El desgaste de IU y el auge de Podemos en Andalucía a través del emblemático líder del sindicato SAT.

Fibes, Palacio de Congresos y Exposiciones. 4.000 personas jaleaban reiterada y estruendosamente la intervención de Pablo Iglesias, colofón del multitudinario acto de Podemos en la capital andaluza. Cuando apenas quedaban unos minutos, sobre el escenario hizo acto de presencia en el auditorio Diego Cañamero. Sin llamar la atención, acompañado por uno de sus más fieles compañeros, entró en el recinto por un pasillo lateral. Varios colaboradores de Podemos le ofrecieron un asiento en un lugar destacado. Tras rechazarlo en al menos dos ocasiones, allí quedó, de pie, humilde y desnudo ante los ojos de unos pocos curiosos que decidieron no dirigir su mirada hacia un Iglesias exultante y seguro de sí mismo.
Cañamero asentía con cada frase de Pablo Iglesias. Y más lo hubiera hecho en caso de haber llegado al recinto apenas veinte minutos antes, cuando Teresa Rodríguez, candidata a la Secretaria General de Podemos Andalucía, lanzó un discurso que el líder jornalero hubiera podido suscribir al 100%. El acto del 17 de enero en Sevilla fue un órdago al PSOE, partido que durante 35 años ininterrumpidos ha gobernado en Andalucía.
En agosto de 2012 jornaleros del SAT realizaron sendas acciones en dos superficies comerciales de la provincia de Sevilla. Aquella actuación, que quería denunciar el aumento de la pobreza y de la precariedad, se convirtió en noticia de primera plana para todos los medios de comunicación. El SAT supo conectar con la ola de descontento e indignación surgida a partir del 15M. El veterano sindicato, sin apenas mover un ápice su discurso respecto a aquel del que se dotó en plena Transición española, consiguió conectar con la realidad social del momento. Y lo más sorprendente, se convirtió en un referente estatal cuando impulsó las Marchas de la Dignidad, que en marzo de 2014 se convirtieron en una de las protestas mas masivas que se recuerdan.
Sin embargo, de 2012 a 2014, la figura de Sánchez Gordillo, aquejado de problemas de salud, había perdido peso conforme la de Diego Cañamero crecía a un ritmo sorprendente. Y Cañamero, portavoz nacional del SAT y sin cargo orgánico de referencia en la CUT, ha tenido que lidiar durante los últimos meses con un escenario más político que sindical, en el que la tan anunciada ruptura con IU es ya una hipótesis probable. De hecho, durante las últimas semanas, aparecen noticias tan alarmantes como que el pasado 15 de enero Manuel Rodríguez, portavoz de IU en la Diputación de Sevilla y miembro de la CUT, ha presentado su renuncia por considerar “contradictorio estar sentado en la misma mesa política que Diego Valderas y Antonio Maíllo”, a quienes considera “responsables de practicar los recortes de la troika en Andalucía”.
Fuentes bien informadas aseguran que se llegó a contemplar que se reservaran tres de los 34 puestos que conforman el Consejo Ciudadano andaluz a la CUT
Los rumores, sin embargo, comenzaron a tornarse alarmantes hace un mes, cuando Cañamero se prodigó en varios actos públicos con Teresa Rodríguez, ahora candidata a la secretaría general andaluza por una lista de consenso. Numéricamente es poco lo que la CUT puede aportar a Podemos en el contexto andaluz, puesto que su ámbito de influencia radica en un espacio geográfico muy limitado. Sin embargo, el valor simbólico de Cañamero es incalculable. Podemos comienza a tener una estructura que arraiga fundamentalmente en las áreas urbanas, mientras que el PSOE, que en Andalucía es su rival a batir, tiene una red electoral y también clientelar sin parangón en el contexto rural. Y es ahí dónde Cañamero adquiere un valor inusitado.
Fuentes bien informadas aseguran que, durante las negociaciones para la lista de consenso andaluza, se llegó a contemplar que se reservaran tres de los 34 puestos que conforman el Consejo Ciudadano andaluz a la CUT. El nombre de Cañamero nunca estuvo en las quinielas, fundamentalmente porque él mismo no lo quiso. Sin embargo, y a pesar de que la operación parecía marchar viento en popa y a toda vela, reticencias internas dentro de la CUT frenaron la iniciativa. Hay quien, desde dentro de la propia formación y siempre en privado, acusa a Cañamero de “oportunismo”. Lo paradójico es que quienes lo hacen son fundamentalmente algunos elementos con cierto peso histórico y que se han convertido en una suerte de clase política profesional en los municipios en que gobiernan y en el aparato provincial de IU. Este sector apuesta por concurrir en las próximas municipales con IU o con alguna coalición de partidos que propicie IU. Sería imposible, o cuando menos contradictorio, que quienes han sido alcaldes durante décadas pudieran ir al frente de listas electorales abiertas que propugnan una regeneración democrática.
Poco a poco se irán despejando incógnitas. No es seguro que miembros de la CUT se integren en la lista de consenso que, con el nombre de ‘Sembrando Futuro’, va a participar en las primarias andaluzas. Pero sí parece más plausible que Diego Cañamero, conforme pasen los meses, se convierta en compañero habitual de Teresa Rodríguez, que quiere plantear una batalla electoral de igual a igual con Susana Díaz. Y, mientras tanto, tanto si los hechos se suceden así como si se dan de otra forma, las tensiones se irán enquistando en una IU que en Andalucía desfallece como consecuencia de su pacto con el PSOE. Cañamero, en su encrucijada, y aún cuando no deseara ningún protagonismo en todo lo que se avecina, está llamado a jugar un papel fundamental.
Discurso crítico de difícil encaje
En 1976 Diamantino García, conocido como ‘el Cura de los Pobres’, fundó el Sindicato de Obreros del Campo, antecesor del SAT. Tres años después, también Diamantino, fundó la CUT (Candidatura Unitaria de Trabajadores). Brazo sindical y brazo político de un mismo proyecto para una izquierda andaluza en la que la cuestión de clase y el soberanismo iban a ser los ejes vertebradotes. La iniciativa cuajó en ámbitos rurales muy concretos, convirtiéndose en opción hegemónica en la comarca de la Sierra Sur de Sevilla. Juan Manuel Sánchez Gordillo, quien fuera elegido Alcalde de Marinaleda en 1979, y Diego Cañamero estaban presentes en aquel primigéneo grupo fundador. Poco después, ambos, Juan Manuel y Diego, iban a asumir el importante rol de dar continuidad a la labor de Diamantino.
Desde 1986 la Candidatura Unitaria de Trabajadores se integra en Izquierda Unida, representando en el contexto andaluz una voz crítica y ubicada a la izquierda del sector más oficial de la coalición. El “pacto de progreso” andaluz, suscrito por PSOE e Izquierda Unida en 2012, elevó la tensión interna y complicó aún más el ya de por sí complejo encaje de la CUT dentro de la federación de izquierdas. Mientras el SAT, con Cañamero al frente, convocaba una protesta para rodear el parlamento y denunciar las políticas de recortes que se producían en Andalucía, Antonio Maíllo, Coordinador de IU a nivel autonómico, afirmaba que “nada es ajeno a IU en el Gobierno de la Junta”. Las amenazas de ruptura han proliferado durante los últimos dos años.
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