Lavando la cara al capital

El autor reflexiona en torno a la crisis de los refugiados, las causas de las migraciones y la necesidad de la presión social y la protesta en la calle.

, profesor de Derecho de la Universidad de Valencia
28/09/15 · 11:34
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Llegada de refugiados sirios a la isla griega de Lesbos. / Stelios Matsagos

Días atrás, el nuevo Gobierno valenciano propuso crear un corredor mediterráneo para traer por mar refugiados desde Grecia.Yo, está claro, voy a apoyar la idea, incluso me propongo voluntario para ir en el barco y colaborar. Lo hago por razones humanitarias. Lo hago por la imperiosa necesidad de contribuir a que mis vecinos, porque vecinos somos todos y todas en esta Madre Tierra, puedan vivir con la dignidad que se merecen. Dicho esto, me permito reflexionar sobre su significado.

Uno. Las personas quieren, por lo general, vivir donde nacen, donde tienen a su familia y a sus amigos. Emigrar no es una eventualidad común ni grata, sino una necesidad, más allá de las poblaciones nómadas o las personas inquietas.

Dos. Cuando se produce un fenómeno migratorio, es más frecuente que infrecuente que se realice por razones económicas, acudiendo a un efecto llamada desde lugares donde impera la pobreza a otros donde la situación económica es mejor.

Tres. Este efecto llamada se produce espontáneamente, pero no siempre, porque la necesidad de mano de obra es también publicitada de un modo interesado. Lo que produce es, normalmente, un doble efecto en el mundo del trabajo. De un lado, una segmentación por niveles, en la que muchos de los que llegan empiezan a ocupar trabajos menos cualificados. De otro, un aumento de la reserva laboral, con la que los empresarios pueden disponer a menor coste de personas bien capacitadas.

Cuatro. Importa valorar cuál es la génesis de las dificultades económicas que producen estos fenómenos migratorios, que unas veces se producen por goteo y de manera constante, y otras a modo de gran chaparrón. En uno y otro caso, lo que está detrás es la expoliación de su territorio, de su hábitat y, como consecuencia, de la posibilidad de satisfacer sus necesidades de modo autónomo, de su estilo de vida y de su modo de convivencia. Y siempre, siempre, detrás de ello hay violencia, ejercida por un Gobierno fascista o a través de un conflicto bélico provocado con el único objetivo de controlar los recursos naturales.

Cinco. La huida, cuando se puede, cuando se dispone de los medios para que las mafias te "acarreen", es algo inevitable. Lo saben aquellos que crean las guerras y sostienen los autoritarismos que, como dije, sólo se mantienen con violencia. Y lo sabe el pueblo llano que, gracias a los nuevos canales informativos (redes sociales y medios alternativos), permite que estemos cada vez más comunicados unos con otros.

Seis. A los que provocan y se benefician del dolor humano, y a sus testaferros políticos, les importa un pimiento que las personas mueran en su territorio, que mueran cruzando el mar, hacinados en un tren o apiñándose para subir a un bus que los lleve a cualquier parte. Les importa un pimiento que lleguen a Europa o a EE UU, porque ellos ni los ven ni los huelen, viven en otra dimensión, en un mundo paralelo, en sus castillos medievales con sus muros y perros guardianes, viajan en sus propias naves, para las que no necesitan ni cruzarse con el resto de humanos en el aeropuerto, en el puerto ni en ninguna parte. No compran el pan donde nosotros, ni la ropa, ni se toman una copa en los lugares que frecuentamos los demás humanos. Sim­plemente, les da igual. Sólo les sirve para disponer de más esclavos, de más gente necesitada, hambrienta, con un miedo que sirve para agudizar la precariedad.

Siete. Así las cosas, o tenemos cuidado o nos acabaremos matando entre nosotros… de nuevo. Veremos al que llega como un enemigo. Como un peligro para mi subsistencia. Se genera el odio, el racismo y la intolerancia. La desigualdad y la violencia horizontal. Cuidado con esto, porque es un arma política calculada: divide y vencerás. Mientras el pueblo llano se pelea por las migajas no piensa en crear una resistencia real y conjunta para extirpar el mal de esta sociedad que es la avaricia, que tiene cara de capital y de capitalista, de oligarca.

Ocho. Ahora bien, mientras tanto, como el ser humano sigue siendo humano, surge el sentimiento de ayudar al prójimo, al que sufre, y se moviliza para ello. Sin embargo, conviene no confundirse: esta movilización es un paliativo y, a mi juicio, me perdonan que lo diga, es más caritativo que solidario. Para mí, solidaridad es la movilización, la presión, la fuerza común para sacar de una vez a los que provocan las guerras, a los testaferros que, desde la política, el Ejército, la tecnocracia o la Policía, protegen el statu quo y tienen a esta sociedad asustada, amordazada y apaleada.

Nueve. Vengan los refugiados y vamos a incluirlos, como antes hicieron con nosotros…, bueno, y ahora que la necesidad económica nos está haciendo salir de nuevo a buscar pan. Pero esta actitud no es suficiente. La calle es necesaria. Sólo desde las instituciones esta situación no va a cambiar. Tenemos que volver a la presión social, a la protesta, para sacar, de una vez por todas, a esta escoria que provoca la miseria humana. La nueva política no puede utilizar soluciones añejas, casi eclesiásticas, para solucionar los viejos problemas.

Diez. Por eso, hay que fortalecer la conciencia colectiva, la organización popular, la convicción de que la solución no es acoger refugiados, es que no existan. Y, para ello, los nuevos liderazgos tienen que utilizar su nuevo papel social para movilizar, para presionar, para amenazar los intereses del sistema económico. Nada se consigue sin luchar. Y la lucha no es sólo electoral. Tengo la convicción de que devolver el 0,7% a quienes se les roba el 100% no es solidario, no es una actitud comprometida, tan sólo sirve para tranquilizar la conciencia y, además, lavar la cara al capital.

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comentarios

1

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    Lun, 09/28/2015 - 23:33
    Para trabajar el tema de los refugiados en el aula: <h3 class="post-title entry-title" itemprop="name" style="margin: 0px; position: relative; font-weight: normal; font-stretch: normal; font-size: 18px; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; color: rgb(51, 51, 51); background-color: rgb(255, 255, 255);"><a href="http://joseluisregojo.blogspot.com.es/2015/09/treballar-el-tema-dels-refugiats-laula.html" style="text-decoration: none; color: rgb(51, 170, 255);">Treballar el tema dels refugiats a l&#39;aula / Trabajar el tema de los refugiados en el aula</a></h3>
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