Según el autor, las políticas de austeridad propician en el país una transición energética hacia el pasado.
¿Cuál sería la relación de la transición energética con la actual crisis de la deuda y con las políticas de austeridad draconiana que se derivan de ella en toda Europa? En otros términos: ¿cómo se presenta la transición energética en la práctica, no en teoría, en esta Europa barrida por la crisis?
No es solo por ser griego por lo que ilustraré esta problemática basado en la experiencia concreta de mi país. Si viene a cuento el ejemplo griego es sobre todo porque Grecia ha sido la elegida por los de arriba para convertirse en laboratorio de las políticas neoliberales, de sus consecuencias sociales y también ecológicas. Resumiendo: lo que pasa en Grecia es emblemático de lo que puede pasar por todas partes.
Como ya no pueden comprar fuel, la mayoría de los griegos se ha replegado a la calefacción por maderaResulta que las medidas de austeridad impuestas por la Troika a los griegos se traducen, en el campo de la transición energética, en algo inédito, totalmente imprevisto: ¡en una transición hacia un pasado muy lejano! El pasado en que la gente se calentaba quemando todo lo que tenía a mano, no solo en sus chimeneas, sino en braseros improvisados. ¡Igual que lo hace la mayoría de griegos desde hace dos o tres años! Es porque carecen de acceso a los variados medios de calefacción de los tiempos modernos.
¿Cuál es la razón de esta situación que, al caer de la noche, transforma las principales ciudades griegas en verdaderas cámaras de gas, que recuerdan el antiguo Londres del smog? Hay que buscarla en la subida vertiginosa del precio del fuel impuesto por la Troika (y por su fiel servidor el Gobierno griego) a los usuarios cuyo poder de compra ya se había dividido el menos por dos. Como ya no pueden comprar fuel, la mayoría de los griegos se ha replegado a la calefacción por madera. Pero, atención, no cualquier madera, dado que la leña vendida en el mercado es también inabordable para la mayoría.
Por eso vemos a los habitantes de Atenas, y sobre todo de Salónica y otras ciudades griegas del norte, cómo queman en chimeneas o braseros… todo lo que puede arder: madera, periódicos, ramas de árbol, neumáticos, cajas y jaulas, puertas y ventanas arrancadas, muebles viejos, y hasta la basura de los contenedores. Pero esos materiales acostumbran a ser altamente tóxicos, embebidos de sustancias químicas, pintura, cola, etc.
Son dramáticas las consecuencias de esta clase de “transición energética” impuesta a todo un pueblo por las políticas neoliberales. Son decenas y decenas de griegos y griegas asfixiados por estos improvisados medios de calentamiento, o incluso quemados vivos en sus casas incendiadas. Pero sobre todo, según especialistas científicos, miles de miles de muertos en años futuros porque las finas partículas en suspensión que invaden el aire de las ciudades sobrepasan 3, 4, 5, incluso 6 veces los niveles de urgencia y dañan enormemente a la salud, insertas en los pulmones, pasando a la sangre y –según la Organización Mundial de la Salud– actuando como altamente cancerígenas. Tampoco olvidemos los “daños colaterales”, como la deforestación acelerada del país por los especuladores, o simplemente por los pobres desesperados que se precipitan sobre todo lo que puede aportarles leña gratuita o barata.
Pero, atención: la situación habría sido bastante peor si las temperaturas invernales no hubieran sido este año en Grecia totalmente excepcionales, las más suaves desde hace 60 años. Esto permite también al Gobierno Samaras el ahorrarse una revuelta popular, cuando él se limita a lanzar llamamientos a los ciudadanos que tiritan ¡para que no enciendan su chimenea!
En conclusión: esta “transición energética” a la griega en tiempo de barbarie neoliberal debería hacer reflexionar sobre todo a quienes todavía persisten en su fe en la pretendida “ineluctabilidad del progreso”. Porque en adelante desgraciadamente todo es posible, y sobre todo lo peor. ¡A nosotros nos toca encontrarle a gran velocidad un freno, que tendrá que ser ecosocialista!
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