Cada año, el periódico El Mundo elabora una lista de las cien principales fortunas de la bolsa en España. La familia de Joaquina Verez y Juan Torres Piñón es la 98 en este ranking, con un patrimonio de 41,2 millones de euros a finales de 2013. Entre los negocios que han situado en el listado a la familia Torres-Verez está Cartera Kairós y Berindi. Una de sus líneas de negocio es la producción de biocombustibles, a través de un sistema llamado Kurata, importado de Japón. Este sistema no está dando los frutos prometidos y no ha salido barato: las empresas del grupo han solicitado más de 172 millones de euros en subvenciones, de los que han conseguido 8,9 millones. Al menos tres millones no han sido debidamente justificados hasta la fecha.

Un aviso en Filtra.la, proyecto en el que participa DIAGONAL junto a La Marea, eldiario.es y Mongolia, ha puesto en entredicho algunas de las ayudas recibidas por tres proyectos del grupo, en cuyas empresas, establecidas en su mayor parte en un domicilio de la calle Juan de Mena, en Madrid, aparecen seis personas de la familia: el matrimonio de Juan y Joaquina, y sus hijos: Juan, María Teresa, Andrés, Joaquín y Julio.

No sé qué tiene San Roque

“Tenemos una refinería de Cepsa para derivados del petróleo, una central térmica de carbón de Endesa, un ciclo combinado de E.On, otro de Unión Fenosa, otro ciclo combinado de Cepsa... Pero de Biocombustibles del Orujo o Hispania Algeciras nada”, afirma Raquel Ñeco, portavoz de la asociación Verdemar. Hispania Algeciras –hasta 2012 denominada Biocombustibles del Orujo– es una de las empresas de la red empresarial del Grupo Torres dedicada a la elaboración de biocombustibles a través del Sistema Kurata.

El Ministerio de Industria le otorgó un préstamo reembolsable de 1,17 millones de euros en enero de 2013, en el marco del programa Reindus 2012 de reindustrialización de zonas “desfavorecidas”, para levantar una planta de producción de gasóleo a partir de residuos de refinería en San Roque, en Campo de Gibraltar, una zona que a partir de los 60 empezó a ser polo de industrias pesadas. Año y medio después, no hay noticia sobre las instalaciones. Según confirman a DIAGONAL desde el área de Urbanismo de la localidad, ni Hispania Algeciras ni Biocombus­tibles del Orujo tienen licen­cia de obra en el municipio. Hugo Gómez, analista financiero de Kurata Systems, explica a este periódico que están aún “en trámites” para encontrar una localización, a pesar de que el plazo para realizar las inversiones se cumple el 30 de junio de este año. Gómez señala que “han comprado un catalizador que fabrica la sociedad japonesa, que es la que suministra los materiales”, pero “no pueden decir qué coste tiene”.

La planta de Cañete de las Torres, en Córdoba, es la única que ha comenzado la generación de biocombustible, aunque, según las fuentes consultadas, la producción es escasa. Desde la empresa lo confirman: “Es una especie de showroom para avanzar en la tecnología. Nuestro objetivo es ése, no una producción continuada”. Para ponerla en marcha, Cardiles Oil Company, empresa creada para esta planta y cuyo consejero delegado es Julio Torres Verez –empresario de la plaza de toros La Cubierta de Leganés– solicitó cinco subvenciones. Consiguió tres: dos del Ministerio de Industria y una de la Agencia Andaluza de la Energía.

A finales de 2013, la Audiencia Nacional obligó a Cardiles Oil a devolver la mitad de la primera ayuda de Industria, poco más de medio millón de euros. Respecto a la subvención de la Agencia Andaluza de la Energía, la Administración determinó que Cardiles había perdido el derecho a cobrarla. La tercera ayuda, de un millón y medio de euros a través del programa Reindus 2012, fue solicitada para instalar un pirolizador –motor basado en la gasificación de materias sólidas–. Otra empresa del grupo había adquirido ese tipo de horno un año antes de la solicitud de la subvención, según consta en la web de la empresa suministradora.

El grupo local de Izquierda Unida de Cañete de las Torres ha denunciado que Cardiles Oil Company tiene una deuda de 240.000 euros con el Ayuntamiento de la localidad en concepto de permisos de obra y licencia de construcción. Este municipio, con una deuda municipal de un millón de euros, espera cobrar esa cantidad en el plazo de reintegro voluntario, que finaliza en otoño. Si no es así, comenzará un nuevo trámite judicial. Según Izquierda Unida de Cañete, la planta no está consiguiendo su objetivo de rentabilizar el orujillo del aceite. “No ha dado con la tecla, no produce”, explica un miembro de IU a DIAGONAL, y, en consecuencia, los trabajadores “están asustados porque no se produce material y tarde o temprano esto se cierra”.

La próxima planta que el grupo espera inaugurar está en Barajas de Melo, un municipio de Cuenca cuyo alcalde desde 1999 es Luis Ayllón, que también fue senador por Cuenca. “El alcalde es muy proclive [al proyecto] porque dice que da trabajo, pero aquí hay muy pocas personas en activo y son todos mayores. Vendrá gente cualificada para ese tema, no nosotros”, señala Marimar Rico, de la Asociación de Vecinos El Ballestar, cercana a las instalaciones. Para su construcción, Biocombustibles de Melo, marca del grupo en la localidad, recibió en 2014 otro préstamo reembolsable del programa Reindus por 5,1 millones de euros.