Identificaciones y redadas en dos semanas de operación Mos Maiorum
"Llevo ocho años en Madrid y ahora todo el mundo me pregunta si acabo de venir de la valla"

El Gobierno español ha participado del operativo europeo.

, Redacción
23/10/14 · 8:00
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Texto de Camila Monasterio y Ernesto Domínguez

Entre el 13 y el 26 de octubre la Unión Europea ha lanzado la operación Mos Maiorum –la “costumbre de los ancestros” en latín– por la que instaba a los Estados miembros a realizar operaciones de control masivo de personas, tanto dentro de la zona Schengen como en las fronteras exteriores. Organi­zada por la presidencia italiana del Consejo de la UE, el operativo policial ha contado con la colaboración de Frontex y Europol. Un comunicado firmado por 40 colectivos de apoyo a personas migrantes denunciaba que esta operación a escala europea tenía como objetivo “detener a migrantes irregulares y reunir información relevante para fines de inteligencia”.

A fecha de 20 de octubre, la organización Refugees Welcome había detectado, a través de una iniciativa de mapeo ciudadano, 220 acciones contra migrantes en toda la Unión Europea. Entre ellos, 158 controles de identidad, 42 check point y 59 identificaciones en trenes.

La anterior operación, denominada Aeródromos, fue organizada bajo la presidencia griega de la UE y centró sus actuaciones en aeropuertos con el objetivo, según el propio Ministerio de Orden Público griego, de “rastrear y arrestar inmigrantes ilegales y desmantelar organizaciones criminales relacionadas con la ayuda al tránsito de migrantes ilegales”. Como consecuencia de la operación, 130 personas fueron detenidas.

Desde el inicio del operativo, el Gobierno español confirmó su participación. “Octubre 15, To­rrelavega: (...) nos consta que por lo menos se han llevado a 20, uno de ellos se refugió en la Cruz Roja y entraron para llevarselo”. “Octu­bre 17, Zara­goza: Policía Nacional parando sólo a personas por su color de piel. Avenida Madrid / Paseo de Calan­da”. Éstas son sólo algunas de las actuaciones policiales que recogió Refugees Welcome en la página web que lanzó para documentar el alcance de Mos Maiorum.

Testimonios de sin papeles

La operación Mos Maiorum sumó una preocupación añadida a los miles de migrantes sin papeles que viven en España. El 16 de octubre, en la asamblea de la Asociación sin Papeles de Madrid (ASPM), decenas de migrantes, la mayoría senegaleses, debatían sobre qué significa vivir con miedo. Han preferido que no aparezcan sus nombres para mantener la autoría colectiva.

“Estos días ha habido mucha más policía en la calle. No sé si tendrá relación con esta operación o no, pero en algunas estaciones de metro como Tirso o Sol, había mucha policía secreta. Y muchas redadas en Embajadores o Plaza de Es­paña”. El desasosiego es patente. Quienes llevan en su piel, en sus ojos, la seña de persona non grata, tienen que convivir con el acecho constante de la policía en su día a día, a pesar de que es una práctica totalmente prohibida, como se viene reiterando desde diversas organizaciones sociales y, curiosamente, también desde ciertas instituciones.

“A algunos les han perseguido hasta las puertas de sus casas”. Una situación que ya era tónica habitual de muchas personas extranjeras, ahora se ha recrudecido. “La gente tiene miedo y sale menos a vender. Por las mañanas no sale casi nadie. Estos días algunos descansaban y preferían ir informándose de cómo iba la cosa”.

“Emergen estrategias agresivas que combinan el entretenimiento mediático, el despiste y el odio al vecino”, dice una de las voces que habla en la asamblea de la ASPM

Este tipo de controles policiales se había ido atajando gracias a la presión de las organizaciones sociales, haciendo mella en la opinión pública sobre el atropello de las redadas racistas. Sin embargo, la policía ha afinado sus tácticas: “Desde que van vestidos de paisano han conseguido que las redadas llamen mucho menos la atención y la gente responde mucho menos”.

Una situación agravada por el tratamiento en los grandes medios de comunicación: “Con todas esas imágenes de la valla tratándonos como bichos, como perros, todos los días”. Las consecuencias del amarillismo mediático son tangibles en el día a día: “Estoy muy cansado y de­sesperado. Llevo ocho años en Madrid y ahora todo el mundo me pregunta si acabo de venir de la valla. Como si te pusieras a vender bolsos en Madrid directamente tras cruzar la frontera”.

En los momentos más flacos para la credibilidad política, dice una voz en la asamblea, “emergen estrategias agresivas que combinan el entretenimiento mediático, el despiste y el odio al vecino”. De la misma forma que activistas están siendo blanco de la política securitaria, concluye, “la población extranjera se convierte en objeto de sospecha, miedo e, incluso, repulsa”.

El ébola se ha convertido en otro estigma más: “El otro día en Sol nos gritaron “gente de ébola”. O la gente se separa de ti en el metro”. Otro migrante asentía: “No quiero soportar más este maltrato. Es increíble que esto pase en una capital europea del siglo XXI”, concluye uno de los asistentes a la asamblea de la ASPM en Lavapiés.

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