Tiempos de espera exagerados, trenes atestados o escaleras averiadas durante semanas. Las reclamaciones se suceden en la cuenta de Twitter de Sufridores del Metro, un perfil que nació después de que Metro de Madrid bloquease en esta red social a una usuaria que “con frecuencia pedía explicaciones y transmitía quejas sobre el estado del servicio”, explica a DIAGONAL una integrante de Sufridores del Metro.

Los tiempos de espera han hecho que el Metro haya “dejado de ser un medio de transporte eficaz”, denuncia este grupo de ciudadanos, quienes explican que son constantes las quejas por el hacinamiento y el calor sofocante en los vagones. Ignacio Carrera, de la sección sindical de CNT de Metro, confirma que ha aumentado la crispación entre las personas que usan el subterráneo, y que para los propios conductores se suceden los problemas y aumenta la presión. Marta, una empleada de Metro que trabaja en taquillas, indica que desde finales de 2012, cuando comenzaron los recortes de servicio, han aumentado las agresiones verbales y físicas.

Precios, ERE, servicios

Tras varios años de subidas de tarifas, la Comunidad anunció que en 2014 se congelarían los precios de los billetes. Desde entonces, los recortes en suministros se han sumado a un Expediente de Regulación de Empleo al que se han acogido voluntariamente casi 600 personas. “De cara al público se ha dicho que ha bajado el número de mandos, pero se han multiplicado las subdirecciones”, critica Marta, quien cree que, al tiempo que se jubilaban “los curritos”, la empresa ha seguido contratando a personal que desconoce el funcionamiento incluso “a nivel usuario”. La misma percepción tienen los Sufridores, quienes denuncian los recortes llevados a cabo para paliar una deuda que ronda los 500 millones de euros y que se debe a la “pésima gestión” de la empresa, según estos usuarios.

El descarrilamiento en la última semana de febrero de dos trenes en la línea 10, en la que se alcanzan las velocidades más altas de la red, puso de manifiesto algunos de los problemas en las instalaciones que han denunciado los sindicatos en Metro. En declaraciones a este periódico, Metro ha restado importancia al incidente y ha justificado que el presupuesto para mantenimiento se ha cuadriplicado, hasta alcanzar la cifra de 20 millones, en los últimos años. No obstante, Ignacio Carrera denuncia que los problemas en la línea 10 llevan sucediéndose desde hace más de dos años. Aunque no niega que Metro esté gastando más, Carrera cree que esto se debe a que se está privatizando el mantenimiento de las instalaciones fijas.

Mientras muchos trenes, adquiridos mediante leasing, están inmovilizados en cocheras, los usuarios padecen el deterioro de un servicio cuya gestión va más allá de las tablas de trenes: en febrero, la empresa pública anunciaba la puesta en venta de cuatro parcelas que suman 95.000 metros cuadrados. La Comunidad espera que la operación le permita ingresar 120 millones. Son “operaciones inmobi­lia­rias”, denuncian los Sufri­dores del Metro, que no repercutirán en dotaciones para la ciudad sino en la construcción de más viviendas de lujo y centros comerciales: “Exac­ta­mente el mismo modelo que nos ha traído hasta donde estamos. Es la pescadilla que se muerde la cola pero que nos engulle a nosotros por el camino”.