Tras tres décadas de movilizaciones, los vecinos de los barrios del sur ven alejarse la promesa del soterramiento de vías en todo el casco urbano.
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Un hombre fallecía a las 11 horas de esta mañana en el paso a nivel de Santiago el Mayor, en la calle Pio X de Murcia, arrollado por un convoy ferroviario. No es, ni mucho menos, la única persona que ha muerto en este punto de la maltrecha red ferroviaria del Estado. Se trata, precisamente, del lugar donde, cada martes, la Plataforma Pro-Soterramiento se concentra para pedir que las vías que cruzan el centro urbano y pedanías de Murcia circulen bajo tierra. Pero esta historia tiene ya muchos años y merece ser contada desde el principio.
Tiene más de siglo y medio de edad, pero desde antes siquiera de nacer, la estación de El Carmen y su entorno, el nodo central ferroviario de la ciudad de Murcia, ha dado lugar a problemas y protestas de los vecinos. Corría el año 1864, apenas 365 días después de la puesta en marcha de su primer servicio –la línea Cartagena-Murcia–, y el semanario El Sacamuelas ya dejaba constancia del “estado poco satisfactorio en que se encuentra la línea férrea” y de cómo “sería preferible el medio ya desusado de las diligencias, antes que realizar las marchas por un ferrocarril que, cual el que hoy tenemos, adolece de efectos tan remarcables”. Ni la propia inauguración de la estación se salvó de la controversia. Fue a cargo de Isabel II, quien aprovechó su paso por la zona para darse un baño de masas. Las masas acudieron, pero la reina, inaugurar, inauguró poco: ni la línea estaba terminada (quedaba un año de trabajos), ni había estación, tan sólo un pabellón –muy engalanado, eso sí– construido para la ocasión.
Joaquín Contreras, portavoz de la Plataforma Pro-Soterramiento: “Otro Gamonal en Murcia es posible”
En 2016, los vecinos tampoco están muy contentos con la situación de la estación. Y las protestas no comenzaron precisamente este año. La Plataforma Pro-Soterramiento lleva cerca de tres décadas denunciando la frontera artificial que las vías del tren en superficie imponen a la ciudad, perjudicando especialmente a los barrios al sur, zonas que representan el 30,8% de la población de la urbe. Y su enfado se ha incrementado en los últimos tiempos hasta tal punto que, como apunta Joaquín Contreras, portavoz de la plataforma, “otro Gamonal en Murcia es posible”.
Hoy, Aldesa Construcciones, adjudicataria de la reforma del acceso a la estación por 37,5 millones de euros, se encuentra realizando los trabajos, a pesar de que aún no está resuelto el recurso contencioso-administrativo planteado por la plataforma ante la Audiencia Nacional por la falta de Declaración de Impacto Ambiental de las obras.
La remodelación actual implica la llegada de todos los trenes a El Carmen en superficie, con un soterramiento de 530 metros de vía “en una especie de montaña rusa en la que todos los trenes que llegan y salen de la ciudad bajan para subir inmediatamente y entrar en la estación en superficie”, indica Contreras. El fin de este túnel es salvar, por debajo, el paso a nivel de Santiago el Mayor. Pero esto dista mucho de lo que los vecinos exigen, y del acuerdo que en 2006 por fin les satisfizo.
En aquel año, el Ministerio de Fomento, la Región de Murcia y el Ayuntamiento de la ciudad firmaban un convenio para el soterramiento del tren a su paso por el casco urbano de Murcia. Serían 4,2 km completamente bajo tierra en la ciudad, además de medio más en la pedanía de Nonduermas, unidos ambos túneles por una trinchera a cielo abierto por la que el tren pasaría a una cota de -8 metros. En total, 7.120 metros. Además, el proyecto planteaba la construcción de una estación intermodal a la que los trenes llegarían bajo tierra. El Plan Especialde la Estación de El Carmen aprobado en 2009 por el Ayuntamiento, que modificaba el Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad, apuntalaba –en teoría– definitivamente el soterramiento.
La alta velocidad, como sea
Sin embargo, el estallido de la burbuja del ladrillo ralentiza el proyecto. “Nosotros lo entendemos y los barrios quedaron expectantes”, relata el portavoz. Pero en 2012 las cosas cambiaron. “La ministra de entonces, Ana Pastor, de la mano del entonces responsable de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, sociedad pública gestora de las vías), Rafael Catalá, hoy ministro de Justicia, deciden que Murcia tenga el AVE sea como sea, transgrediendo el convenio de 2006”. El fin del aislamiento de estos barrios, que cuentan con sus centros de enseñanza secundaria y de salud al norte de la vías, se evaporaba y en su lugar comenzaba a vislumbrarse un muro de entre 4 y 5 metros de altura, como ya tiene –durante 7 kilómetros– Beniel, municipio ubicado en la frontera con Alicante y a 15 kilómetros de la Murcia.
Pero la historia dista mucho de terminar aquí. La actuación que Aldesa está llevando a cabo es, supuestamente, una primera fase, provisional, del convenio de 2006. La web de Murcia Alta Velocidad, la sociedad pública constituida para “la remodelación arterial ferroviaria de la ciudad de Murcia” y constituida por Fomento, los gobiernos autonómico y municipal y Adif, abre hoy en día con un gráfico interactivo en el que se puede ver la “situación futura” de la zona, según el proyecto aprobado en 2006. “Si fuera una primera fase, el tren llegaría a la estación de El Carmen a 8 metros bajo tierra, pero no, después de bajar a esa cota medio kilómetro, luego sube”. Por ello, la plataforma no cree que el proyecto sea provisional y teme que los andenes en superficie que hoy se están construyendo sean definitivos.
Mientras la Audiencia Nacional decide –sin ordenar la suspensión cautelar de las obras– sobre la legalidad de los trabajos, la Plataforma Pro-Soterramiento sigue concentrándose cada martes en el paso a nivel de Santiago el Mayor, barrera entre dos partes de una misma ciudad por la que “en un día normal no pasa un cuarto de hora sin que las barreras bajen”, remarca Contreras, ya sea por el paso de trenes de media o larga distancia, Cercanías o mercancías. Pero tres décadas son muchas y la paciencia se agota: “No vamos a abandonar, vamos a seguir siempre por medios pacíficos no violentos, pero reconozco que nos están cerrando las puertas de la no violencia, y hay quien ya se está planteando que tenemos que paralizar las obras, si no nos hacen caso con medios legales, y recurrir a actos no violentos pero que pueden ser la única dinámica a la que obedezcan nuestros gobiernos”.
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