El secretario de Estado John Kerry visita Egipto en pleno juicio contra el expresidente Mursi
EE UU tiende la mano a los militares golpistas de Egipto

El Gobierno de Obama respalda a los militares egipcios mientras se intenta juzgar al expresidente Mursi y continúa la represión en las calles.

, Barcelona
08/11/13 · 8:00
Protesta en El Cairo antes del golpe de Estado contra Mursi. / Julio Bora

Ni veinte minutos. La primera sesión del macro-juicio al expresidente Mohamed Mursi y los 14 líderes de los Hermanos Musulmanes, el pasado 4 de noviembre, fue suspendida ante el lío montado en la sala entre abogados defensores y acusación.

El alboroto se produjo cuando Mursi respondió al juez mostrando los cuatro dedos de su mano (el símbolo de la hermandad para solidarizarse con los muertos del desalojo militar de la acampada islamista de Rabaa Adaweya donde murieron más de trescientas personas) cuando éste le leyó la lista de acusaciones. La principal acusación es la responsabilidad del expresidente en la muerte de ocho personas en las manifestaciones contra la hermandad del pasado 4 de diciembre. 20.000 soldados y policías estaban encargados de proteger el juicio en la capital, que guardaba un lógico paralelismo simbólico ante el de Hosni Mubarak, ahora en fase de revisión y en el que el dictador era acusado de la muerte de más de 800 manifestantes durante el alzamiento popular de enero de 2011. Finalmente, se fijo el 8 de enero como fecha de celebración del juicio contra Mursi.

Con la dirección de la hermandad entre rejas, las movilizaciones islamistas persisten aunque van perdiendo fuelle y acusando el desgaste. La comisión constitucional, cuyo trabajo se está eternizando y rompiendo todos los calendarios planteados por las autoridades, sigue bloqueada en los artículos referentes a las fuerzas armadas, los juicios militares y el blindaje legal al ministro de defensa.

Presencia de EE UU

Ni 24 horas antes de que el juicio tuviera lugar, el secretario de estado de la Casa Blanca John Kerry hacia una corta visita diplomática a el Cairo. Era la primera visita del mandatario estadounidense desde la deposición de Mursi en un ejercicio interpretado como un apoyo tácito a la política de hechos consumados en Egipto.

La visita de Kerry, quien semanas atrás ya había llegado a afirmar que los militares estaban "restaurando la democracia" cuando depusieron al presidente Mursi, intentaba devolver a la calma las relaciones entre Washington y El Cairo después de que estas hayan pasado por momentos de tensión, especialmente tras el anuncio de la Casa Blanca de cortar parcialmente la ayuda económica que brinda al ejercito egipcio (1300 millones de dólares anuales) como reprimenda por la represión ejercida contra la oposición islamista. Pero Kerry, después que la cámara de representantes estadounidense amonestara el parón de la ayuda económica, afirmó una vez en El Cairo el compromiso de la Casa Blanca en trabajar codo con codo con la actual administración egipcia, a quién catalogó de "socios vitales". La visita de Kerry coincidió con la de una delegación gubernamental saudí que, durante su encuentro con el presidente interino Adly Mansour, manifestarían que el "Egipto es una línea roja infranqueable y su apoyo es un deber religioso y nacional".

Pocos días antes del juicio, un nuevo episodio hacía aflorar un nuevo debate sobre la libertad de expresión en la nueva época. El 1 de noviembre, y pocas horas antes de emitirse en prime-time el segundo capítulo de la temporada, el canal CBC anunciaba la suspensión del programa del humorista satírico Bassem Youssef, quién se hizo altamente popular a causa de sus chistes sobre el gobierno de los Hermanos Musulmanes y convirtió a su presentador en una especie de símbolo antiislamista.

Contra la libertad de expresión

Con el cambio político, los chistes de Youssef ante el nuevo Gobierno parece que incomodaban a una dirección de la cadena, vinculada al antiguo régimen y cuyo propietario fue perseguido judicialmente por el gobierno de Mursi, que acusaba a Youssef de persistir en su intento de romper la línea editorial.

Una semana antes, el popular programa El-bernameg, dirigido por esta versión egipcia del estadounidense John Stewart o el madrileño Gran Wyoming, había hecho su reaparición estelar en la cadena local tras 4 meses de inactividad, aparentemente por razones personales. Era el primero tras la deposición de Mohammed Mursi y con los militares de nuevo en el poder. Tras este, hasta cinco denuncias en los tribunales acusándole de insultar a los símbolos del Estado, encendidas polémicas en los medios y hasta enfrentamientos entre seguidores y detractores a las puertas del estudio donde se rodaba el capítulo finalmente censurado. Youssef, que ya fue llevado ante los tribunales por los Hermanos Musulmanes en marzo pasado y que fue entronado por buena parte de los que hoy le quieren enterrar, se defendía a media semana con un articulo en la prensa en la que afirmaba no ver diferencia entre el extremismo en nombre de la religión y aquél en nombre de la nación.

Las autoridades afirmaban no tener nada que ver con la clausura del programa y aseguraban mantener su compromiso con la libertad de expresión. Sin embargo, en el ultimo mes al menos tres periodistas han recibido sentencias ante la justicia militar. La noticia del cierre del programa de Bassem Youssef llegaba pocos días después que otro Youssef, en este caso Mohammed, fuera suspendido de la Asociación Egipcia de Kung Fu por haber mostrado apoyo a los represaliados islamistas del gobierno militar durante la entrega de medallas del campeonato mundial de Rusia, donde Youssef logró el oro.
 

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