Lucha por la vivienda en Nueva York
“Esta gentrificación es una epidemia, tenemos que encontrar el antídoto”

Más de 50 organizaciones luchan diariamente en la ciudad de Nueva York para parar los desahucios y el acoso de los propietarios ante la descontrolada gentrificación de las últimas décadas.

, Nueva York (EE UU)
11/02/15 · 8:00

En la iglesia situada en el número 1080 de la avenida Willoughby en Brooklyn se reúnen unas 20 personas para ver la proyección del documental Sí se puede, 7 días en PAH Barcelona. El film ofrece subtítulos en inglés, pero en este caso no son necesarios porque casi todo el público es de habla hispana. La proyección acaba entre aplausos y caras de esperanza entre los asistentes. Se da pie a la tertulia y la reflexión. Entre los presentes está Rosa Villatoro, mujer robusta de ojos negros y mirada penetrante que luce un corazón grande y rosa en su jersey que le ocupa casi todo el pecho. Rosa, de origen salvadoreño, lleva más de 12 años viviendo junto a sus dos hijas y su marido en el número 590 de la Avenida Bushwick, en el barrio de Bushwick, Brooklyn. Tímidamente la gente acerca sus sillas formando un círculo y empiezan a hablar sobre el caso de cada uno.

Mientras uno habla, el resto mira atentamente y casi sin quererlo varias personas interrumpen al orador para decir que ellos también sufren una situación parecida. Yolanda Coca, de la organización Bushwick Housing Independence Project (BHIP), asiente con la cabeza ante los diferentes testimonios que va oyendo y que ya conoce. Rosa se anima y empieza a explicar que a ella también la quieren desahuciar. “A mí me cortaron el agua y la electricidad durante 22 días y mi hija pequeña se enfermó”, relata Rosa con la mirada triste. “Demandé a mi arrendador y conseguí que me pusieran una caldera nueva. Pero ahora ha llegado una notificación de que me van a desalojar”.

El caso de Rosa no es aislado. Bushwick es uno de los barrios de Brooklyn que hoy en día sufren uno de los procesos más acelerados de gentrificación, y muchos de sus habitantes más antiguos se ven amenazados por los desahucios o acosados por los propios propietarios que buscan desalojar el piso y subir el precio para los próximos inquilinos. La crisis de la vivienda no es novedad en la ciudad de Nueva York. Con la excusa de querer llevar a cabo una renovación urbanística y pretender descentralizar la pobreza, desde principios de los años 90, siempre ha habido un fuerte desplazamiento muy vinculado a temas raciales y económicos. En los últimos 20 años han sido sobre todo familias y jóvenes, la mayoría blanca y de clase media, que se han ido a Brooklyn atraídos por los bajos precios y huyendo de los sofocantes alquileres y falta de oferta de vivienda en Manhattan. Esto ha generado gentrificación en barrios como Williamsburg, Bushwick o Bedstuy. El gran problema de este desplazamiento son las consecuentes subidas de precios tanto de las viviendas como de los comercios, que son inasumibles para la mayoría de los residentes que llevan toda su vida en el barrio.

Para poder luchar contra estos cambios, organizaciones como BHIP han creado un espacio de reunión, asesoramiento e información para los vecinos. “Nos llegan al menos 50 a 60 personas al mes para hablarnos de su caso, y de esos conseguimos parar unos 500 desahucios al año”, comenta Yolanda, organizadora y única empleada de la asociación. “¡Esta gentrificación es una epidemia, tenemos que encontrar el antídoto!”. Yolanda lleva en la organización diez años y ha visto el fuerte cambio en el perfil demográfico de Brooklyn, lo que lo ha convertido en el distrito más poblado de Nueva York. “La única manera que tenemos de luchar contra ello es educando a los arrendatarios sobre sus derechos. También debemos cambiar el sistema para que la leyes funcionen a su favor”, añade. Algunas de las personas que acuden a la organización no tienen documentación y otras no tienen ni contrato de vivienda.

Rosa sigue explicando su situación: “Yo quería pagar la renta mensual, pero el propietario, que posee 38 edificios más, no aceptaba mi dinero”. Ésta es una trampa que se da con demasiada frecuencia en esta ciudad cuando un propietario quiere echar a los habitantes, deslegitimándoles y acreditando que no pagan el alquiler. Entre la gente reunida está Jenny, una chica de piel fina y pálida que, arrimada al borde de su silla, intenta entender en español todo lo que dicen los afectados. Jenny es voluntaria desde hace un año en BHIP. “Tienes la sensación de que los propietarios quieren que alquiles su apartamento porque eres blanca y joven y atraerás a otros como tú”, comenta, consciente de que ella forma parte del proceso de gentrificación de su barrio, Bedstuy. Jenny explica: “En los edificios donde existen menos de seis apartamentos no son aplicables las condiciones de renta estabilizada. En el caso de Rosa son 17 arrendatarios en un edificio de tres plantas con cinco apartamentos. A esa casa no se le aplica el concepto de renta estabilizada”. Al menos que el edificio no tenga renta estabilizada o exista un contrato de vivienda, hay pocas posibilidades de parar el desahucio, comenta Jenny en privado. “Ahora nuestro objetivo como organización es intentar conseguir nuevas leyes que condenen la intimidación a los inquilinos. Tendría que haber más sanciones contra los propietarios”.

Igual que con Rosa, la organización seguirá los pasos establecidos. Lo primero es intentar conectar a los afectados con los abogados o asesores. Después darle difusión mediática al caso. Posiblemente se organizarán manifestaciones y se buscarán testimonios que declaren contra el propietario. Finalmente, el resto del proceso depende de lo que quieran hacer los afectados.

Cincuenta organizaciones

Según la escritora Laura Gottesdiener, hay unas 50 organizaciones sin ánimo de lucro que luchan contra este tipo de acoso y desahucios 'ilegales' en Nueva York. Cada una de ellas se diferencia en los servicios que ofrece regulados por la necesidades de cada barrio. Aun así, es difícil que actúen codo con codo, ya que a su vez también compiten por las ayudas públicas ofrecidas por el Estado. Pa'lante, por ejemplo, organización situada en Harlem, en el noroeste de Manhattan, tiene un programa especial para niños en que los menores se convierten en los documentalistas que registran todo lo que pasa en la organización y todo el proceso que viven los vecinos. “Nuestro objetivo final es empoderar a los inquilinos y darles herramientas. Además, conseguimos arruinar a los arrendadores calculando si están cobrando de más por el alquiler y consiguiendo que devuelvan el dinero”, comenta orgullosa Elsia Vásquez, fundadora de esta asociación. “En estos momentos hay una falta de oferta de vivienda en Manhattan y los propietarios quieren estos apartamentos que tenemos nosotros porque son grandes”, prosigue. “Me acuerdo cuando antes los taxis no querían ni subir hasta aquí arriba”, dice sonriendo.

Finalmente, la reunión se disuelve y algunas personas se quedan hablando sobre cómo organizarse para ayudarse en sus casos. Yolanda se queda hablando con Rosa sobre su juicio, que se acabó aplazando, lo que le permitió ganar algo más de tiempo. Aun así, no es ninguna solución definitiva ante la incertidumbre de poder perder la casa en cualquier momento. Como planteaba Laura Gottesdienner: "¿Debe ser la ciudad para aquellos que la puedan pagar o para aquellas personas que la hayan construido?".

Protesta en Nueva York, San Francisco y Barcelona contra Blackstone

REDACCIÓN
El grupo de Marea Granate en Nueva York ha organizado hoy 11 de febrero una protesta ante la sede de Blackstone, el mayor fondo de inversión del mundo, dentro de una campaña iniciada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y coordinada con protestas simultáneas en Barcelona y San Francisco. Blackstone, que en 2013 expandió su negocio a España, compró ese año a la Empresa Municipal de Vivienda de Madrid 1.860 viviendas por un total de 128,5 millones de euros. La PAH ha organizado esta protesta, indica un comunicado de Marea Granate, después de que la empresa haya “comprado toda la vivienda de Cataluña Caixa, un banco que recibió 12 millones de euros de dinero de los contribuyentes como rescate”, mientras “las ejecuciones hipotecarias y los desahucios por Blackstone han aumentado rápidamente en Cataluña”. Blackstone es a la vez el mayor propietario de vivienda de alquiler en Estados Unidos, donde especulan con la vivienda y participan en la gentrificación de los barrios elevando las rentas hasta que los inquilinos no pueden pagar y son desalojados. En la protesta, organizada por Marea Granate en Nueva York, participarán otros grupos locales, como Right to the City Alliance, People Power Movement y P’alante Harlem.

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