La UE iniciará en junio una operación militar en Libia para destruir embarcaciones utilizados por migrantes.

Ampliar la política de asilo, favorecer la inmigración legal, pero seguir militarizando y externalizando las fronteras. Ésta es la difícil ecuación que caracteriza la política migratoria de la UE frente a la ola de refugiados en el sur de Europa.
Un mes después de la muerte de 950 personas en el Mediterráneo, los líderes europeos no sólo han decidido triplicar hasta nueve millones de euros el presupuesto de las operaciones Tritón y Poseidón –los planes de vigilancia, y no de rescate, coordinados por la UE en las costas de Italia y Grecia–, sino que han acordado lanzar a finales de junio una misión militar en las costas de Libia para combatir a las bandas que practican el tráfico ilegal de inmigrantes.
Las prisas con las que se ha acordado la intervención contrastan con las reticencias con el sistema de cuotas
A diferencia del lenguaje utilizado en el Consejo europeo del 23 de abril, el documento presentado no habla de "destruir" los barcos, sino de "inutilizarlos". De hecho, las autoridades de la UE aún no han obtenido el aval del Consejo de Seguridad de la ONU.
"Si nos tomamos en serio la lucha contra los traficantes, también tenemos que tomarnos en serio los mecanismos para favorecer el asilo y la inmigración en condiciones legales", afirmó el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, en el Parlamento Europeo en Estrasburgo.
Con estas palabras defendió la puesta en práctica del plan sobre migración presentado por la Comisión el 13 de mayo. Su principal medida es la creación de cuotas que distribuyan los refugiados de forma más equitativa, teniendo en cuenta el PIB y el número de habitantes de cada país. También propuso un plan especial, coordinado por Acnur, agencia de la ONU para los refugiados, para dar acogida a 20.000 personas sirias entre 2015 y 2016.
Misión orwelliana
“Hay poca diferencia entre los inmigrantes que huyen de la guerra y los que lo hacen del hambre”
Marina Albiol tacha de "hipócrita" la actitud del Partido Popular. Mientras que su portavoz en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, defendió durante la sesión plenaria de abril que había que "permitir la entrada de las personas migrantes", el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, afirmó el 18 de mayo que el cupo del 9,1% de refugiados atribuido a España era excesivo, ya que no se tenía en cuenta suficientemente la elevada tasa de paro del país. Según los últimos datos publicados, España sólo aceptó 206 demandas de asilo en 2013, mientras que en Alemania fueron más de 10.000.
Emigrantes económicos
Además, critican la dicotomía que se establece entre las necesidades de los refugiados políticos y los emigrantes económicos. Al mismo tiempo que la Comisión contempla un programa de visados humanitarios para los exiliados, espera acelerar los procedimientos para retornar a los inmigrantes ilegales que no tengan derecho al asilo.
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