Desde que se iniciara la operación de búsqueda de los israelíes desaparecidos, el Ejército isarelí ha matado a nueve palestinos en Cisjordania y a cinco en Gaza, además de detener a 589 personas.
Los bombardeos se repiten una noche más, pero esta vez los intervalos entre uno y otro son más cortos. La onda expansiva de las explosiones es mucho mayor y se oyen por todos los rincones de la Franja de Gaza, lo que significa que el Ejército del aire israelí ha sacado a pasear su flota de cazas. Según el propio Ejército, 35 lugares pertenecientes a los grupos de la resistencia armada de al-Qassam (brazo militar de Hamás) y al-Qods (Yihad Islámica) han sido el objetivo “cumplido” de un ataque que ha durado más de tres horas en la noche del lunes. Los daños materiales son escasos y los heridos cuatro, por el momento.
Por la mañana, los gazatíes, en su segundo día del mes de Ramadán, hablan con familiares y vecinos mientras miran al cielo cada vez que surca un cazabombardero, rugiendo y entonando la nota discordante de un día de ayuno. Los bancos amanecen cerrados y varios cajeros automáticos, destrozados. La relación entre esto y el ataque israelí es clara: Hamás está molesta por lo que parece una continuación de colaboracionismo del presidente palestino Mahmud Abbas con el “enemigo sionista” que desde el inicio declaró que Hamás es el responsable de la desaparición de los israelíes. La Autoridad Palestina, a través de las llamadas coordinaciones de seguridad, ha facilitado direcciones y datos de palestinos a las fuerzas de seguridad israelíes.
El Tribunal Superior israelí ha dado vía libre esta mañana para continuar con la destrucción de las casas familiares, en Hebrón (Cisjordania), de los dos palestinos apuntados como “sospechosos” del supuesto secuestro y posterior asesinato de tres colonos israelíes cuyos cuerpos fueron encontrados ayer, tal y como informaban las autoridades israelíes en torno a las 20.30h (hora local en Gaza). Sin embargo, y a pesar de ofrecer su apoyo, ni siquiera Abbas puede proteger a los suyos del estado de sitio en el que se encuentra Cisjordania. Israel ayer activó el “nivel 00” en Hebrón, lo que significa que ningún miembro de la policía de Abbas –sea con armas o sin ellas- puede salir a las calles.
Operación militar
No sólo Hebrón está bajo las amenazas y el quebrantamiento de la ley internacional en territorio ocupado cometido por las decisiones israelíes. En el campo de refugiados de Yenín (al norte de Cisjordania), un joven palestino de 16 años ha muerto tras recibir un disparo durante una operación militar israelí horas después de encontrarse los cadáveres de los colonos israelíes. Un soldado israelí le disparó en el pecho.
Su muerte eleva a siete los palestinos asesinados a tiros en Cisjordania desde el inicio de la operación de búsqueda de los tres colonos israelíes desaparecidos el pasado 12 de junio, dos de ellos menores de edad. Además, dos ancianos palestinos murieron tras sufrir paros cardíacos cuando entraban comandos israelíes en sus respectivas casas y al no poder ser trasladados al hospital debido al toque de queda impuesto. Y, tras la aparición de los cuerpos, todavía no se sabe qué suerte correrán los 589 palestinos detenidos durante la operación.
Desde esa misma fecha, en la Franja de Gaza cinco palestinos han sido asesinados. Cuatro eran miembros de brazos militares y fueron objetivo de asesinatos selectivos extrajudiciales, bombardeados desde un vehículo aéreo israelí no tripulado, y uno era un niño de tan sólo siete años. El pasado viernes 27 de junio, un tanque israelí situado en la línea verde al sur de la Franja de Gaza disparó un obús hiriendo a siete palestinos, entre ellos una mujer embarazada y un niño de 11 años que todavía está en Cuidados Intensivos y cuyo estado es muy grave al tener incrustados 220 gramos de metal de dicho obús entre las costillas y en el pecho.
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