Movilizaciones e innovación tecnopolítica
Gezi, un año después

En junio se cumple un año de la ola de movilizaciones que pusieron en un brete al Gobierno de Erdogan y que han dejado huella en todas las movilizaciones posteriores en Turquía.

22/06/14 · 8:00
Concentración en una plaza de Estambul tras el desalojo del parque Gezi. / FOTO: Damins Beret.

Texto de Adrià Rodríguez, miembro de la Fundación de los Comunes y del Proyecto Kairós

Bu daha başlangıç, mücadeleye devam!

(¡Esto es sólo el principio, continuaremos luchando!)

Este mes de junio se cumple un año de la gran ola de revueltas que se extendieron por toda Turquía y que empezaron a poner entre las cuerdas a los más de veinte años de Gobierno de Erdogan y a sus políticas conservadoras y de hiperdesarrollo neoliberal. Desde hace tres años son muchos los movimientos que se han extendido en toda la región del Mediterráneo y en otras partes del planeta y que, como se ha señalado distintas veces, comparten elementos en común: su composición abierta y precaria, nuevas formas de liderazgo y organización transversal y distribuida, el papel cada vez más central de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) o la innovación tecnopolítica, la viralidad y exponencialidad con la que se extienden, y la fuerte crítica a las instituciones y a las formas de gobierno.

Turquía en ese sentido no ha sido una excepción, pero como todas las revueltas, tiene también sus particularidades. A veces se suele reducir los movimientos y las revueltas recientes en Turquía al significante 'Gezi', centrando toda la atención en este acontecimiento específico. Gezi fue sin duda un punto de no retorno, así como lo fue el 15M. Como el 15M, es un modelo, un clima, una ética del trabajo y de la organización, un momento de politización de masas, un sí se puede o la apertura de un mundo posible. Igual que el acontecimiento 15M, Gezi implicó la proliferación de múltiples luchas y colectivos. Pero, por todas estas razones, igual que el 15M, Gezi no puede reducirse a un simple acontecimiento.

El aniversario de Gezi este 31 de mayo se esperaba con inquietud, y mucha gente imaginaba que, como el hashtag #31Mayısta1MilyonTaksime anunciaba, un millón de personas retomarían Taksim. Sin embargo, sólo fueron unos pocos miles quienes lo intentaron, y con una composición marcadamente activista. ¿Significa esto que los movimientos y luchas surgidas de Gezi se han también desvanecido? No exactamente. Las razones son más bien a un dispositivo policial sin precedentes: más de 25.000 policías desplegados cercando Taksim, y más de 40 camiones con cañón de agua. También un proceso de represión y autoritarismo crecientes por parte del Gobierno de Erdogan: en un año son ya más de 10 las personas asesinadas por la policía. Pero hay algunos otros elementos aún más importantes. Veamos.

En Turquía, la llamada innovación tecnopolítica es muy similar a la del 15M. La penetración de Twitter y Facebook son de hecho mayores que en el caso español. Twitter: 23% de usuarios activos en España, 34% de usuarios activos en Turquía (como porcentaje de la población total). Facebook: 48% y 60% respectivamente. Un ejemplo: la red Solidaridad con Taksim, que agrupa más de 120 grupos y colectivos desde 2011 en defensa del espacio Gezi-Taksim, supera los 330.000 seguidores. El uso de herramientas como los pads y el Mumble para la organización está también cada vez más extendido, y la ética hacker (ligada a la cultura de Internet) inunda las formas de hacer política, así como la cultura de los memes, el sarcasmo y el lenguaje del remix digital.

Sin embargo, hay tres diferencias centrales respecto al 15M. Por un lado, en Turquía no existen experiencias de lucha en Internet previas, como fue el caso de #NoLesVotes en el caso español, y el sistema-red es dos años más joven. En segundo lugar, el Gobierno de Erdogan sí que entiende la importancia de Internet, y ha pasado del “Twitter es malo” a la censura de Twitter y YouTube (que vuelven a estar ambos operativos), y a contratar 6.000 personas para apoyarle y hacerle propaganda en las redes sociales, y para organizar trending topics (TT). Es común en Turquía que cuando emerge un TT del movimiento haya a su lado un contra-TT del Gobierno. En tercer lugar, y éste es el elemento diferencial más importante, la autoorganización de base está mucho menos articulada que en el caso de España y que en el sur de Europa, donde existe una larga tradición organizativa y donde las políticas de ajuste estructural están minando sectores clave de la reproducción social.

Gezi ha dejado su huella en todas las protestas sucedidas durante este año, y ha demostrado que otra forma de hacer política es posible. Los distintos movimientos y revueltas han estado marcadas por este elemento, desde la emergencia de los forums en todo el país (asambleas de barrio) tras el desalojo de Taksim, las protestas LGTB (cuestión central en Turquía), la protesta-funeral masiva por la muerte del joven Berkin Elvan, el 1 de mayo, la indignación de masas por el crimen empresarial de los 301 mineros en la localidad de Soma o las emergentes formas de autoorganización obrera (ocupación de fábricas) y precaria (procesos de coordinación del sector cognitivo). En todos estos casos la innovación tecnopolítica y lo que podríamos llamar el código Gezi han sido imprescindibles. Se cumple un año de una nueva forma de hacer política.

*Agradezco a Mehmed, Merve, Göksun, Ka y Cehen las conversaciones necesarias para entender la situación en Turquía, y por haberlo aprendido juntas intentando retomar Taksim.

**Este texto se enmarca dentro del Proyecto Kairós, un archivo audiovisual online y en proceso sobre los movimientos y luchas que están emergiendo en el Mediterráneo desde 2011. 

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