La marca número uno de refrescos, en sus horas más bajas
Coca-Cola, sé fuerte

Un año después de que las embotelladoras de Coca.Cola presentaran un ERE que afectaba a 1.190 familias, los trabajadores afectados no sólo han conseguido que la justicia les dé la razón, sino que han socavado la imagen de una marca que creyó que podría pisarles e imponer su ley.

, @ecanrog - periodista
19/01/15 · 8:00
Manifestación de trabajadores afectados por ERE el pasado diciembre en Madrid. / Dani Gago / DISO Press

Está a punto de cumplirse un año desde que Coca Cola Iberian Partners (CCIP) anunciara el Expediente de Regulación de Empleo que el conjunto de embotelladoras presentó a 1.190 familias. El comunicado que entonces presentaron se asentaba bajo el concepto de “plan de adhesión voluntario”. Es decir, o tomas lo que te ofrezco o te vas a la calle. Una propuesta unilateral que presentó la empresa sin pactar con los sindicatos, “que desde el principio se negaron a negociar”, afirmaba el que fuera presidente en España de Coca Cola, Marcos de Quinto.

Desde aquel momento no ha habido un sólo día en el que Juan, Gema, Carlos o cualquiera de los trabajadores y trabajadoras de la embotelladora no hayan llenado las redes sociales de protestas. Ni una semana sin que las calles de Madrid se tiñeran de rojo. De hecho, quedan pocos lugares del centro sin una pegatina que rece: “No bebas CocaCola. Si Madrid no fabrica, Madrid no consume”.

La embotelladora, Coca-Cola Iberian Partners, que formalmente llevaba a cabo el recorte de 750 trabajadores, a los que sumó 500 traslados forzosos y el cierre de cuatro plantas, no ofreció entonces a la opinión pública explicaciones detalladas sobre eso que encubría bajo términos como “reorganización" y “reestructuración". Y tampoco lo hizo la filial española de la multinacional de Atlanta, The Coca-Cola Company, que trataba de quedarse al margen de lo que sucedía con su socio para no salpicarse. “Apoyamos su lógica empresarial aunque nos duela su impacto laboral. Mi empresa no ha hecho ningún ERE: lo ha hecho una embotelladora independiente.”, afirmaba De Quinto. Las declaraciones en las que desvincula a Coca Cola del devenir de las embotelladoras chocaban con el hecho de que fuera la propia multinacional quién impulsó la fusión de las siete embotelladoras españolas y quién les cedió su propia marca para hacerlo.

Es difícil poner contra las cuerdas a una multinacional, así que ante el aumento de la presión de sus trabajadores que pronto identificaron a una enorme masa social, Coca-Cola puso en marcha su máquina de propaganda para vender los Zero despidos y anunciar a bombo y platillo que el de su empresa era “uno de los ERES más generosos que se han hecho”. ¿Desde cuándo dejar a alguien sin trabajo es ser generoso?, se pregunta un humilde servidor. Pero los intentos por dividir a los trabajadores ofreciendo nuevas condiciones laborales y la estrategia de criminalizar a los sindicatos nunca hizo arreciar al grupo de espartanos, como ellos se definen.

Coca-Cola no ha acatado la sentencia de la Audiencia Nacional

Casi 365 días defendiendo su campamento en Fuenlabrada con un objetivo: que se haga justicia. Y así se hizo. A mediados de junio, la Audiencia Nacional declaró nulo el ERE impuesto por el conjunto de embotelladoras y obligó a la empresa a pagar los salarios que "dejaron de percibir" los trabajadores, a readmitir a los trabajadores en sus puestos de trabajo y a devolverles su salario. Puede haber disparidad de opiniones en la conveniencia o no de que una empresa sin pérdidas y con una oferta de despido muy por debajo de la indemnización improcedente realice un ajuste de este tipo. Pero el derecho de los trabajadores a no aceptarlos y oponerse a tal decisión son indiscutibles, y más, si la justicia les otorga la razón.

A día de hoy, Coca-Cola no sólo no ha acatado la sentencia que la propia Audiencia Nacional le ordeno cumplir inmediatamente allá por noviembre, sino que hace unos días trató de desmantelar la fábrica de Fuenlabrada y evitar así el cumplimiento de la resolución que declaró nulo su ERE, como denuncian los trabajadores. Este no ha sido el primer intento de desarbolar la planta. El comité de empresa de Fuenlabrada presentó en noviembre una denuncia ante la Inspección de Trabajo en la que aseguraba que Coca Cola estaba introduciendo trabajadores externos para desmontar la planta madrileña, una práctica que de ser cierta iría en contra de la ley.

El suceso se caracterizó además por la tensión y la carga no autorizada de los antidisturbios contra los trabajadores. “Lo que ha sucedido es completamente ilegal", señalaba una diputada de IU en relación a lo que varias fuentes afirmaban como un despliegue ordenador por el propio Ministerio de Interior y no por la Delegación del Gobierno en Madrid.

Coca-Cola, la política y los medios de comunicación

Como el cuento de David contra Goliat, el perjudicial incidente para la reputación de Coca-Cola, refleja la lucha de un grupo de trabajadores plantándole cara a una gran empresa de influencia mundial. Una tarea que se torna aún si cabe más heroica teniendo en cuenta el cuidado de los medios por no molestar a un anunciante muy importante, y a un Gobierno, que al tiempo que articula en año electoral un tenue “Coca-Cola, sé fuerte”, hace de guardaespaldas de la multinacional; jurídico, facilitando con sus reformas los despidos e ignorando sentencias que no se acatan y ahora también físico, mandando un fuerte despliegue policial para defender los intereses de la marca.

Y es que los vínculos entre Coca-Cola y la política son estrechos. Por un lado, Sol Daurella, presidenta de CCIP y máxima responsable de Cobega, embotelladora que encabezó la fusión y que más beneficios obtendría de la reestructuración, está casada con Carles Vilarrubí. El actual tercer vicepresidente del FC Barcelona es considerado amigo personal del expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que accedió a la dirección de la Corporación Catalana de Radio y Televisión (ahora bajo el nombre de TVE) cuando el ahora imputado por fraude fiscal y blanqueo de capitales cogió el mando de Catalunya.

Por otro lado, la unión política entre Coca Cola y el Gobierno se evidencia, entre otras, en el hecho de que la consultora fundada por Cristóbal Montoro fue la encargada de diseñar el ERE de Coca-Cola, como adelantó la periodista de eldiario.es Belén Carreño. El polémico recorte de plantilla venía firmado por Equipo Económico, antiguamente denominado Montoro y Asociados, la consultora que fundó el actual ministro de Hacienda con su hermano y su equipo de confianza durante los años posteriores a su salida del Gobierno de Aznar.

Pero ni los millones invertidos por la marca en la compra de publicidad informativa, ni la presión que supone para los medios más mediáticos molestar a uno de sus grandes anunciantes ha conseguido que un grupo de ciudadanos con un proyecto poco más ambicioso que el de conservar su trabajo socave la imagen de una poderosa del tamaño de Coca Cola. Durante esta crisis, una de las técnicas que Coca Cola eligió para dar a conocer a la opinión pública su mensaje fue la publicidad informativa, que insertó en repetidas ocasiones --con el gasto que ello implica-- en los periódicos de mayor tirada del Estado.

Los medios han jugado un gran papel importante en el intento de Coca Cola por limpiar su imagen. Desde aquella entrevista en las mañanas de Radio Nacional donde siquiera se mencionaba la nulidad del expediente de regulación de empleo, hasta la que llevaba El Mundo el 25 de mayo del pasado año. Juzguen ustedes las preguntas que una periodista del citado periódico le hacía al ahora presidente de Coca Cola en Europa, Marcos de Quinto, para cerrar una pieza que colocaron en portada.
 

Si la imagen de Coca Cola en España ha sufrido un brutal vuelco, si la campaña navideña de #HazFelizAAlguien ha sido boicoteada hasta tal punto que Coca Cola se viera obligada a comprar trending topics para tratar de acallar a la marea roja, o si las ventas de la bebida se han reducido en el último año no es culpa de los trabajadores. Sino de su soberbio intento de pisar como cucarachas a un grupo de trabajadores creyendo que se darían por vencidos y pensando que la gente se olvidaría al mismo tiempo que destapaba, mirando a otro lado, el tapón de la felicidad.

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comentarios

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    20/01/2015 - 9:17pm
    #1 Tienes razón, Miguel. En ningún momento la intención ha sido la de identificar al Fútbol Club Barcelona con el asunto de los despidos, pero creo que no está de más citar la relevancia de los vínculos de Sol Daurella, y ser el vicepresidente de una entidad como el Barça da prueba de ello.
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    Miguel Piqueras Cano
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    20/01/2015 - 9:49am
    Buenos dias, estoy totalmente de acuerdo con las protestas por sus derechos de los trabajadores de coca cola, con sus manifestaciones y en contra del abuso de poder ejercido por la empresa y los poderes políticos. Pero no se ha que viene decir que Carles Vilarrubi es vicepresidente del FC Barcelona, que tiene que ver el FC Barcelona con este asunto, por que nombrar este club y relacionarlo con este abuso por parte de una empresa contra sus trabajadores. No lo entiendo, por que mezclar algo muy serio con un club de fútbol. Hay que centrarse en lo que realmente importa y no crear fobias en contra de quien no tiene nada que ver.
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