El país sufre una grave crisis humanitaria derivada de una guerra civil, la intervención extranjera y el desgaste del terrorismo islámico.

No todo es Siria. Yemen, situado al sur de la península Arábiga, está inmerso en una guerra civil en la que se mezclan una encarnizada lucha interna, la intervención de una coalición internacional liderada por Arabia Saudí y respaldada por Estados Unidos, y el azote del Daesh y Al-Qaeda.
Coincidiendo con el aniversario de la intervención de Arabia Saudí, el Consejo Internacional Geopolítico sobre Medio Oriente - Consejo de Asuntos Internacionales sobre Medio Oriente acaba de presentar el informe anual Yemen, crímenes contra la humanidad, un documento que refleja el impacto de la guerra y de la intervención saudí en el país. Respecto a esta última, el Consejo denuncia prácticas contrarias a los Derechos Humanos y al Derecho Humanitario Internacional.
Crisis humanitaria
El Consejo denuncia que se han dado más de 164.000 ataques aéreos y bombardeos sobre Yemen, de los que el 90% de las víctimas han sido civiles, y más de un millar de bombas de racimo arrojadas sobre zonas residenciales. Las bombas de racimo están prohibidas por el Derecho Humanitario Internacional.
La intervención se ha cobrado más de 35.000 víctimas entre heridos y muertos, 15.000 de los cuales son niños, según denuncia el informe, que valora las pérdidas materiales en unos 30.000 millones de dólares, lo que se traduce en un total del 80% de la infraestructura de Yemen destruida, destacando escuelas, hospitales, aeropuertos, carreteras o viviendas; entre muchos otros edificios.
Además, Yemen también sufre los ataques del terrorismo islámico, tanto de Al-Qaeda como de Daesh. Sin ir más lejos, el pasado sábado tres coches bomba detonaron en Adén, en diversos puntos de control cercanos al cuartel general de la Coalición Internacional liderada por Arabia Saudí, con un balance de al menos 22 muertos. Poco después, Daesh reivindicó el atentado.
Todo esto ha desembocado en una crisis humanitaria sin precedentes en el país, pues cuatro de cada cinco habitantes necesita ayuda humanitaria para poder sobrevivir. En total 21 millones de personas, la mitad de ellas niños.
Un complicado escenario geopolítico
El 21 de septiembre de 2014, el grupo insurgente de los Houthis, denominados oficialmente Ansar Allah entró en Saná, la capital de Yemen, forzando a renunciar al primer ministro, Mohammed Basindwa. El 20 de enero de 2015 las fuerzas de Ansar Allah atacaron el palacio presidencial y la residencia personal del entonces presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi,
Dos días después, Mansur y su gobierno renunciaron en masa, quedando como presidente Mohammed Ali al-Houthi, partidario de Ansar Allah y presidente del Comité Revolucionario Yemení, pro chií. De esta forma, comenzó una guerra civil entre los fieles al anterior presidente, Mansur, y partidarios de al-Houthi.
A su vez, el 26 de marzo se inició la Operación Tormenta Decisiva, inconclusa a día de hoy, una intervención militar de la Coalición de Estados Árabes liderada por Arabia Saudí, pro sunní, consistente en ataques aéreos y bombardeos, a petición del gobierno de Mansur.
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