En la pasada Semana Santa cerca
de 2.500 personas participaron en
la II Marcha Internacional contra el
Muro Marroquí. Desde el Estado
español se sumaron a la protesta
diversas iniciativas como La Columna
de los Mil o redes de mujeres
con el objeto de difundir la realidad
del pueblo saharaui.

“Desde 1975, más de 4.500 personas
han conocido la desaparición
forzada; 500 de ellas continúan
en paradero desconocido. Además,
unos 20.000 saharauis han
sufrido detención arbitraria”, denunció
Abdeslam Omar, presidente
de la Asociación de Familiares
de Presos y Desaparecidos Saharahuis.

“La mayoría de estas personas
son sometidas a torturas y
penas degradantes… Ahora los
principales organismos de derechos
humanos están diciendo lo
mismo que llevamos repitiendo
desde hace muchos años”, agregó.
Abdeslam habló sobre casos
de tortura y la situación en las cárceles
de Marruecos: “Tres jóvenes
han tenido que hacer una huelga
de hambre durante 55 días para
conseguir el derecho a recibir familiares
o ser visitados por los observadores
internacionales”.

Jadilla, una activista que ha sufrido
la represión en el Sáhara ocupado
habló de las vejaciones sufridas:
“Viendo la indiferencia del
mundo ante lo que ocurre no nos
va a quedar más remedio que volver
a las armas”.

El 10 de abril, una cadena humana
de 2.500 personas se formó
ante el Muro. Mientras se oían
consignas como “Marruecos culpable,
España responsable” un
grupo de jóvenes saharauis corrió
hasta la alambrada que separa la
zona de peligro de la de seguridad
para mostrar su rabia y su desesperación.

Una mina antipersona
explotó cerca de la alambrada en
un terreno minado no señalizado
como tal. La mina, de fabricación
italiana, dejó sin pierna a un joven
de 19 años, Brahim Husain Abait,
y causó varios heridos.
El primer ministro de la República
Árabe Saharaui Democrática,
Abdelkader Taleb Omar, en
una de las charlas que se organizaron
tras la marcha, habló de la
lucha pacífica que lleva a cabo el
pueblo saharaui: “La ONU sigue
sin ser eficaz. Constatamos que
hay un mediador detrás de otro...
el tiempo pasa y la paciencia se
acaba. Los jóvenes están exigiendo
pasar a otro nivel de lucha”.

Taleb Omar señaló la importancia
de la presencia de los activistas llegados
desde el Estado español y
de otros países: “Vuestra presencia
ayuda a mantener la paz en la
zona”, pero también advirtió que
“hay grandes riesgos de que la zona
vuelva a la guerra”.