Presiones sobre Syriza
Grecia: es la política, idiotas

Los autores defienden que Syriza es en primer lugar un instrumento para el impago de la deuda.

, activista social e integrante del Observatorio Metropolitano, respectivamernte.
17/02/15 · 13:04
Celebración de los resultados de las elecciones legislativas del pasado enero. / Stelios Matsagos

"Llega la esperanza” fue el lema con el que Syriza ganó las elecciones legislativas del pasado 25 de enero. Efectiva­mente, una ola de esperanza se extiende ahora desde la plaza Syntagma a toda la Europa mediterránea. Durante estas primeras semanas, Tsipras y el nuevo icono antineoliberal Varou­fakis han demostrado saber leer la situación política mejor que nadie y han sido más hábiles que los mercados. Han ejecutado reuniones a tal velocidad que han impedido reaccionar de manera coordinada a Merkel, Dra­ghi y compañía. Ahora es el momento del desarrollo legislativo de lo anunciado.

El plan de choque humanitario que Tsipras presentó en el primer pleno del nuevo parlamento consta de las siguientes medidas urgentes: ayuda alimentaria para los más castigados por la crisis, electricidad gratuita para las familias más necesitadas, restablecimiento del acceso universal a la sanidad, prohibición de los desahucios de la vivienda en la que se reside, recontratación de funcionarios despedidos ilegalmente, venta de uno de los tres aviones del Gobierno, reducción drástica de la flota de coches oficiales, reducción de la escolta del primer ministro, aumento de la lucha contra la evasión fiscal, modificación del IRPF para que no paguen los que ingresan menos de 12.000 euros, eliminación del impuesto sobre la primera vivienda, reinstauración de la negociación colectiva, subida del SMI de 300 hasta 751 euros en 2016, paga extra a pensiones inferiores a 700 euros, derogación de la última reforma laboral para proteger a los menores de 25 años, aumento de las pensiones más bajas, creación de un fondo de pensiones financiado con los ingresos de la explotación de las riquezas naturales y reapertura de la TV pública ERT.

La prohibición de los desahucios no es lo más importante, al contrario de lo que una medida similar significaría en España. En Grecia el endeudamiento privado presenta características diferentes; no compromete de una manera tan terrible el acceso a la vivienda como en España, en donde –a diferencia del país heleno– la burbuja inmobiliaria fue el fenómeno social central desde mediados de los ochenta. Las más relevantes por su inmediato impacto social serán el acceso a la sanidad universal para el 30% de la población que la había perdido, la gratuidad de los suministros básicos para las 300.000 familias que ahora no disponen de ellos y la subida del 115% del salario mínimo.
 

El Deutsche Bank es el principal favorecido de la crisis en cuanto acreedor de la deuda y el mayor beneficiario de la privatización de puertos, aeropuertos y empresas públicas

La rapidez con la que el Gobierno griego ha actuado tenía como objetivo evitar una respuesta unitaria de los agentes de los mercados; de momento se puede decir que lo ha logrado, dificultando que el Gobierno Merkel lidere un contraataque con toda la artillería.

A falta de contraofensiva más contundente el papel de poli malo le ha tocado al BCE, que ha cortado la financiación de los bancos griegos. Esta medida de presión –que obliga a Grecia a recurrir al mecanismo extraordinario de liquidez llamado ELA  (European Liquidity Assistance) o a buscar financiación fuera de la UE– tiene como objetivo golpear a Grecia para educar al resto, en especial a España. El BCE trata de rearmar ideológicamente a sus peones, que pueden así extender la campaña del miedo al corralito y a la desinversión entre la población del sur de Europa.

División entre los bancos

Los bancos alemanes piden mayor contundencia. No hacen sino defender sus beneficios. El Deutsche Bank, por ejemplo, es el principal favorecido de la crisis en cuanto acreedor de la deuda y el mayor beneficiario de la privatización de puertos, aeropuertos y empresas públicas impuestas en el memorándum. Propone cortar el acceso al ELA para obligar al Gobierno griego a aceptar el pago íntegro de la deuda y las medidas de austeridad decididas por la troika las legislaturas pasadas. Sin embargo, los bancos anglosajones Royal Bank of Scotland y Goldman Sachs, otros dos acreedores relevantes, han criticado la posición del tándem Tsipras-Varoufakis pero se muestran favorables a un pacto respecto a la deuda.

Varoufakis es consciente de que el BCE mantiene desde 2008 un discurso oficial con el que amenaza las indisciplinas pero a la hora de la verdad ha cedido cada vez que ha visto amenazado el orden neoliberal por la inestabilidad en los países del sur. Ejemplos de ello son la compra de deuda nacional –realizada aunque estaba explícitamente prohibida– y los recientes programas de expansión monetaria que contradicen lo que pregona Draghi. Veremos qué pasa esta vez.

Grecia hoy no es una estructura económica independiente, sino parte del engranaje que componen las instituciones económicas europeas en el orden neoliberal. Varoufakis lo resumió perfectamente la semana pasada: “¿Dirías que la crisis de 1931 fue ‘la crisis de Carolina del Sur?’ No: fue la crisis de EE UU. Hoy en la UE ocurre lo mismo”. Lo que está en juego no es el futuro de Grecia sino de Europa. Y no se decidirá conforme a las normas de la ­teoría económica estándar sino mediante la toma de decisiones que son netamente políticas.

En Atenas, 24 siglos después de Pericles, asistimos al nacimiento de la democracia europea. La Europa de la gente se abre paso contra la de los mercados. Del mismo modo que el BCE o el gobierno Merkel son sólo la mediación política de éstos, Syiriza no es sino un ariete para enfrentarnos a ellos. Lo decimos, también, porque estamos seguros de que decisiones injustificables como no incluir a mujeres en su gobierno se repetirán. Si convertimos a Syriza es un referente en cualquier tema, nos vamos a llevar muchas decepciones. Por decirlo más claro aún: esta revolución no la hará Syriza, la haremos entre todas.

Syriza, no nos cansaremos de decirlo, es básicamente un instrumento para no pagar la deuda. Y el impago es la conditio sine qua non para imaginar toda política social redistributiva, que a su vez es la condición necesaria para proyectar y ejercer todos los derechos. Como dice la feminista griega Tina Voreadi: “Syriza no es Dios. No ha venido a salvarnos de todos nuestros pecados. Con que multiplique unos cuantos peces, ya tiramos”.

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comentarios

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    Verena
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    10/03/2015 - 2:39am
    Muy buen comentario y muy completo, muchas gracias! Especialmente relevante me parece la idea de considerar Syriza como el ariete con el que se puede luchar contra ciertas instancias políticas de alcance real. Creo que muy a menudo se infravalora el voto como herramienta política válida; votar no es simplemente participar y legitimar un sistema falible, como suele decirse muchas veces a la ligera. En un nivel un poco más profundo, votar es reforzar una tendencia y empujar la historia en una dirección. Y en nuestro caso concreto hoy, contribuir a hacer la grieta institucional que ha empezado con Grecia más grande. Por eso la metáfora del ariete, el instrumento, me parece muy acertada. Gracias
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