Partidos participativos y relato militante: lecciones de las primarias de Ahora Madrid

El militante tiene que cuidarse mucho de postular su relato interno como universalmente válido.

, profesor de Pensamiento Político y Social en la Universidad Camilo José Cela, @gvelascoarias
23/03/15 · 0:00
José Manuel López, candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid, con Íñigo Errejón (izq.) y Luis alegre (dcha.) / Dani Gago / DISO Press

La generalización de los procesos de primarias abiertas para elegir candidatos es sin duda uno de los grandes avances democráticos consolidados durante este último curso político. La apuesta de Podemos por elegir mediante este sistema tanto a los cuadros de su organización como las listas de sus candidaturas a las elecciones primero europeas y después autonómicas, ha elevado los estándares democráticos del sistema de partidos español, y ha puesto una gran atención pública y mediática en el funcionamiento interno de las formaciones. 

Uno de los casos más significativos de esta inédita democratización ha sido la configuración de la lista completa que presentará Ahora Madrid a las elecciones municipales de la capital. Que no sólo la candidatura a la alcaldía, sino que todos y cada uno de los potenciales ediles hayan sido elegidos mediante un proceso de votación abierto a la deliberación individual, constituye una exigencia democrática impensable hace tan solo unos meses en nuestro país. La lista resultante, no en vano, refleja una representación variada de fuerzas políticas, agentes de la sociedad civil y, también, de perfiles sociales y profesionales. Sin embargo, pese a este éxito evidente, el procedimiento de votación no ha estado exento de dificultades que (con independencia de las trabas tecnológicas técnicas), exige una interpretación política. 
 
Sabido es para todo el que haya seguido el proceso de convergencia en Madrid que a las primarias se postularon una pluralidad de listas completas, reflejo de las distintas corrientes ideológicas que comparten el objetivo de recuperar el gobierno de la ciudad a través de la unidad popular. Para el votante medio que se diera de alta en el sistema de votación, la consecuencia fue que ante sí se aparecía una plétora interminable de nombres que dificultaba enormemente el discernimiento acerca cada uno de los candidatos. El aprovechamiento de las listas abiertas, como consecuencia, quedaba al acceso exclusivo de aquellos que tuvieran un conocimiento de los candidatos que sólo podía proceder del activismo militante en alguna de las fuerzas convergentes, en un claro ejemplo de lo que Santiago Alba ha llamado “elitismo democrático” en referencia al empleo políticos de las TIC. En rigor, el sistema de votación y de recuento estaba ideado para que dichos grupos midieran sus fuerzas y lograran un peso en la lista proporcional a sus apoyos. Pese a la apertura, por tanto, el sistema no distaba mucho del modelo de “élites competitivas” que han caracterizado las democracias liberales del siglo XX.  

Uno de los casos más significativos de esta inédita democratización ha sido la configuración de la lista completa que presentará Ahora Madrid

Es común entre muchas de las personas implicadas en estos procesos propugnar la pedagogía y la transparencia para lograr que el funcionamiento de las votaciones se acerque al ideal participativo que las anima. Estos valores son, sin duda, horizontes axiológicos y políticos a los que hay que tender. No obstante, la pretensión de que ya, ahora, sean posibles unas primarias abiertas para que la ciudadanía elija individualmente a sus candidatos entre una pluralidad de listas, adolece de una ingenuidad que roza el elitismo. El militante que pretende con pedagogía que sus conciudadanos logren votar con el grado de compromiso y de conocimiento previo que exige una votación de estas características, oblitera que su interlocutor requiere pasar por un proceso de identificación previo que le permita entender y empatizar con sus razones. El riesgo del militante engolfado en su relato interno es olvidar que antes que la pedagogía y la convicción heterónomas (lo que Rancière ha denominado “política de la lección”) es necesaria una emancipación autónoma.
 
En ese sentido, todo proceso político, aparte del fin que le es propio, puede llegar a constituir un proceso de emancipación. A mi modo de ver, en la coyuntura actual el objetivo de unas primarias como las organizadas por Ahora Madrid no es tanto que los ciudadanos elijan deliberativamente a aquellos que van a ser sus representantes, como permitir la identificación de los que no estaban posicionados de antemano. La disyuntiva puede sintetizarse del siguiente modo: o bien optar por un tipo de primarias que generen identidad política a través de procesos democráticos más débiles, incluso con cierto grado de simulacro plebiscitario; o bien primarias que para una consecución real de sus fines exijan a la ciudadanía un conocimiento previo o un estudio laborioso de los candidatos, lo cual finalmente sólo tiene sentido para la militancia. No es más democrático uno que otro. Más bien, cada uno incide en un momento distinto de un proceso de regeneración democrática. El segundo presupone que ya toda la ciudadanía ha experimentado un proceso de desidentificación con su forma anterior de entender la democracia que le capacita para manejar la herramienta (las primarias) que se pone a su servicio. El primero, en cambio, entiende la herramienta como el modo de catalizar el proceso de desidentificación y emancipación que, en lo venidero, permita hacer un uso verdaderamente electivo de las primarias. 
 
Suele insistir el filósofo Slavoj Zizek con su sorna habitual en que el objeto del amor del enamorado no es la persona real, sino la imaginada. De irrumpir totalmente la realidad en lo imaginario, el embrujo se rompería. Esto explica que siempre sea necesario un cierto grado de ausencia, de secreto e intimidad en toda relación amorosa. De modo análogo, exigir al ciudadano entusiasmado con el cambio político la vinculación a los demandantes protocolos y dificultades internas de una organización política sería como dar a conocer al enamorado las intimidades más banales del ser amado. El militante tiene que cuidarse mucho de postular su relato interno como universalmente válido, a riesgo de ceder a un paternalismo cuya exigencia impida la identificación con los nuevos procesos políticos de todos aquellos conciudadanos que, habiendo internalizado la crisis de régimen, se encuentran indigentes de una nueva identidad política.
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comentarios

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    dimemalpensado
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    Vie, 04/24/2015 - 11:48
    Buen artículo, pero para intentar dar una lección contra el "elitismo militante" igual también habría que considerar abandonar un lenguaje, que por complejo, puede resultar excluyente. Vamos, que se puede decir lo mismo escribiendo mucho más sencillo. La autocomplacencia estilística da una imagen de intelectual pero obliga al lector medio a releer más de un párrafo. ¿El objetivo es explicar algo para que se entienda o demostrar que uno es muy culto?
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    JuanF
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    Jue, 04/23/2015 - 22:37
    Un artículo sobre élites, de la élite y para la élite. Tras diversas consultas al diccionario y releer el artículo varias veces, no termino de enterarme de lo que pretende decir este señor. No sé si es todo una inmensa obviedad envuelta en expresiones difícilmente descifrables o simplemente una genialidad incomprensible. Lo que sí tengo claro es que aquí, para elitista, el autor. Sinceramente, ¿cuántos de ustedes han entendido todas las expresiones que utiliza este señor? Y que no me levanten la mano los politólogos y demás expertos, hablo de gente corriente, de la que vota en unas primarias, vamos. ¿Qué sentido tiene criticar el elitismo ajeno cuando a su vez se escribe con un lenguaje que sólo está al alcance de una élite propia? Mire, yo no le digo que renuncie a las expresiones más cultas, lo que le pido es que al menos sea pedagógico y que explique qué quieren decir. Si no, estará cayendo en el mismo error que está criticando. A ver cuántos no se atreven a decírselo por miedo a parecer incultos.
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    JuanF
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    Jue, 04/23/2015 - 21:40
    <span style="color: rgb(20, 24, 35); font-family: 'helvetica neue', helvetica, arial, 'lucida grande', sans-serif; font-size: 12px; line-height: 16px; white-space: pre-wrap; background-color: rgb(255, 255, 255);">Un artículo sobre élites, de la élite y para la élite. Tras diversas consultas al diccionario y releer el artículo varias veces, no termino de enterarme de lo que pretende decir este señor. No sé si es todo una inmensa obviedad envuelta en expresiones difícilmente descifrables o simplemente una genialidad incomprensible. Lo que sí tengo claro es que aquí, para elitista, el autor. Sinceramente, &iquest;cuántos de ustedes han entendido todas las expresiones que utiliza este señor? Y que no me levanten la mano los politólogos y demás expertos, hablo de gente corriente, de la que vota en unas primarias, vamos. &iquest;Qué sentido tiene criticar el elitismo ajeno cuando a su vez se escribe con un lenguaje que sólo está al alcance de una élite propia? Mire, yo no le digo que renuncie a las expresiones más cultas, lo que le pido es que al menos sea pedagógico y que explique qué quieren decir. Si no, estará cayendo en el mismo error que está criticando. A ver cuántos no se atreven a decírselo por miedo a parecer incultos.</span>
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