El fin de la tregua entre el Gobierno y los manifestantes se salda con entre 60 y cien víctimas mortales.

Al menos cien personas murieron el martes y otras 500 han resultado heridas desde que se recrudecieron los enfrentamientos en Ucrania, después de que se rompiera una breve tregua, según datos del servicio médico que asiste a los manifestantes y que han sido publicados hoy por CNN, aunque la cifra reconocida por el Ministerio de Sanidad ucraniano es de 64 víctimas mortales.
Hoy, las últimas informaciones decían que hay aproximadamente 40 personas que han muerto en el centro de Kiev, en un conflicto que comenzó como un pulso contra el presidente Viktor Yanukóvich, quien se había negado a firmar un acuerdo con la Unión Europea y que ha derivado en un enfrentamiento entre grupos proeuropeos --algunos de extrema derecha-- y prorrusos.
"Por supuesto, hay grupos de extrema derecha presentes, es obvio, y sería una sorpresa que no estuvieran porque aquí en las plazas están presentes todos los grupos políticos de la oposición que existen en Ucrania""El conflicto ha ido creciendo, y el grado de violencia se ha agudizado cada día porque las autoridades ucranianas entienden muy bien que están al borde de la muerte, atrapadas, que no tienen otra salida que usar la violencia", explica a DIAGONAL Vasyl Cherepanyn, director del Visual Culture Research Center y participante en las protestas, quien añade que los manifestantes, "que están en todas las plazas de todas las ciudades de Ucrania, están reaccionando, ya que no tienen otra opción que usar la violencia para proteger sus propias vidas".
Según explica Cherepanyn "la policía, junto a criminales contratados por las autoridades locales y nacionales, están actuando contra los manifestantes. "Todos ellos tienen armas de fuego real, kalashnikovs, están usando balas de verdad contra los manifestantes". A lo largo de la jornada de hoy varios vídeos han mostrado la imagen que explica Cherepanyn, quien recuerda que hay varios francotiradores en el centro de Kiev: "Están en los tejados de los edificios, mayormente concentrados en la parte de la ciudad donde está situada la sede del Gobierno, y cuando los manifestantes se dirigen a esa zona utilizan armas de fuego. En algunas zonas de Ucrania, las autoridades han decretado que este tipo de fuerza paramilitar se convierta en policía oficial. La protesta está creciendo, haciéndose cada vez más grande, y cada vez se emplea más violencia contra los manifestantes. También disparan contra gente que pasa por allí, contra periodistas, contra el personal médico que intenta ayudar a los heridos... no sólo a los activistas".
Un imaginario post-soviético
Este activista explica que la izquierda política apenas tiene representación en Euromaidan, pero rechaza que la extrema derecha esté protagonizando las protestas, y cree que los medios occidentales están trasladando la versión del Gobierno ruso de Vladimir Putin: "Por supuesto, hay grupos de extrema derecha presentes, es obvio, y sería una sorpresa que no estuvieran porque aquí en las plazas están presentes todos los grupos políticos de la oposición que existen en Ucrania. Pero, según se desarrolla la protesta, su presencia se hace cada vez menos importante. Eran más visibles y tenían más influencia al principio, cuando la mayoría de la gente se unió a la protesta, pero ahora, más que una protesta diría que esto se ha convertido en una insurrección contra las autoridades criminales de Ucrania".
La composición de la protesta, que tanto preocupa en Europa, es, sin embargo, más plural que la imagen de bloques que funciona en el imaginario occidental, a juicio de Cherepanyn: "Lo que esta insurrección está haciendo es muy anarquista o comunista, porque lo que la gente está demostrando es ese nivel de solidaridad, de auto-organización, de ayudarse los unos a los otros, de hacerlo todo juntos... Pero no se usa este imaginario porque éste es un país post soviético, se usa otro tipo de vocabulario, de discurso, como 'democracia'".
En una extensa entrevista publicada por la web avtonomia.net, un integrante del Sindicato de Trabajadores Autónomos, de raigambre antisistema, explica que el europeísmo en las protestas de Kiev ha dejado ser el factor principal de las protestas: "La integración con la Unión Europea no es el objetivo central de las protestas en absoluto, pero está contemplado implícitamente por los manifestantes como un paso natural que debe darse eventualmente por un gobierno "justo" tras la caída de Yanukovych".
Solidaridad internacional
La composición de partidos políticos en Ucrania ha venido marcada por el crecimiento de una élite, conocida como "los oligarcas", al calor de las privatizaciones posteriores a la caída de la URSS y de los beneficios derivados del petróleo y el transporte de gas. Así, el estallido social ha denunciado la estructura de partidos y sindicatos, en las que prevalecen los intereses particulares de una minoría. Como explica Cherepanyn "quizás la única clase que no está presente en las plazas, que no está participando en la protesta es la gente muy adinerada, que apoya a las autoridades ucranianas".
Para este activista es fundamental romper el cerco informativo que ha rodeado a Euromaidan y recibir el apoyo internacional, especialmente en los países europeos: "Puedes ver que hasta en los países del Oeste, los migrantes de origen ucraniano están protestando en las embajadas, en los edificios oficiales, reclamando respuestas de los gobiernos europeos". Hasta el momento, la información internacional indica que la UE ha propuesto sanciones, entre ellas congelar visados, pero ha rechazado imponer un embargo de armas al Gobierno de Yanukovich, desde el que, a media tarde del día 20 de febrero, se dio por terminada la tregua anunciada el día antes.
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