La confluencia de diversos movimientos ha enriquecido y multiplicado la fuerza de los colectivos sociales.

Manresa es una población industrial en declive, con muchas empresas cerradas o en crisis terminal. El emblema de todo ello es la fábrica Pirelli, que lleva varios años cerrada. La ciudad parece una especie de Detroit a pequeña escala y lleva años seriamente golpeada por la crisis. Eso se traduce en polígonos semivacíos, edificios nuevos sin uso o un núcleo antiguo lleno de edificios en ruinas y comercios con las persiana cerrada.
Ante este panorama tan desolador se levantan unos movimientos sociales relativamente potentes que en los últimos años han desarrollado su actividad y sus luchas de tal manera que en estos momentos tienen un impacto notable en la ciudad.
Todo el mundo parece coincidir en que la situación de los movimientos sociales ha cambiado para mejor. Ahora hay muchos más colectivos, nuevos proyectos, nuevos locales, nuevas alianzas... y poco a poco se va organizando una sociedad paralela, golpeada por la crisis, cierto, pero que busca nuevos valores y los encuentra en la autogestión y el asamblearismo, pilares básicos de los nuevos movimientos.
El inicio de esta situación se remonta hacia el año 2010. Para entonces existían una serie de movimientos sociales que, por decir algo, rotaban en torno al independentismo vinculado a la Esquerra Independentista –CUP, Maulets, Assemblea de Joves, SEPC, Batzac, la Festa Major Alternativa, etc.– o en torno al movimiento okupa –CSO Na Bastardes, ZTA Banzai, CSO La Tremenda, CSO Valldaura, La Distri–, de marcado carácter libertario. También existían, como en otros lugares, movimientos ecologistas, asamblearios y demás.
Pero la creación del Ateneu Popular La Sèquia en 2009 cambió la situación. En un comienzo era un ateneo de carácter independentista, con sus banderas rojas y esteladas y continuas referencias a figuras del marxismo internacional. Pero en un momento dado fueron entrando nuevos colectivos dándole un carácter más plural. Durante el año 2011 se produjo ya un cierto aumento de la militancia a partir de la huelga del 29S de 2010, y más tarde el 15M, cuyo efecto en Manresa fue el de juntar a unas 600 personas en una plaza, hito pocas veces alcanzado previamente. Las acampadas no fructificaron en una asamblea popular permanente, pero sirvieron para que mucha gente tomara contacto entre sí y con los colectivos que se movían por la ciudad.
Los movimientos sociales han ido asumiendo la acción directa y la okupació como métodos de lucha
El Ateneu La Sèquia se trasladó en 2012 a un nuevo edificio, propiedad de unas monjas, que curiosamente en la Guerra Civil había sido sede del Ateneo Cultural Popular –es decir, el ateneo libertario–, y rápidamente fue convirtiéndose en el espacio referencial de los movimientos sociales de la ciudad. A partir de aquel momento se forjó la Coordinadora por la Transfomación Social contra el Capitalismo y el Patriarcado, que agrupa y coordina a diversos movimientos sociales y organizaciones, desde libertarias a independentistas, también a la PAHC.
La creciente confluencia –o al menos colaboración– de los movimientos se notó en la calle. En las huelgas del 29M y el 14N de 2012 se organizaron piquetes conjuntos en las manifestaciones feministas, de la PAHC, contra la ordenanza del civismo, contra la violencia policial o los desalojos de los centros sociales, en los que participan varios centenares de personas.
Y los movimientos iban asumiendo la acción directa y la okupación como métodos de lucha. Ejemplo de ello son los bloques okupados por la PAHC del Bages y su repercusión en la PAHC del Berguedá, que suman cuatro bloques en los que se alojan cerca de 100 personas. No sólo eso si no que también se ha promovido la okupación de pisos individuales, los escraches, la okupación de sedes bancarias reivindicativas o la ruptura simbólica con el Ayuntamiento durante la celebración de un pleno. Por la PAHC han pasado unas 300 familias, lo que puede indicar el grado de emergencia social que vive la ciudad.
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