Se ha celebrado del 24 al 28 de marzo
¿Qué es la democracia? Una visita al Foro Social Mundial de 2015

El Foro Social Mundial, que se ha vuelto a celebrar, dos años después, en Túnez, ha perdido relevancia en las movilizaciones mundiales contra la globalización.

, investigador en cooperación internacional
28/03/15 · 18:45

Sólo una semana después del atentado terrorista en el que murieron 21 personas, se inauguraba en Túnez la edición de 2015 del Foro Social Mundial, que ha juntado a activistas de 120 países para discutir sobre el estado del mundo, las agendas de los movimientos sociales y los posibles marcos y formas de confluencia. 

El Foro Social Mundial viene siendo la mayor reunión de política radical que se produce en todo el mundo. Desde el año 2001, se han celebrado 14 ediciones en distintos lugares del mundo (Porto Alegre, Caracas, Bombay, Nairobi, Dakar y Túnez). El Foro, que durante varios años estuvo en el centro de la movilización mundial contra la globalización realmente existente, en los últimos años ha perdido esa centralidad. Hay al menos dos razones.

En primer lugar, porque el discurso contra el que nació el Foro Social Mundial ha perdido también su propia capacidad explicativa. La visión bienintencionada de la globalización como proceso que expandiría el bienestar en todo el mundo, por obra y gracia del libre mercado y la democracia representativa, ya no es promocionada por nadie. Al contrario, el mundo se está fragmentando y nuevas alternativas (mejores o peores) a la hegemonía de los valores occidentales están echando por tierra este discurso y toda posibilidad de triunfo del mismo.

Esta nueva geopolítica es, precisamente, la segunda de las razones que hace que el Foro haya perdido relevancia. Por un lado, los activistas que dieron el primer impulso al Foro Social Mundial en América Latina están construyendo sus propios proyectos políticos desde los gobiernos progresistas, y por el otro, la crisis financiera de 2008 y el nuevo ciclo de movilizaciones que surgió en 2011 ya no se pregunta por la globalización, sino directamente por la democracia.

Sin embargo, la globalización, entendida como proceso material de expansión del capital, continúa con su carrera de agravios en todo el Sur Global. Fenómenos como el acaparamiento de tierras, las violaciones de derechos humanos cometidas por las multinacionales o las consecuencias que las nuevas formas de capitalismo verde tienen de mercantilizar la sostenibilidad siguen siendo tan acuciantes para la inmensa mayoría de la población del mundo como cuando se celebró el primer Foro Social Mundial.

Recordar esto es fundamental, ya que cualquier cambio social con pretensiones emancipatorias, ocurra donde ocurra, ha de tener en cuenta cómo se relaciona con este proceso y con los actores que lo dominan. Y ha de tenerlo en cuenta porque, como un activista filipino señalaba en uno de los talleres sobre el poder de las multinacionales, de la capacidad para construir un mundo más justo depende la posibilidad del cambio político dentro de los países ricos.

Llenar de contenido la democracia

Pero fue la democracia, el deseo de democracia, lo que recorrió Túnez durante el año 2011, y ha sido ese mismo proceso lo que ha traído hasta aquí el Foro Social Mundial. Las primaveras árabes, con todas sus contradicciones, sus problemas y sus resultados desiguales, sacudieron el mundo a partir de una idea básica que se ha situado en el centro de las luchas populares a partir de entonces: “queremos decidir”.

En el nivel de los nuevos imaginarios políticos, la democracia y la lucha contra la expropiación de la soberanía por parte del poder económico juegan un papel crucial en los de nuestro tiempo. Hacer frente a la crisis ecológica, al poder financiero global, a la impunidad de las multinacionales, al racismo y al machismo institucionalizados, a la deudocracia o a las prácticas coloniales en el mundo pasa necesariamente por preguntarnos quién decide sobre nuestras vidas.

Que decidamos todos y todas depende de qué prácticas para construir la democracia y de qué proyectos políticos desarrollemos. Pero depende también, sin duda, de qué instituciones y mecanismos nos inventemos para quitar poder al poder. Y, vinculado a esto, de las condiciones materiales sobre las que se construyen la democracia o directamente la vida.

A todas estas preguntas se ha intentado dar respuesta en el Foro Social Mundial. De entre toda la heterogeneidad y diversidad de los participantes (muchas veces contradictoria entre sí) se deja ver un gran grito que reclama dignidad. Dignidad y derechos, en fin, ha sido el lema de este Foro Social. Si, como afirma el filósofo chileno Helio Gallardo, el ser humano sólo es algo si se lo considera como trama de relaciones, las tramas de relaciones que atraviesan el Foro siguen siendo fundamentales para construir otro mundo posible y urgentemente necesario en nuestro planeta.

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