Itziar Ruiz-Giménez
Coordinadora del Grupo de Estudios Africanos
“La ‘paz liberal’ busca una reforma estructural de los Estados”
Hablamos con ltziar Ruiz-Giménez, coordinadora del Grupo de Estudios Africanos, sobre las políticas hegemónicas de ‘paz liberal’.
31/05/14 · 8:00
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Desde el año 2000 se han desplegado en África más de 50 “misiones internacionales de paz”, trasladando al continente un concepto de paz hegemónico construido desde paradigmas neoliberales. Así lo cuenta Itziar Ruiz-Giménez Arrieta, coordinadora del Grupo de Estudios Africanos y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, en el último libro que coordina: El sueño liberal en África Subsahariana. Debates y controversias sobre la construcción de la paz.
¿Cómo definirías la ‘paz liberal’?
El concepto de ‘paz liberal’ define una visión hegemónica de cómo se tendría que construir la paz y resolver los conflictos. Surge en la década de los 90 y se ha consolidado con matices en los últimos 20 años. La ‘paz liberal’ plantea a través de un determinado diagnóstico por qué hay conflictos en África. Ese diagnóstico se basa en la idea de que el Estado ha colapsado y de que en medio del caos y la anarquía imperan determinados factores, como la codicia o el terrorismo internacional, y que para resolver esos conflictos hay que llevar a cabo una reforma estructural de ese Estado supuestamente fallido. Ahí es donde aparece el proyecto neoliberal, se busca una triple transición en ese Estado: que reconstruya su aparato de seguridad, que transite hacia una democracia representativa y que promueva un modelo de economía de mercado con planes de ajuste y políticas de austeridad.
"El discurso de género es cooptado por los actores hegemónicos de la paz liberal para construir una identidad en los otros"
¿Cuáles son los actores principales de esa ‘paz liberal’?
Son sobre todo los países del norte, pero también organismos internacionales como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y, de manera creciente, los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) o países emergentes. También están las propias potencias regionales en África –Nigeria, Sudáfrica, Etiopía– como actores con un papel cada vez más relevante en la construcción de la paz, aunque más o menos insertados en el proyecto de ‘paz liberal’.
Uno de los conceptos centrales en la definición de ‘paz liberal’ es el de seguridad en las relaciones internacionales. El 11S jugó un papel determinante en la redefinición de este concepto.
El 11S promueve un proceso de seguritización en muchos ámbitos de la política internacional. La respuesta de los Estados del norte al 11S se centra en apostar porque lo importante es reconstruir el aparato de seguridad de los Estados supuestamente fallidos. Se fortalece una narrativa que explica que los conflictos se producen porque son Estados fallidos, y es en esos Estados colapsados donde se ha creado el caldo de cultivo en el que los países del Norte ven sus principales amenazas: el terrorismo internacional, el crimen organizado y los desplazamientos masivos de población o la migración. Entonces lo que están buscando, de ahí la seguritización, es reconstruir los aparatos coercitivos de esos Estados para que se conviertan en aparatos de contención de esas supuestas amenazas que identifica el Norte. Eso es muchas veces a costa de una política de derechos humanos, de lucha por la igualdad de género, porque lo que se hace es reconstruir el sector de seguridad: la Policía, el Ejército y los aparatos de inteligencia, primando el discurso de seguridad nacional frente a un discurso de derechos humanos. Más bien es un discurso que suele tender a la impunidad de violaciones de derechos humanos que cometa ese aparato de seguridad que está conteniendo las amenazas.
¿Desde la ‘paz liberal’ se instrumentaliza la situación de las mujeres como estrategia para llevar a cabo intervenciones humanitarias?
En la política internacional o dentro de los Estados africanos se creó una agenda de género a través de distintos mecanismos que buscaban dar más protagonismo a las mujeres, como la resolución 1.325 o la 1.820. Si bien se puede afirmar que en los últimos 20 años hay avances, también hay enormes riesgos o sombras en esos procesos de cambio que se están produciendo con la incorporación de la agenda de género. El discurso de género, de igualdad de las mujeres, es cooptado por los actores hegemónicos de las paz liberal para construir una identidad en los otros, en los supuestos Estados fallidos, en los Estados africanos, donde son ellos los que violan los derechos de las mujeres, donde son ellos los que cometen una violencia irracional, donde son ellos los que requieren una intervención y poner en cuestión su soberanía. Desde el feminismo postcolonial y otros feminismos se cuestiona esa cooptación de la agenda de género por los actores hegemónicos para legitimar sus lógicas geopolíticas, económicas o civilizatorias.
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