamos a renunciar al derecho de vivir libres”.
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