Mientras los sondeos en la CAV prevén que continúe el descenso de socialistas y populares, la posible alianza entre PP y Ciudadanos en La Moncloa hace temer una nueva oleada centralista.
En vísperas del 20 de diciembre, el ambiente electoral sigue frío en el sur de Euskal Herria. Según las encuestas, el 40% de los y las votantes del Estado español aún no tienen claro a quien dar su voto. Este dato deja en evidencia el escaso valor de las encuestas, sólo parcialmente útiles para seguir las tendencias.
El Congreso de los Diputados tiene 350 escaños y aún está por ver quién tendrá la capacidad de llegar a 176. Estas elecciones ratificarán el final del bipartidismo, pero en qué medida se dará no está muy claro. Según todas las encuestas, el orden de los ganadores sería el siguiente: PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos. El PP volvería a ganar, pero muy lejos de la mayoría absoluta, y por tanto, necesitaría el apoyo de Ciudadanos. No deberían tener muchos problemas para llegar a acuerdos, pero, si la situación así lo requiriese, tampoco habría problema alguno de entendimiento entre Ciudadanos y PSOE.
En todos los escenarios posibles Ciudadanos aparece como la fuerza en la que recaerá gran parte del peso político en el Estado. No hay más que repasar las declaraciones de sus representantes públicos para darse cuenta de su carácter, la radiografía sobre el euskara que acaban de publicar no deja lugar alguno a la duda. Las Juntas Generales de Álava unánimemente –PP incluido– han expresado su reconocimiento a las y los adultos alaveses que se han acercado al euskara. El discurso político de Ciudadanos se remontó a lo que escuchábamos allá en la década de los 80 y 90: "El modelo de "euskaldunización" de la sociedad alavesa tiene sus pilares básicos en la imposición y en el adoctrinamiento político, más allá de la realidad y de la auténtica dimensión y trascendencia social del euskara en Álava”. Si los nuevos inquilinos de La Moncloa son PP y Ciudadanos no es difícil imaginar el inicio de una nueva oleada centralista.
"En Navarra todo indica que las fuerzas del cambio conseguirán tres de las cuatro sillas en juego, pero la apuesta también trae un peligro consigo: la posibilidad de conseguir menos número de votos que en las elecciones de Mayo."
Se acabó el sueño del PNV sobre la reforma del Estatuto de Gernika y un acuerdo basado en la bilateralidad. Se terminó el sueño de EH Bildu para encaminar el conflicto y la paz con algo de sentido común. En los últimos cinco años hemos visto como las calles del Estado español han estado repletas de movilizaciones, entre la crisis y la corrupción. La imagen del PP ha estado bajo mínimos, mientras el PSOE y Podemos se acercaban hacia la esperanza de llegar a gobernar. Esa situación ha permitido pensar que una segunda Transición fuese posible en el Estado español. Sorpresivamente, todo parece haber terminado en agua de borrajas.
Aun así, siempre queda algún pequeño atisbo. Por ejemplo, que los partidos españoles necesiten de otras fuerzas para llegar a acuerdos mayoritarios. No sería la primera vez. Sobre todo CIU y PNV han aprovechado este tipo de situaciones anteriormente, tanto con el PSOE como con el PP. En la legislatura que culmina, entre nacionalistas catalanes, vascos y gallegos han sumado 33 escaños. Si los resultados son muy apretados, podrían ser determinantes.
Doble disputa en Navarra
En Navarra son cinco los diputados en liza, dos de ellos serán para UPN-PP, otros dos para PSN y Ahal Dugu-Podemos y, según las encuestas, el ultimo, hoy por hoy, pertenece a EH Bildu. De todas formas, es muy posible que ese quinto diputado se lo dispute Geroa Bai. En 2011 Amaiur consiguió 7.000 votos más, pero desde entonces la coalición soberanista ha bajado ligeramente y Geroa Bai posee la Presidencia de Navarra. ¿Qué tiene en contra Koldo Martínez –cabeza de lista de Geroa Bai–? Que él no es Uxue Barkos. ¿Y a favor? Que ser el portavoz de su grupo en el Parlamento le ha dotado de cierta popularidad.
En las elecciones forales PSN y Ahal Dugu/Podemos quedaron por detrás de los y las abertzales, pero en esta ocasión seguramente lograrán superarlos. Podrían darse situaciones peculiares. Por ejemplo, si PP y Ciudadanos lograsen un acuerdo UPN tendría que apoyar a Mariano Rajoy, y hay que recordar que Ciudadanos ha declarado que quiere hacer desaparecer el Concierto Económico.
Una de las peculiaridades es que las cuatro fuerzas que hoy forman gobierno en Navarra se van a presentar juntas al Senado. Todo indica que conseguirán tres de las cuatro sillas en juego, pero la apuesta también trae un peligro consigo: la posibilidad de conseguir menos número de votos que en las elecciones de mayo. Así como en mayo, en esta ocasión Ciudadanos también dará un buen pellizco a la bolsa de votos de UPN-PP.
PSE-EE y PP, de nuevo en caída
En la CAV se elegirán 18 diputados y todo apunta a que se volverán a repetir las tendencias marcadas en anteriores elecciones: PNV se mantendrá o como mucho sumará un diputado más (de cinco a seis); EH Bildu puede ver disminuido su apoyo (de seis a cinco); las previsiones favorecen a Ahal Dugu/Podemos, según la mayoría de encuestas lograrían cuatro escaños; y los socialistas y populares seguirían en descenso, a pesar de que estas elecciones sean las más propicias para los partidos estatales.
En lo correspondiente a Ahal Dugu/Podemos, habrá que ver cómo afecta la dimisión en vísperas electorales de su anterior secretario general Roberto Uriarte. PP y PSE-EE continuarían con su mala racha, pero es difícil creer que los resultados sean tan malos como vaticinan las encuestas (dos diputados para cada uno). Aun así, lo que parece seguro son los buenos resultados de Podemos y eso al PSOE le afectará directamente. La aparición de Ciudadanos, en cambio, será principalmente sentida en las filas del PP, a pesar de que las encuestas no otorguen ni un solo diputado al partido de Albert Rivera en el sur de Euskal Herria.
En Álava, Bizkaia y Gipuzkoa estaríamos ante otra situación muy diferente si hubiese prosperado la propuesta de una lista conjunta de izquierdas, impulsada por diferentes personalidades de la sociedad vasca antes del verano. Fue en definitiva una llamada a la unidad entre EH Bildu, Ahal Dugu y otras fuerzas de izquierdas más pequeñas, aprovechando el impulso de las elecciones de mayo y, principalmente, para crear un proyecto realmente nuevo en el escenario político post ETA. Ese será uno de los desafíos a corto y medio plazo en la escena política vasca, pero está muy verde aún.
En Navarra no se propuso claramente la posibilidad de que las fuerzas del cambio se presentasen conjuntamente, Geroa Bai rápidamente expresó su voluntad de ir en solitario. De todas formas, como en la CAV, hubo dos propuestas dirigidas a las fuerzas de izquierda, pero Ahal Dugu/Podemos rechazó ambas y, por tanto, Izquierda/Ezkerra también. Estos últimos se presentan bajo el nombre de Unidad Popular, pero detrás de esa candidatura solo están sus siglas.
Mirando al Estado, Catalunya será la zona caliente de la próxima legislatura. Es muy posible que para finales de año se desbloquee el acuerdo entre Junts Pel Sí y las CUP, y tras ello se producirá un choque entre las legalidades catalana y española. Con la mirada puesta en Catalunya, cada vez son más las que piensan que en Euskal Herria es necesaria una movilización de peso solidaria con el proceso independentista. Oportunidades no faltarán para ello.
Este artículo forma parte de una colaboración entre Argia, La Directa y Diagonal.
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