Campaña
Airbnb no le hace ascos a la ocupación israelí

La compañía internacional de alquiler de alojamientos permite que se anuncien viviendas de asentamientos israelíes situados en los territorios palestinos ocupados, considerados ilegales por la legislación internacional.

26/01/16 · 16:02

“Respira profundamente porque el aire es tan puro a cinco minutos del mar. Respira profundamente porque la vista simplemente quita la respiración”. Es el atractivo anuncio de uno de los apartamentos que se anuncian en la conocida plataforma de alquiler de alojamientos Airbnb. El problema, que quien ofrece su vivienda, al precio de 168 euros la noche, vive en el kibutz israelí de Kalya, situado en el territorio palestino ocupado de Cisjordania, a escasos kilómetros del mar Muerto, en el valle del Jordán.

Como este anuncio, varias decenas más pueden verse en esta página web en los asentamientos de Kfar Adumim, Ma’ale Adumim, Almon o Keidar, todos ofreciendo una estancia en un “precioso oasis”, “una habitación en un asentamiento pintoresco” o en un apartamento con “todo lo que necesitas cuando visitas Tierra Santa”. Ninguno de ellos, sin embargo, especifica que los apartamentos se encuentran en asentamientos situados en territorio ocupado palestino y, por tanto, son expresamente ilegales según la legislación internacional y son considerados un crimen de guerra por la Corte Internacional de Justicia. De los 13.000 alojamientos que aparecen con la búsqueda “Israel” en la página de Airbnb, varios se encuentran en estos territorios, en Jerusalén Este y en Cisjordania, y unos pocos incluso en asentamientos no reconocidos ni siquiera por el propio Gobierno israelí.

Por ello, varias organizaciones estadounidenses, entre las que se encuentra también Jewish Voice for Peace (Voz Judía por la Paz) y la Campaña Estadounidense para Acabar con la Ocupación de Palestina, han lanzado una campaña para exigir a la compañía de alquiler de alojamiento que retire todos aquellos que se encuentran en colonias israelíes en territorio ocupado palestino, a la vez que llaman a los usuarios a hacer presión sobre ella hasta que se decida a cumplir con las leyes internacionales. “Permitiendo a los usuarios alquilar propiedades que están situadas en asentamientos ilegales y tomando entre un 9% y un 15% [del precio del alojamiento] de los anfitriones y de los huéspedes, Airbnb está haciendo dinero con la continua ocupación israelí de tierra palestina y ayudando a facilitar la actividad de los asentamientos”, dicen estas organizaciones desde una página web creada específicamente para esta campaña. Además, añaden que “registrar las viviendas de alquiler para vacaciones de los asentamientos ilegales promueve la discriminación estructural, el robo de la tierra palestina y violaciones directas de la ley internacional”. 

​También la Autoridad Palestina ha pedido a la compañía la retirada de las viviendas israelíes situadas en territorio ocupado, y el profesor palestino Omar Barghouti, uno de los creadores e impulsores de la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel, ​ha declarado que "Airbnb puede y debe excluir inmediatamente todas las colonias israelíes de sus ofertas". 

"Política contra la discriminación"

Aunque los responsables de la compañía, creada en 2008 y que ha crecido hasta los 70 millones de usuarios y viviendas en 34.000 ciudades, no han respondido a estas peticiones, ante las crecientes críticas desde dentro y fuera de Palestina su portavoz, Peter Huntingford, afirmó que "seguimos las leyes y normativas de donde podemos hacer negocio e investigamos las preocupaciones que surgen sobre listados específicos [de alojamientos]". La compañía dice defender entre sus principios una “política contra la discriminación” por la que “prohibimos cualquier contenido que fomente la discriminación, la intolerancia, el racismo, el odio, el acoso y la violencia contra cualquier individuo o grupo”, y añaden que “la legislación que regula el alojamiento también prohíbe la discriminación en la venta o alquiler de dicho servicio por criterios de raza, origen étnico, religión, género, estado civil o discapacidad”. 

Sin embargo, los asentamientos no sólo van en contra de la Cuarta Convención de Ginebra y de diversas resoluciones de la ONU o de la Unión Europea, la última de ellas del pasado 19 de enero, sino que son espacios altamente militarizados y segregados a los que los palestinos no tienen acceso. Además, desde el blog de información palestino-israelí +972 Magazine han demostrado, a través de un perfil falso que se hacía pasar por un estadounidense de origen palestino, que el 99% de los propietarios que ofrecen sus apartamentos en los territorios ocupados a través de Airbnb no aceptan árabes en ellos. “Intentamos hacer reservas contactando a docenas de anfitriones de Airbnb y sólo conseguimos asegurar una habitación. La mayoría del tiempo, Haled, el nombre que dimos a nuestro supuesto viajero, fue rechazado sin ningún motivo”.

A pesar de su ilegalidad, las colonias israelíes en Cisjordania son toleradas y fomentadas por los sucesivos gobiernos israelíes, sean de corte socialdemócrata o necocon, y su población ha crecido desde 2009 un 23% hasta más de 400.000 colonos.

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