La izquierda radical francesa admira la capacidad de movilización popular y los buenos pronósticos electorales del partido de Pablo Iglesias.
La victoria de Syriza en las elecciones generales griegas del 26 de enero ha representado un precedente histórico. Por primera vez después de varias décadas, un partido radical de izquierdas ha llegado al poder en uno de los países miembros de la Unión Europea. Este hito, sin embargo, podría repetirse durante los próximos meses, con una hipotética victoria de Podemos en España, del Bloco de Esquerda en Portugal o el Sinn Fein en Irlanda. ¿Podría suceder lo mismo en Francia?
Aunque sus últimos resultados han sido decepcionantes –un 6% de votos obtenidos por el Front de Gauche en la primera vuelta de las elecciones departamentales del pasado domingo–, la izquierda radical francesa ha recibido con gran esperanza la llegada de Tsipras al poder. Varios miles de personas se manifestaron de forma espontánea en París entre el 11 y el 17 de febrero para apoyar a Grecia durante sus negociaciones con el Eurogrupo. Una admiración por Syriza que incluso parece acentuarse con el caso de Podemos. Según Rafael Poch, corresponsal de La Vanguardia en París, la gauche (izquierda) francesa ve con fascinación la irrupción del partido de Pablo Iglesias.
“Todas las semanas recibimos invitaciones para colaborar en distintas iniciativas. Quieren que expliquemos qué es Podemos y por qué funciona tan bien”, reconoce Miguel Segui, miembro fundador del Círculo de Podemos en París. Creado a principios de marzo de 2014, éste es uno de los primeros círculos surgidos en el extranjero.
El interés por Podemos no procede sólo de las bases de la gauche francesa, sino sobre todo de sus dirigentes. Jean-Luc Mélenchon, eurodiputado y candidato del Front de Gauche en las elecciones presidenciales de 2012, participó en el acto de clausura de la Asamblea Ciudadana de Podemos del pasado 19 de noviembre, estuvo presente el 31 de enero en la Marcha por el Cambio en Madrid y ha sido entrevistado por Pablo Iglesias en la edición del programa Otra Vuelta de Tuerka del 22 de febrero. “Me pregunto si el interés de Mélenchon es sólo un intento de aprovecharse de nuestras buenas expectativas electorales”, explica Segui, con una cierta preocupación ante la posibilidad de que los círculos en Francia puedan perder su independencia.
Promover una revolución ciudadana
Pese a la desconfianza de algunos de sus miembros, Podemos y el Front de Gauche tienen otros puntos en común aparte de un hipotético interés electoral. En el ensayo L'ère du peuple, publicado en Francia en octubre de 2014, Mélenchon reivindica la necesidad de una revuelta popular como la única solución al retroceso social y a la crisis medioambiental que sufre la Europa actual. Una propuesta que se inspira en las recientes revoluciones democráticas de América Latina y las mareas españolas. Según el líder del Front de Gauche, estos movimientos destacan por ilustrar que “el sistema no tiene miedo de la izquierda, sino del pueblo”.
“Como en Francia no ha habido un movimiento como el de los indignados en España, iniciamos la experiencia de las marchas populares en las calles”, explica Patrick Le Hyaric, cabeza de lista por el Front de Gauche a las europeas y director del diario l'Humanité. Su coalición política organizó grandes mítines al aire libre durante la campaña electoral de las presidenciales en 2012, cuyo objetivo era “que el pueblo se reapropiara de las plazas”, recuerda Le Hyaric, que observa similitudes entre estos actos y la Marcha por el Cambio de Podemos.
Tras la decepción del primer año de gobierno del presidente François Hollande, manchado por casos de corrupción como el “affaire Cahuzac”, la experiencia de las marchas populares se tradujo en el movimiento por la Sexta República. Presentado en un acto de masas en la plaza de la Bastilla el 3 de mayo de 2013, este movimiento reivindica un proceso constituyente que debería poner fin al presidencialismo y al bipartidismo, favorecidos por el sistema actual de la Quinta República, donde priman las elecciones a doble vuelta. Además, promueve que la ciudadanía ejerza un mayor control sobre la clase política, estableciendo un voto que permitiera revocar los cargos electos en la mitad de su mandato. “El rechazo del pueblo respecto a la casta es un sentimiento común en todos los países de Europa”, afirma Le Hyaric.
La izquierda anticapitalista francesa, sus primeros aliados
El Front de Gauche no es el único aliado de Podemos en Francia. Antes de las elecciones europeas contó sobre todo con el apoyo del Nouveau Parti Anticapitaliste (NPA), gracias a sus vínculos con la formación española Izquierda Anticapitalista. En cambio, el partido de Mélenchon apoyó básicamente la candidatura de Izquierda Unida durante la campaña por las elecciones al Parlamento Europeo.
“Admiramos la capacidad de Podemos de combinar la movilización popular procedente de las plazas con la actividad política de un partido”, reconoce Antoine Rabadan, miembro del Comité Internacional del NPA y colaborador habitual del Círculo de Podemos en Montpellier. Pese a estos vínculos, Rabadan critica con dureza los cambios que se han producido durante los últimos meses en el partido de Pablo Iglesias. Considera que el hecho que las candidaturas apoyadas por este último se presenten con una lista única y por separado en las primarias “es un absurdo total respecto al ADN del partido y una traición al espíritu del 15-M”.
Nouvelle Donne, una historia paralela
Sin el mismo éxito electoral ni impacto mediático, Nouvelle Donne es quizás la formación de la izquierda francesa más semejante a Podemos en cuanto a su cronología. Fue creado en noviembre de 2013 con el objetivo llevar al Parlamento Europeo la voz de aquellos ciudadanos indignados con las políticas neoliberales de la UE y que no se sentían representados ni por la derecha ni por la izquierda. De hecho, su fundador, Pierre Larrouturou –antiguo miembro socialista–, lo concibió como una continuación del Colectivo Roosevelt, movimiento ciudadano fundado a principios del 2012 por el filósofo Edgar Morin y Stéphane Hessel, uno de los padres ideológicos del 15-M después de la publicación del panfleto Indignez-vous a finales del 2010.
“El Colectivo Roosevelt no fue un movimiento resultante de la indignación de la calle, sino de pensadores que pretendían promover nuevas ideas en la izquierda”, recuerda Joseph Boussion, cabeza de lista a las europeas por Nouvelle Donne en la región del Suroeste de Francia. Esta voluntad pedagógica aún se encuentra presente en el partido de Larrouturou. “Intentamos explicar nuestras políticas de forma muy simple para crear una adhesión masiva a nuestras ideas”, afirma Boussion. Él reivindica el uso que hace su formación de las redes sociales para divulgar propuestas que en un principio pueden parecer irrealizables, como la inversión de 1.000 millones de euros para combatir el cambio climático. Una estrategia comunicativa que parece asemejarse al estilo claro y directo utilizado por Pablo Iglesias y sus compañeros de partido.
Impotencia de la izquierda frente al auge del Front National
Pese a las similitudes ideológicas y organizativas, la izquierda radical francesa y Podemos se distinguen en una cuestión fundamental: las perspectivas de éxito electoral. Mientras que el partido de Pablo Iglesias ha quebrantado el bipartidismo español con su irrupción fulgurante, la gauche no pasa por su mejor momento. El Front de Gauche sólo ha obtenido un 6% de votos en la primera vuelta de las elecciones departamentales del pasado domingo. Un resultado que mejora levemente, hasta un 9,4%, si contabilizamos también los apoyos recibidos por las coaliciones entre comunistas y verdes. Pero claramente inferior al 25% del Front National. Por otro lado, el partido de Larrouturou recibió un 3% de votos en las europeas, un porcentaje tres veces inferior al cosechado por Podemos.
“La situación económica y social en Francia no es tan grave como la española. Aún no hemos llegados al borde del abismo”, recuerda Boussion. Pero las dificultades de la izquierda francesa no sólo responden al menor impacto de la crisis. “La extrema derecha se ha convertido hoy en la mayor expresión de rabia y cólera”, denuncia Le Hyaric, reconociendo al mismo tiempo la incapacidad de la izquierda radical para erigirse en la verdadera alternativa al bipartidismo conformado por UMP-PS. El apoyo al presidente Hollande en 2012 aún supone una losa para ellos. “El Front de Gauche sigue vinculado a una tradición de vieja política, ligada al Partido Comunista, que piensa que se pueden cambiar las cosas pactando con el Partido Socialista”, critica Rabadan.
Sin embargo, ¿la crisis de la izquierda francesa podría revertirse con una hipotética victoria de Podemos que, junto con el éxito del Gobierno de Tsipras, provocara un efecto dominó en Europa? “Estoy convencido de que las reticencias de la troika a renegociar con Grecia se deben al deseo de que Syriza no pueda llevar a cabo su plan de gobierno, ya que esto crearía un precedente”, denuncia Boussion. Y aún más optimista se muestra Le Hyaric, quien espera que el cambio que se está gestando en Grecia, España o Irlanda “va a obligar a la UE a cuestionarse sobre las políticas actuales”, y esto va a permitir que “Europa retome el camino del progreso social”.
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