Ante la crisis de legitimidad de las instituciones y los partidos del "régimen del 78", el Estado lanza "la bala que tenía en la recámara", un punto, tal vez, sin retorno.

Como era de esperar, la noticia de la abdicación del rey Juan Carlos ha monopolizado las redes. Los primeros seis trending topics a las 15h estaban dedicados al anuncio del monarca. De ellos, cuatro apuestan directamente o bien por una tercera república (#APorLaTerceraRepublica) o por distintas fórmulas de consulta popular: desde #ProcesoConstituyente a #EligeTuRey, pasando por #ReferendumYA.
Una posibilidad apoyada por Izquierda Unida, Podemos y Equo, que no han tardado en pedir que se abra un proceso de consulta para preguntar a la ciudadanía si prefiere monarquía o república. “Si el Gobierno cree que Felipe de Borbón cuenta con la confianza de la ciudadanía, debe someterlo a las urnas”, dijo el líder de Podemos, Pablo Iglesias, desde Bruselas.
Por su parte, el dirigente de IU Alberto Garzón apuntaba desde su cuenta de Facebook la oportunidad que se abre para cuestionar la forma de gobierno: “La monarquía es parte del problema. Nosotros, la generación estafada y saqueada, somos parte de la solución. Hoy es momento de ocupar las plazas de nuevo, de exigir participar en nuestro futuro. Por un proceso constituyente”, escribía, a la vez que llamaba a la movilización esta tarde a las 20 hs.
Rubalcaba: “Culmina, con esta decisión, un reinado que ha constituido un compromiso inquebrantable con la democracia y con los derechos y libertades de los españoles"
El diputado de IU aprovechaba la ocasión para señalar el apoyo del PSOE al proceso de sucesión, alineándose una vez más con el Partido Popular en la defensa de los valores del llamado “régimen del 78”. Así lo exponía Alfredo Pérez Rubalcaba que, al igual que el rey Juan Carlos, ha decidido dar un paso al costado: “Culmina, con esta decisión, un reinado que ha constituido un compromiso inquebrantable con la democracia y con los derechos y libertades de los españoles".
Isaac Rosa, desde su columna en ElDiario.es, señalaba que la abdicación es una gran noticia; “Con el rey se acaba la Transición, 40 años después. Se acaba por agotamiento, por derrumbe, por pudrición avanzada de todos sus pilares: las instituciones, el bipartidismo, el sistema económico, el modelo territorial, y por supuesto la corona”. Y, cómo no, la noticia también tiene su reverso tenebroso: “La Segunda Transición hace más creíble el gran pacto PP-PSOE que atruena desde hace meses”.
La Casa Real se ha convertido en una caricatura de sí misma. Uno de los principales valedores de la ‘democracia’ está tocado, muy tocado, pero no hundido”
Tocada pero no hundida
La abdicación llega cuando la crisis de las instituciones estaba ya afectando especialmente a la credibilidad de la Corona. “Desde la caza de elefantes de ‘su majestad’ en Botswana, pasando por la imputación de su yerno Iñaki Urdangarín en el caso Nóos, la implicación de la Infanta Cristina en la trama, hasta las múltiples, y millonarias, operaciones de cadera del monarca, facturadas a las arcas públicas, la Casa Real se ha convertido en una caricatura de sí misma. Uno de los principales valedores de la ‘democracia’ está tocado, muy tocado, pero no hundido”, escribía Esther Vivas, activista e investigadora, en el diario Público. Una crisis, sostiene, también influida por “el auge del soberanismo en Catalunya” y “la pérdida de más de cinco millones de votos por parte del PP y el PSOE”. Para esta excandidata de Izquierda Anticapitalista, “la abdicación real es la última maniobra de salvación”.
Para Isidro López, integrante del Observatorio Metropolitano, “la monarquía es el eslabón débil del régimen, el ámbito perfecto para producir cambios superficiales de corte regeneracionista con un coste político mínimo”. Para este analista, miembro del Movimiento por la Democracia, la operación de presentar a Felipe “como regenerador de la democracia en un contexto de previsible turbulencia política generalizada” es una operación “relativamente sencilla, aunque no exenta de riesgos, como cualquier rito político de paso”.
“Esto quiere decir que se ha franqueado un primer umbral político, el que marca la entrada en el ámbito constituyente, pasar por aquí es necesario y es síntoma de un avance" El anuncio del rey no se puede entender, señala López, sin las elecciones del 25M, donde “se ha dado expresión política a la crisis del régimen”. Y desde arriba, señala, “se ha movido la primera ficha, la bala que se tiene en la recámara desde hace mucho tiempo, la del cambiar para que nada cambie”. Un gesto, sin embargo, para nada desdeñable: “Esto quiere decir que se ha franqueado un primer umbral político, el que marca la entrada en el ámbito constituyente, pasar por aquí es necesario y es síntoma de un avance, los siguientes movimientos desde arriba ya no van a ser tan sencillos y sí cada vez más agónicos e impotentes”.
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