Vargas Llosa: del offshore a Villa Meona Shore

El premio Nobel critica el poco respeto que se le tiene ya a la ley.

19/04/16 · 8:00
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Estábamos avisados. Lo hizo en su libro La civilización del espectáculo, página 146. "Es obvio que si un gobierno abruma abusivamente de impuestos a los contribuyentes, éstos se verán tentados a evadir sus obligaciones tributarias".

Es matemático: a más llenarse la boca de la palabra libertad, más alta la correlación con la idea de reglamento específico para ellos

Y así, con ese 'tentados' le dan esa pátina de religiosidad al mismo dinero que dicen que no les importa, que lo que importa es la moral y la urbanidad. De hecho, la sociedad offshore de Vargas Llosa tuvo poco más de un mes de vida, que siendo él, y con todas las veces que se llena la boca de la palabra libertad, poco tiempo me parece. Es matemático: a más llenarse la boca de la palabra libertad, más alta la correlación con la idea de reglamento específico para ellos.

Desde Millán Astray está fatal visto lo de decir nada de los intelectuales porque, aparte de jugar astutamente con las ideas de cultura y de libertad, juegan de lo lindo con la posibilidad de disolver las culpas, o las tentaciones (el nombre viene en función de quien lo haga).

Lo hizo Muñoz Molina en Todo lo que era sólido contándonos que un país de comerciales mileuristas era cooperador necesario de desfalcos varios mientras él, pobrecito, no se enteraba de nada en el Ins­tituto Cer­van­tes de Nue­va York y lo hace éste; contraponiendo a esos Esta­dos que abruman a sus ciudadanos a impuestos que, pobrecitos también, en pleno ejercicio de su libertad no tienen más remedio que crearse sociedades pantalla, a lo que hace la purria, que es bajarse películas pirata porque ¡hay que ver!, que en la civilización del espectáculo no hay respeto por las leyes ni por la cultura ni por nada.

Y ése viene a ser el tono de La civilización del espectáculo, en el que las filtraciones de WikiLeaks son fruto de un deseo visceral de la sociedad de chismorrear (Edward Snowden como próximo Jorge Javier, sí, lo veo) y en el que se muestra preocupadísimo porque –un clásico de la regeneración democrática éste– los políticos cobran poco dinero (la población general ya tal, que luego les das dinero y lo cogen como vicio) y ya nada es privado.

Claro, este libro lo escribió antes de tener un rollete de madurez con Isabel Preysler, y si hay una reina de la civilización del espectáculo en España, que ha vendido hasta el número de cuartos de baño que tiene su casa –conocida como Villa Meona–, es ella. Será el amor, que todo lo puede.

Antes al contrario, Vargas Llosa lleva teniendo varias décadas columnas –imprescindibles sus artículos en el diario que de lo único que es independiente es de la mañana sobre el próximo país latinoamericano que se convierta en gran oportunidad inversora– en esos periódicos que, dice, cooperan con esa sociedad del espectáculo que detesta.

No se ha negado a firmar nada en aras de una coherencia o a modo de protesta contra una ciudadanía que no merece a intelectuales de su talla (la verdad que no, que no los merecemos, porque qué cruz). No ha sido un disidente, no ha estado replegado en ningún sitio.

Ha tenido altavoces de sobra no sólo por esa disociación que efectúa entre el decir y el hacer, sino porque desde esas tribunas dictamina también quién puede decir y quién puede hacer

Ha tenido altavoces de sobra no sólo por esa disociación que efectúa entre el decir y el hacer, sino porque desde esas tribunas dictamina también quién puede decir y quién puede hacer, qué es ser libre y qué es ser "abrumado a impuestos" mientras que sin despeinarse comenta que en la cara B de esta sociedad de porteras que, paradojas de la vida, le dio un Nobel, hay ya muy poco respeto a las leyes y a la estética.

Se les seguirá llenando la boca con la libertad mientras Isabel narraba, con motivo del 80 cumpleaños del escritor –que ha durado más que una boda gitana–, divertida a La Razón: "Ha subido el servicio y le hemos cantado el cumpleaños feliz delante de la tarta".

Esa libertad que siempre sacan a colación y que veríamos qué pasaría si uno de los miembros del servicio la esgrimiera para decir que no, que él no sube a ningún lado a cantar ningún cumpleaños feliz.

Tags relacionados: Evasión fiscal número 268 Panamá
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comentarios

1

  • |
    josemanuel55
    |
    Lun, 04/25/2016 - 22:22
    Como me gustaría que alguna vez saliera publicado un comentario mio
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