La situación socioeconómica sigue angustiando a los tunecinos
Túnez abre los colegios electorales en un ambiente de desafección política

El país que inició las revoluciones árabes en diciembre de 2010 celebra hoy elecciones legislativas entre el descrédito de la política y sus representantes.

, Túnez
26/10/14 · 12:16
Espacio para carteles electorales durante la campaña de octubre de 2011. / Gladys Martínez López

“Quien compra tu voto y te paga un dinar, mañana te quitará tu sustento con dos millones de dinares. Quien compra tu voto es un ladrón, un mentiroso, un traidor. No se preocupa por ti, por Túnez o por los sueños de los niños. No se preocupa por la sangre de los mártires. Tomará tu dinero y te abandonará”. Con este mensaje, ATIDE, una de las organizaciones no gubernamentales que hoy controlan los colegios electorales en Túnez, espera a los tunecinos en los colegios para intentar convencerlos, como han hecho durante toda la campaña electoral, de que el voto debe ser decisión libre e independiente. Su miedo, el fraude, una práctica que pondría en juego la legitimidad de este proceso y el éxito democrático en este país.
Anis Samaali, miembro de la principal organización independiente para el control de los comicios, Mourakiboun, explicaba ayer en declaraciones a este diario que ya han detectado algunas irregularidades en los procesos de registro: ciudadanos que están registrados para votar en el exterior y que aparecen también en algunas listas del país.

La gente discute en la calle, en los bares y en los supermercados sobre política, algo que no fue posible hasta la expulsión de Ben Ali. Pero sus conversaciones hablan de subida de precios, de lo mal que siguen las calles, de la precariedad de las infraestructuras y de las colas sin fin en los hospitales, y, por supuesto, del alto nivel de desempleo, que entre los jóvenes se sitúa por encima del 50%. La economía sumergida supone entre un 30% y un 50% del PIB del país, y una de las frases más repetidas por la gente en la calle es: “Esto antes costaba la mitad”. También hablan de inseguridad y de la amenaza terrorista.

Según el último informe del Pew Research Center, publicado este mes, el apoyo de los tunecinos a la democracia ha caído en los últimos meses: sólo un 48% dice que es mejor que otro sistema, mientras que en 2012 este porcentaje era del 63%. La principal razón es la mala gestión de la troika, la coalición política que salió de las primeras elecciones tras la caída del dictador en 2011, encabezada por el partido islamista Ennahdha, pero que dimitió en enero de 2014 por su incompetencia administrativa y por la dificultad de promocionar el diálogo entre las partes que seguían enfrentándose en la calle. Desde ese momento, un gobierno provisional liderado por el hasta entonces ministro de Industria Mehdi Jomaa ha dirigido el país.

La campaña electoral que cerró el jueves noche es una muestra de esta fuerte confrontación y de la dificultad de diálogo; los partidarios de Nidaa Tounes, uno de los principales partidos, de corte liberal y encabezado por Beji Caid Essebsi, ministro en la época de Habib Bourgiba y brevemente diputado del partido en el poder en la época de Ben Ali, culpan al partido islamista de la amenaza terrorista que enfrenta el país, y éstos acusan a Nidaa Tounes de corruptos y de querer imponer un sistema como el antiguo régimen. Mientras ellos discuten, muchos tunecinos que participaron en la revolución han dejado de creer en la política, en sus representantes y en un sistema que sienten que les ha sido impuesto. Los jóvenes que protagonizaron las manifestaciones no tienen voz en este juego democrático que los partidos aseguran jugar para ellos.

Pero más que rechazo a un sistema democrático, se trata de desafección política. Según el mismo informe del Pew Research Center, más de nueve de cada diez personas defienden un sistema judicial que trate a todo el mundo con igualdad, el 92% está de acuerdo en celebrar elecciones de forma honesta y regular y con libertad para elegir. La “ley y el orden” son prioritarios para muchos tunecinos: el 81% cree que la estabilidad es crucial para el futuro del país. Más de seis de cada diez piensa que la libertad para protestar de forma pacífica es un derecho, el 66% cree en la igualdad de género, el 64% en la libertad para criticar al Gobierno, y un 63% defiende la libertad de los medios. Los colegios han abierto a las siete de la mañana y cierran a las seis de la tarde. Habrá que esperar un par de días para conocer el éxito o el descrédito de estos comicios que ponen a prueba el futuro de muchos ciudadanos de este país.

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