Pizzinato se opone al nuevo decreto del Gobierno.

¿Que valoración hacéis del borrador de autoconsumo?
Rechazamos este proyecto de real decreto por antidemocrático. Es una propuesta que, por un lado, no recoge el derecho ciudadano a elegir qué tipo de energía queremos consumir y producir. Es un derecho fundamental. Y, por otro lado, da la espalda a las recomendaciones europeas del desarrollo del autoconsumo.
Se acerca la cumbre de París y España está a la cola europea en reducción emisiones de CO2. ¿Cómo afecta esta última medida?
El decreto tiene una clara intención de favorecer a las eléctricas y frenar el desarrollo del autoconsumo. Va justo al contrario de lo que la propia introducción del decreto identifica como una herramienta fundamental. También la misma Comisión de Mercados y Competencia identificaba el autoconsumo como una herramienta fundamental para el cumplimiento de los objetivos de 2020 para España. Objetivos que la propia Comisión Europea ha dicho que España no podrá lograr si se mantienen las mismas políticas.
Además, el proyecto del Gobierno da por hechos unos costes de sistema, que se deberían tocar: los 1.800 millones de euros anuales que pagamos entre todos los usuarios para mantener la producción con combustibles fósiles. Por ejemplo, en Canarias, cualquier ciudadano que se pusiera sus placas fotovoltaicas ahorraría a otros consumidores peninsulares 350 euros anuales. La producción con combustibles fósiles en las islas y en el resto de zonas extrapeninsulares es casi el doble que en la península.
El Gobierno desprecia uno de nuestro recursos más importantes, como es la energía del sol.
En Alemania, Dinamarca, Portugal, Francia, EE UU, China..., el mercado internacional tiene una dirección muy clara hacia las energías renovables. Con este decreto el Gobierno español está tratando de retrasar lo inevitable, un sistema basado en las renovables y en el que la democratización de la energía tiene que ser un elemento fundamental, no sólo porque lo diga la Fundación Renovables, sino porque la Comisión Europea lo identifica como tal y ésa es la tendencia.
Entonces el Gobierno español juega a robar el tiempo a los ciudadanos porque, además, los cambios hay que hacerlos y serán más caros por las emisiones de gases efecto invernadero, las importaciones de hidrocarburos, la contaminación del aire con todos los costes que todos los ciudadanos estamos asumiendo... Porque si no las empresas eléctricas y energéticas deberían hacer las cuentas de una forma totalmente diferente. Y de repente las energías renovables podrían ser vistas como las más baratas, que es lo que son.
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