Son las 8.30 de la mañana y ya hay cola en el colegio Barrufet del barrio de Sants (Barcelona). Es 9 de noviembre y hoy se celebra la consulta en Catalunya bajo amenaza judicial. PP y Ciutadans han presentado una denuncia en juzgado de guardia para intentar paralizarla a última hora, después de las dos anulaciones del Tribunal Constitucional.

Los colegios no abren hasta las nueve de la mañana, pero media hora antes ya se puede ver unas 100 personas haciendo cola en la puerta de la escuela Barrufet. A las nueve el colegio abre. La cola de votantes rompe en aplausos que se escuchan desde varios bloques de pisos. La emoción de la ciudadanía se palpa y se escucha en el ambiente. Desde el martes, las caceroladas se repiten en el barrio para defender el derecho a decidir, y por fin ha llegado el día D.

Las 11 de la mañana, y el goteo de gente que se acerca a votar no para. La cola se ha mantenido y ha crecido. Ya da la vuelta al edificio. Y eso que avanza rápido.

Unas 500 personas están en la cola. Se tarda unos 45 minutos en poder votar. Pero la gente espera pacientemente. Una vecina comenta emocionada: "Es increíble ver un pueblo entero desobedeciendo".

En la cola, se puede ver todo tipo de personas. Jóvenes, personas mayores, gente en silla de ruedas, personas migrantes... Aquí en Sants no se palpa que esta consulta sea ilegal ni nada parecido. Es un referéndum, unas elecciones "prohibidas". Los grupos de Whatsapp no paran. "En mi colegio, ¡una hora de cola!", comentan amigas emocionadas. Cuanta más cola, más emoción.

Desde primera hora y hasta el mediodía, el goteo ha sido imparable. Las colas en Barrufet no disminuyen y es que la gente tiene ganas de votar, y algunos temen que un juez pueda retirar las urnas. Cuanto antes, mejor.

La democracia se respira hoy en Sants, y en toda Catalunya. Un pueblo entero desobedeciendo con una papeleta en la mano.