Elecciones legislativas el 7 de junio
El partido kurdo, clave para frenar a Erdogan en Turquía

El HDP, una alternativa de izquierdas frente al autoritarismo e islamismo del gobierno, es blanco de numerosos atentados. El último, una explosión en su cierre de campaña, deja cuatro muertos y cientos de heridos.

, París (Francia)
06/06/15 · 8:00
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Mitin del copresidente del HDP, Selhattin Demirtas, en la plaza de la República de París. / E. P.

Turquía celebra este domingo, 7 junio, unos comicios cruciales para el futuro del sistema político en el país. En juego no sólo el reinado en mayoría absoluta del gubernamental Partido Justicia y Desarrollo (AKP), sino también los planes del actual presidente turco, el islamo-conservador Recep Tayyip Erdogan, de afianzarse en el poder, convirtiendo al país en un régimen presidencialista. Para ello, el AKP tiene que llegar a los dos tercios de la Asamblea Nacional (367 diputados de un total de 550) y así aprobar los cambios constitucionales necesarios para implantar un régimen presidencialista, además de gobernar sin tener que pactar con la oposición.

Pero el proyecto de Erdogan tiene un escollo principal: la probable irrupción en el Parlamento de Ankara del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), la nueva formación izquierdista impulsada por los kurdos (hasta ahora su marca electoral era BDP, Partido de la Paz y la Democracia). Las últimas encuestas electorales pronostican que el HDP supera, aunque por muy poco, el mínimo necesario para obtener representación parlamentaria, es decir, la barrera electoral del 10% (una de las reglas electorales más altas del mundo). Ello supondría la pérdida de la mayoría del AKP, ya que el HDP doblaría su treintena de diputados actuales, escaños obtenidos luego de presentarse con candidaturas independientes. La actual apuesta del partido kurdo es arriesgada, pues de no llegar a este porcentaje de votos el movimiento kurdo se quedaría sin representación en la Asamblea, lo que podría echar más aún por los aires el ya moribundo proceso de paz entre Turquía y la guerrilla del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), anunciado en marzo de 2013.

HDP, una alternativa de izquierdas para Turquía

El movimiento kurdo continúa con el viraje político iniciado el verano pasado en las elecciones presidenciales, irrumpiendo ahora y por primera vez en unas elecciones legislativas turcas. Un viraje en el que está dejando de ser un partido esencialmente kurdo y prokurdo -visto con recelo por la sociedad turca y acusado de "terrorismo" por su proximidad con la guerrilla del PKK-para convertirse en una alternativa política de izquierdas y defensora de todas las minorías del país, frente al islamismo-conservador reinante.

Sin olvidar sus reivindicaciones prokurdas -que desde hace años no incluyen, por ahora al menos, la independencia, sino una autonomía con aspectos como la educación en kurdo, lengua hasta hace pocos años prohibida y perseguida-, el HDP ha centrado su discurso en la necesidad y la posibilidad de construir una Turquía inclusiva para todos y todas, pues cabe decir que más de la mitad de los candidatos del HDP son mujeres, en un país donde el espacio público, y por ende el político, es marcadamente masculino.

El proyecto de Erdogan tiene un escollo principal: la probable irrupción en el Parlamento de Ankara del HDP

Además de la igualdad de género, la defensa de los derechos de LGBT y de las minorías no musulmanas del país (armenios, alevíes, etc.), el HDP pone especial énfasis en la crítica contra el islamismo de Estado, así como la lucha contra la pobreza infantil y la energética, el fin del servicio militar obligatorio, la defensa del medio ambiente o la apuesta por la política participativa y de base local. "No inventamos nada nuevo, sólo queremos representar a los oprimidos", asegura el copresidente de la formación Selhattin Demirtas.

Un discurso alternativo que, sumado al carisma de Demirtas, ha llevado al HDP a cosechar apoyos más allá de sus bases tradicionales kurdas, próximas a la guerrilla del PKK. Lo apoyan sectores de la izquierda extraparlamentaria turca, y en especial una parte de la fragmentada y joven oposición nacida, hace ahora justo dos años, en las protestas del parque de Gezi en Estambul; pero también colectivos feministas y representantes de comunidades culturales y/o religiosas diversas, como los armenios, yezidíes o los alevíes, una importante minoría en Turquía, muy reprimida y actor político clave anti-Erdogan. Partidos europeos como Syriza de Grecia, el alemán Die Linke o el vasco EH Bildu le han dado su pleno apoyo.

Cuatro muertos y cientos de heridos en el último atentado contra el HDP

En un país conservador, religioso y de arraigado nacionalismo turco, el HDP ha tenido que enfrentarse a un violento rechazo. Así, la campaña electoral se ha saldado con más de 200 ataques contra las oficinas, actos electorales y militantes del partido kurdo. El más grave, la explosión que ha causado cuatro muertos y decenas de heridos este viernes 5 de junio, en el cierre de campaña del HDP en la contestaria Diyarbakir, la capital del Kurdistán turco. La formación de Demirtas acusa a los grupos de ultranacionalistas turcos de estar detrás y al partido gubernamental de fomentar un clima violento, por sus virulentos ataques contra el HDP, a quienes tildan de “peligro para la democracia” y “de apoyar a terroristas”, en palabras del mismo Erdogan, haciendo referencia a la guerrilla del PKK. Y es que no es difícil atizar el miedo y recelo contra los kurdos en Turquía tras décadas de conflicto armado y de discurso antiterrorista estatal. Este 7 de junio va reflejar si el HDP logra pasar de encarnar este miedo a representar la esperanza de la izquierda en otra Turquía.

Temor a una coalición utlranacionalista AKP-MHP

Las últimas encuestas pronostican que el HDP llegaría a un 10,9%, aunque para voces del entorno kurdo sería necesario llegar al 13% para poder garantizar la representación parlamentaria, teniendo en cuenta la posibilidad de fraude electoral. Los sondeos pronostican que el partido de Erdogan perderían un 9% de los votos obtenidos en las últimas lecciones legislativas de 2011 (pasando a un 40,9%), lo que le obligaría buscar apoyos. Por su parte, los dos principales partidos de la oposición mejorarían muy ligeramente sus resultados (las perspectivas económicas menos optimistas ayudan): el socialdemócrata kemalista Partido Republicano del Pueblo (CHP), que aspira a llegar al 30%, se quedaría en un 27,4% (casi dos puntos más que en 2011), así como los ultranacionalistas turcos del Partido de Acción Nacional (MHP), al 16,7% (en 2011, obtuvieron 13,1%). El temor de parte del movimiento kurdo es la posible coalición entre AKP y este último partido, MHP, un partido de extrema derecha con un discurso racista antikurdo, acusado de estar detrás de los numerosos ataques contra las sedes del HDP estas últimas semanas.

El efecto Kobane y el apoyo de Turquía a los islamistas

Se prevé que el HDP obtenga el apoyo masivo del pueblo kurdo, de quien ya lo tiene en las municipales, pero no en otras elecciones legislativas turcas, en las que una parte del electorado kurdo, la más tradicional y religiosa, votaba al AKP de Erdogan. Esta vez se prevé que voten por el HDP en gran parte por el efecto Kobane, tras los numerosos disturbios y muertes ocurridas en la región del Kurdistán en otoño pasado debido a la complicidad de Turquía con los islamistas del Estado Islámico que asediaban a los kurdos de Kobane, justo al otro lado de la frontera.

El temor de parte del movimiento kurdo es la posible coalición entre AKP y el MHP

De hecho, el viernes 29 de mayo, a una semana de las elecciones, el periódico kemalista (oposicion) Cumhuriyet (La República, que ya está siendo investigado por ello por “terrorismo”) publicó un vídeo de enero de 2014 que muestra un camión de los servicios secretos turcos cargado de armamento, escondido bajo cajas de medicamentos, para los islamistas en Siria. Dichos hechos, denunciados insistentemente por los kurdos, ya habían sido evocados por numerosos medios internacionales, ante la rotunda negativa de Turquía. Kobane, y el rol más que opaco del Estado turco, ha multiplicado la de por sí intensa identidad kurda, además de la fraternidad entre los kurdos de lado y lado de la frontera.

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