Desahucios en A Coruña
Su ciudad, nuestra rebeldía

Hector Tejón, integrante de la plataforma Stop Desahucios A Coruña, analiza y hace una valoración de los desalojos llevados a cabo la pasada semana en A Coruña, con motivo de las obras del Parque Ofimático.

, Integrante de Stop Desahucios A Coruña
05/12/14 · 12:47

Cinco de la madrugada de una gélida noche de noviembre. Decenas de coches de la Policía Local, la misma que acudía al taller de Álvaro Corral a solucionar incidencias varias o simplemente charlar, organizan un dispositivo policial tan desmedido como vergonzoso para sitiar el barrio de San Vicente de Elviña y expulsar por la fuerza a la familia de Álvaro e Isabel de su hogar. Es el implacable avance de una ciudad construida a espaldas de sus habitantes, simples números en balances presupuestarios, molestias humanas para el mandato de la riqueza de unos pocos.

Es la misma ciudad implacable que devora San Vicente de Elviña expulsando personas de su hogar, sin otra alternativa que la compensación económica y material como si una vida de recuerdos, vivencias y afectos pudiera reducirse a un simple valor monetario. Un avance urbano sólo posible a través de la aplicación excesiva de fuerza ilegítima de los cuerpos de (in)seguridad y la avaricia desmedida de constructoras, políticos y promotoras del capital que nos desangra diariamente.

“Coruña crece, Elviña desaparece”, reza una de las pintadas junto al Campus Universitario. Epitafio premonitorio. Vuelve a ser actualidad la ciudad de A Coruña en todos los medios de comunicación del Estado por un desalojo, como ya lo fuera con Aurelia Rey, Elisabeth Sanlés y ahora Isabel y Álvaro. La vergüenza de las políticas municipales que durante 30 años no se preocuparon lo más mínimo por el derecho a la vivienda (no confundir con el derecho a la propiedad), ni por el derecho a la ciudad, pero sí por dar garantía a la especulación de una urbe artificial que borra los vínculos y lazos barriales, que cercena la naturaleza e implanta la dictadura del cemento en nombre del ahorro y del falso progreso.

El mismo día que una excavadora destruía más de medio siglo de historia viva en San Vicente de Elviña, Carlos Negreira, alcalde de A Coruña, encendía el alumbrado de Navidad rodeado de niños, indiferente a la política de la barbarie que oculta las viviendas sociales. Complaciente con la corrupción que anida en María Pita. Distante de los miles de cuerpos y voces que a lo largo de los últimos años protestaron y conquistaron la dignidad que el ayuntamiento insiste en regalar al mejor postor, en una subasta de la riqueza privada tan obscena como improcedente.

Millones de euros enterrados bajo una falsa necesidad habitacional llamada “Parque Ofimático” cuando 20.000 viviendas se pudren vacías en la ciudad. Cuando lo único que se garantiza por ley es el desalojo y el desahucio y no el bienestar y la vivienda. Cuando un dispositivo policial que agrede a los habitantes de un barrio, colapsa una ciudad y burlonamente sonríe expulsando a una familia de su hogar. En ese preciso momento, tiene lugar el germinar de la fuerza colectiva en forma de empatía y solidaridad. Cláxons de apoyo desde la avenida de Alfonso Molina, voces de rabia y dolor de un barrio sitiado por la especulación y destruido por la avaricia del beneficio privado y el bienestar egocéntrico.

La injusticia legislada se convierte en el motor de nuestra justicia conquistada. Su ciudad especulativa y corrupta, en nuestra desobediencia organizada. Y en los despachos del ayuntamiento, al grito de “Elviña será el nuevo Gamonal”, la fuerza del barrio y de la ciudad muestran los días que quedan para que la cobardía y el miedo de los que gobiernan para sí mismos sea un mal recuerdo del pasado.

Artículo original: A súa cidade, a nosa rebeldía, publicado en La Opinión A Coruña.

 

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