Entrevistamos a Alan Kanjo, realizador kurdo-catalán, para que nos ponga en situación sobre lo que ocurre en Kobane, de donde es originaria su familia paterna.

Alan conoce de primera mano lo que está sucediendo en la región de Rojava, situada al norte de Siria en la frontera con Turquía. Comienza remontándose hasta el 15 de marzo de 2011, en el comienzo de la revolución Siria. “Una revolución a la que el mundo dio la espalda y que permitió a Assad reprimir a sus anchas desencadenando una guerra civil con más de 200.000 muertos hasta la fecha. En Kobane la gente había salido a secundar las protestas que iniciaron los universitarios sirios. Aunque el régimen no atacó frontalmente a los kurdos sí atentó contra algunos de sus dirigentes". El caso más notable fue el asesinato de Mashaal Tammo, acribillado en su casa por unos encapuchados. “Entre los bandos que se fueron formando en el conflicto los kurdos comenzaron a luchar conjuntamente con el ELS (Ejército de Liberación Sirio), si bien luego se fueron alejando para llevar a cabo su propia revolución". Entre los enemigos a los que se enfrentan, además del propio régimen de Assad, está el ISIS, Dahed o Estado Islámico, que tras desvincularse de Al Qaeda pretende unir Siria e Iraq bajo la ley de la sharía. “Este grupo ha crecido enormemente en dos años, comenzaron luchando contra el régimen pero implantando la ley islámica en las zonas que iban controlando.”
Mientras, los kurdos se agruparon en torno al PYD (Partido de la Unión Democrática), hermanado con el PKK para formar una autonomía entre las tres provincias kurdas de Siria. “Repartieron el poder por cantones con independencia administrativa, asambleas públicas y escolarización en kurdo a partir de 2012. Actualmente sobreviven de forma aislada rodeados por las fuerzas del ISIS. Han perdido el suministro de agua y electricidad. Sin embargo, se autogestionan construyendo pozos y comprando generadores para tener unas horas de luz”. También han empezado a montar pequeños negocios para fomentar la economía.
La autogestión, el laicismo, el papel de la mujer, la lucha contra el fanatismo y la ilusión de estar trabajando por crear una nueva sociedad propia son factores que recuerdan a España en el 36
Hay quien ha llegado a hacer comparaciones de la situación en Kobane con la revolución española del 36. A Alan la comparación no le disgusta. “Sabiendo que no hay dos situaciones históricas iguales y que los contextos son muy diferentes, sí se pueden hacer comparaciones para ayudar a entender mejor acontecimientos que nos pillan lejos. La autogestión, el laicismo, el papel de la mujer, la lucha contra el fanatismo y la ilusión de estar trabajando por crear una nueva sociedad propia son factores que recuerdan aquellas luchas. Desde Kobane la gente no pide comida porque se sienten suficientemente abastecidos, su reclamo es el de personas dispuestas a luchar. Los kurdos de Kobane están confiados en su proyecto.”
Refugiados y milicianas
Las necesidades básicas se piden para los refugiados, quienes han salido dejando todo atrás. “La ONU habla de 200 mil refugiados pero se basa en datos que han sido registrados en su paso por los países fronterizos. La familia de mi padre, unas 50 personas, que salió durante los primeros días de conflicto, no fueron registrados oficialmente, por lo que es lógico pensar que hay muchos más”. Las situaciones de estas personas son muy variadas. Hay quienes están en campos de refugiados gestionados por ONG+, donde viven una situación muy precaria, en zonas de mucho frío. La gran mayoría ha cruzado hacia Turquía y se reparten por todo el país o incluso se han marchado a otros países. “Muchos de los familiares de guerrilleros no han podido quedarse en Turquía ya que el Estado es enemigo de la guerrilla kurda. Estas personas están escondidas y son las más necesitadas. Por otro lado quienes sí se refugian en el vecino turco se enfrentan a otro tipo de problemas”. Alquilar un piso en Turquía es difícil, ya que los turcos son reticentes a ayudar a kurdos y sirios, por lo que el entorno es hostil, no conocen la lengua ni el lugar. “Los refugiados viven con la incógnita de si podrán volver y si quedará algo de la vida que dejaron atrás. Ansiedad y tensión son las palabras que mejor definen su día a día”. Quienes han llegado al Kurdistán iraquí están mejor atendidos.
Alan estuvo recientemente en Suruç, ciudad fronteriza entre Turquía y Siria, allí piensa volver próximamente. “La ciudad estaba totalmente desbordada y su población se ha duplicado de 100 a 200 mil personas debido a la llegada masiva de refugiados. La decisión del ISIS de ocupar militarmente Kobane en una ofensiva total produjo la huida de miles de personas hacia Suruç en septiembre de 2014, entre los que se encontraban los familiares de Alan.
Sin embargo los yihadistas del ISIS se han encontrado con un enemigo en cierto modo inesperado y radicalmente opuesto. Se trata de las mujeres de las milicias kurdas, cuyo papel en esta guerra ha llamado la atención en todas partes del mundo.
“Se está produciendo un acontecimiento histórico pero que tiene su origen tiempo atrás”. Ya en el PKK el 30% eran mujeres y en Kobane las mujeres representan un 40% en las milicias del YPG (Unidades de Protección Popular). Muchas han recibido entrenamiento en las montañas, otras, sin embargo, han decidido coger las armas para defender a los suyos sin entreno alguno. Tienen muy claro que su papel en la resistencia es fundamental, están dispuestas a romper tabús y acabar con la imagen tradicional de la mujer. El planteamiento es sencillo: o me quedo en casa o sumarme a la lucha por liberar a mi pueblo del ISIS. “Este proceso supone un paso por la liberación de la mujer nacido de la propia cultura kurda. No se daría sin el consentimiento y la complicidad de los hombres. Por mucho que otros casos similares se intenten en otras partes de Oriente Medio, los hombres siempre dicen no. En el caso kurdo, cuando las mujeres se han unido a la guerrilla, los hombres son los primeros que han validado este proceso. Muestran un reconocimiento y un respeto hacia el papel que están desempeñando sus compañeras, conscientes de su importancia para reafirmar la figura de la mujer”. Todo esto va más allá del terreno militar y trasciende a otros ámbitos sociales, repercutiendo en mujeres que nada tienen que ver con las milicias ni con partidos políticos. “Estas otras mujeres están en la misma onda que sus compañeras milicianas y trasmiten valores que se están generalizando en las familias y en la sociedad kurda en general. Es un comienzo pero este proceso tiene también una importancia crucial para la valoración de la mujer en el ámbito de Oriente Medio.”
Alan explica cómo durante las últimas semanas se ha conseguido echar atrás varias fuerzas del ISIS y se han recuperado algunas aldeas. Algo tiene esto que ver con que los yihadistas tienen pavor a ser asesinados por una mujer, lo que según sus creencias les condena directamente al infierno. “En muchos casos las mujeres se han puesto en la avanzadilla. La respuesta del ISIS de colocar coches bomba, incluso gatos cargados de explosivos, es un síntoma de desesperación.”
Como ya hemos comentado Alan viajará próximamente a la frontera con Turquía, donde pretende grabar un cortometraje con los niños refugiados y tratar de devolverles aunque sea por un rato, un tiempito de su infancia. Antes de despedirse nos dice: “No podemos desvincularnos de estos temas. Seguiremos trabajando por los refugiados y por quienes siguen luchando en el Kobane por el futuro del pueblo kurdo.”
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