La suspensión del voto y el debate sobre la resolución del TTIP, previstos para el 10 de junio en el Parlamento Europeo, ha cambiado el guión de una semana que se presumía clave en la aprobación del tratado transatlántico. Hablamos con Lola Sánchez de Podemos sobre las verdaderas razones y las consecuencias de esta polémica decisión.
El 10 de junio era una fecha señalada en la agenda de todas las partes implicadas en la aprobación o rechazo del Tratado transatlántico de libre comercio (TTIP en inglés). Entre ellas, la eurodiputada de Podemos Lola Sánchez, que desde su llegada al Parlamento Europeo en julio de 2014 ha militado en contra de este tratado, que en otra entrevista reciente en Diagonal calificaba de “constitución de las multinacionales”. Entonces, por primera vez, el TTIP tenía que ser objeto de debate en el pleno del Parlamento. Una posibilidad que se vio frustrada por la decisión del presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, tomada con el apoyo la mayoría de los eurodiputados conservadores, liberales y la mitad de los socialdemócratas, de aplazar el voto y el debate hasta que no hubiera un consenso favorable a la resolución sobre el TTIP que debía discutirse.
Pese a la impotencia inicial, Lola Sánchez ve esta polémica decisión como una muestra evidente de la división que se ha producido entre populares y socialistas respecto al TTIP, y a los tribunales de arbitraje privados, los ISDS, en particular. Hemos hablado con ella para que nos explique las verdaderas razones de la suspensión del debate, su impacto en la continuidad de la gran coalición entre populares y socialistas y los efectos que puede comportar en el desarrollo de las negociaciones del Tratado transatlántico.
¿Cómo has vivido el esperpento que ha tenido lugar en el Parlamento Europeo con la suspensión del voto y el debate de la resolución sobre el TTIP?
La noticia fue de bastante desconcierto. La imagen que te da es que populares y socialistas secuestran la institución cuando ven que no va a salir lo que ellos quieren. Ésta es la primera sensación, pero cuando pensamos más allá vemos que se ha abierto una brecha en el rodillo de la gran coalición, especialmente en el grupo socialdemócrata. Se está rompiendo el consenso que ellos tenían a favor del TTIP. Después de que los socialistas apoyaran el ISDS en INTA, la ciudadanía europea se quedó sorprendida y surgió un movimiento de presión hacia ellos. Entonces, el consenso entre socialistas y populares empezó a romperse. Y antes de mostrar la imagen de desunión y ver cómo el informe podría no haber sido votado, han preferido cortar la votación y arreglarlo en los despachos.
¿Cómo valoras que se haya suspendido el debate por el simple hecho que no había consenso?
Que ni siquiera hayan permitido que exista un debate es bastante grave, ya que estamos hablando de la casa de la democracia en Europa. Esto demuestra el miedo que tienen a hablar del TTIP, del ISDS y de mostrar su batalla interna. ¿Qué hubiera pasado si hubiera habido un debate? El grupo socialista hubiera escenificado posturas completamente opuestas. Esto hubiera ahondado mucho más en su brecha. Además, tienen miedo porque se demuestra que la movilización ciudadana está funcionando. Los socialistas están cambiando de postura porque están escuchando a sus ciudadanos, que hacía mucho tiempo que no les escuchaban.
¿Teméis que socialistas y populares reaccionen cerrando filas como hicieron después del LuxLeaks?
Los populares van a intentar, por descontado, recomponer otra vez la gran coalición en la que los socialistas siempre les siguen todo sin poner ningún problema. Pero el grupo socialista está roto y ya no hay marcha atrás. Los eurodiputados socialistas que se han declarado en contra del ISDS ya no pueden rectificar, ya que si lo hicieran los propios votantes se les echarían encima. No sabemos muy bien cómo va a acabar saliendo esto. Pero lo que sí me gustaría es que la presión ciudadana siga funcionando, sobre todo las bases socialistas de toda Europa.
¿Qué tejemanejes se van a producir para recomponer la gran coalición?
Los populares, los liberales y los conservadores no se van a quedar en casa. Van hacer todo lo posible para que los socialistas vuelvan a su redil. ¿Qué tipo de presiones? Pues no lo sabemos, ya que no las recibimos nunca. Pero pueden ser de todo tipo: desde los propios lobbies hasta chantajes o sobornos. Incluso intercambios en política nacional. Se pueden intercambiar favores a nivel nacional a cambio de un voto aquí o allí.
¿Qué es lo que va a suceder ahora con la resolución del TTIP aprobada por la Comisión de Comercio Internacional?
El informe tiene que volver a la Comisión de Comercio Internacional. Allí se revisarán las enmiendas. Si un décimo de los eurodiputados las apoya, volverán al pleno. Lo que significa que cuando el informe vuelva a Estrasburgo será prácticamente igual al que debía debatirse esta semana. No va a haber grandes cambios en el texto.
¿Este periodo puede servir para que populares y socialistas acuerden un modelo de TTIP 'soft' que les satisfaga?
Dudo mucho que exista un ISDS “soft”, que la opinión pública llegue a aceptar. Un ISDS es un ISDS, de la misma forma que no hay un fracking bueno. A pesar de esto, es evidente que van a intentar encontrarlo. Ya lo intentó Malmström (la comisaria europea de Comercio) el 7 de mayo cuando vino a presentar el nuevo modelo de ISDS, que era un ISDS maquillado con un poco de transparencia y de código ético. Entonces, algunos socialistas entraron al trapo y por ello ahora la gente se les ha echado encima. Les recuerda que ellos mismos dijeron que el ISDS era una línea roja.
¿Es posible que al final se apruebe un tratado de libre comercio con los EE UU que excluya el ISDS?
Hasta ahora el ISDS nos lo vendían como un contrafuerte, que venía bien para complementar el TTIP y hacerlo más armonioso. Lo que hemos visto es que cuando la gran coalición ha visto que el ISDS peligraba entonces ha decidido bloquear la votación. Lo que nos muestra que no conciben un TTIP sin ISDS. El ISDS es un pilar del TTIP.
A parte del ISDS, ¿qué otros aspectos os preocupan del TTIP?
La cooperación regulatoria, que es un ISDS previo. Es decir, buscan los mecanismos para que las leyes estén enfocadas siempre a mejorar los beneficios privados de las grandes empresas. Aunque hablan mucho de las pymes, habrá muchas pequeñas y medianas empresas que serán incapaces de competir con las grandes empresas norteamericanas. Por ejemplo, el sector agroalimentario es donde más diferencia hay. Una granja norteamericana es trece veces más grande que una europea. La cooperación regulatoria nos muestra que estamos fomentando una globalización perniciosa. Estamos creando un casino donde las grandes corporaciones quieren regir las normas, de manera que nunca pierdan y siempre ganen.
¿Cómo van a evolucionar las negociaciones del TTIP tras la suspensión del debate?
Lo que ha sucedido tiene una doble lectura. Por un lado, la Comisión sigue sin tener unas líneas que se supone que debería respetar y va a seguir haciendo lo que le dé la gana. Pero como esto está teniendo tanto impacto mediático, esperamos que la Comisión tome nota y que esté pensando cuáles son los próximos pasos que tiene que dar para que la brecha entre populares y socialistas no se haga más grande.
¿Esto afectará al calendario de las negociaciones entre la Comisión Europea y el Gobierno de EE UU?
Al calendario de la Comisión Europea no le afecta. Sin embargo, es una utopía pensar que en 2015 –como estaba previsto en un principio– las negociaciones puedan concluir. Estoy segura de que tampoco será en 2016. Cuando estudias en profundidad todo lo que abarca el TTIP, vemos que aunque tuvieran rondas de negociaciones cada semana no les daría tiempo. Además, hay temas en los que la Comisión Europea y los Estados Unidos están totalmente enquistados. Por ejemplo, la regulación financiera, donde Estados Unidos dispone ahora de una normativa más exigente que la europea y no acepta liberalizar sus mercados como le pide la Comisión Europea.
¿El hecho de someter el TTIP a referéndum tiene que ser una de las condiciones que exija Podemos en un hipotético futuro pacto de gobierno en España?
Sí, por supuesto. Ya lo pedíamos antes, pero después de lo sucedido esta semana aún lo haremos con más vehemencia. Como no somos capaces de ponernos de acuerdo en el Parlamento Europeo y el sistema de representación está roto, ya que los socialdemócratas no actúan como tales al estar a favor del TTIP, hay que devolverle la voz a quien es poseedor de la soberanía, que es la gente. Ella tiene que decir si quiere el TTIP o no. Habrá que informar a la gente de los pros y los contra del TTIP y que ella decida.
¿Es posible que al final el TTIP termine aprobándose ignorando completamente la opinión de la ciudadanía, como sucedió con el Tratado de Lisboa?
De hecho, el TTIP nació así. Cuando llegamos al Parlamento Europeo, el TTIP sólo tenía que ser aprobado por las instituciones europeas. Luego cambiaron de opinión y aceptaron que también lo votaran los parlamentos nacionales. Estaban confiados porque en la mayoría de los países había gobiernos neoliberales. Pero ahora se ha metido una ovejita negra que se llama Grecia, que ha dicho que rechazará el TTIP. Seguro que ahora están aterrorizados. Aún más teniendo en cuenta que después del verano tenemos elecciones en España y también las habrá en otros países, como Irlanda, donde hay muchas papeletas de que haya un cambio de gobierno. Pero creo que ya no se pueden echar atrás. Si lo hicieran sería de una poca vergüenza increíble y se demostraría que el sistema representativo está roto.
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