constitución: agonía del régimen del 78
Un debate que se extiende más allá de Catalunya

La Diada de 2013 desbordó la protesta institucional para plantear la cuestión del poder y la participación.

, Redacción
01/10/13 · 8:20
Edición impresa
DIADA. La cadena humana que exigió la consulta sobre la independencia de Catalunya se unió con el Rodea la Caixa convocado por Proces Constituent. / Ramón Fornell

¿Saldría Catalunya de la crisis económica mediante la independencia, si el poder financiero siguiese en manos de lo que Félix Millet, imputado en un caso de corrupción a gran escala, denominó como las “400 familias” de siempre? ¿Puede Artur Mas erigirse en adalid de la independencia de Catalunya cuando es definido en palabras de Esther Vivas como el mejor alumno de Angela Merkel por sus políticas de austeridad? ¿Cómo es posible, tal y como se preguntaba Jorge Moruno, que el presidente de Cataluña cite a Martin Luther King cuando CiU puso en práctica el apartheid sanitario?

¿Saldría Catalunya de la crisis económica mediante la independencia, si el poder financiero siguiese en manos de las “400 familias” de siempre? Parece claro que la Vía Catalana, la cadena humana que juntó a más de un millón de personas el 11 de septiembre, ha supuesto un momento de ruptura protagonizado por la sociedad civil, que desbordó a la iniciativa institucional. El propio Gobierno de Convergencia, que dos días antes de la Diada anunció que la Consulta soberanista se retrasará hasta 2016, no ha podido capitalizar una marcha que, en cualquier caso, “no les ha servido como esperaban”, considera Vivas.

Ese día tuvieron cabida otros discursos que no colocaban en el centro de la acción la cuestión independentista únicamente, sino también la cuestión del poder financiero. Éste fue el caso de la iniciativa del Procés Consti­tuent de Arcadi Oliveres y Teresa Forcades que llamó a rodear la sede de La Caixa. Desde posiciones nacionalistas, el órdago de Mas también despierta recelos. Pep Riera, que participa en el Procés Constituent y en la Assemblea Nacional Catalana (ANC), algo compatible bajo su punto de vista, considera que “los de la troika [por CiU] nos dicen que el objetivo primero y único es la independencia las cuestiones sociales, culturales se pasan después, estamos completamente en contra... Hay que hacerlo ahora”.

Desde hace algún tiempo el fantasma de la reforma, o del cambio constitucional desde abajo, sobrevuela las cabezas de las élites. Para evitar ese desborde, los partidos del statu quo se apresuran a intentar canalizar este tipo de iniciativas. Si en los días posteriores a la Diada, Joaquín Almunia vaticinaba que una Catalunya independiente no cabría en la UE, el martes Rubalcaba afirmaba públicamente que la mejor solución para lo que denominan como “el problema catalán” es una reforma de la Constitución que camine hacia un modelo de Estado federal.

Como afirmaba Jorge Moruno recientemente en las páginas de este periódico, “es importante señalar que no podemos reducir el derecho a decidir a la independencia, a la cuestión nacional; el derecho a decidir se podría ampliar a muchos otros aspectos de la vida, también en Madrid”. En la misma línea, Esther Vivas comenta que “abrir un proceso constituyente y de ruptura política en Cataluña debe permitir la apertura de otros procesos constituyentes en el resto del Estado”.

Esther Vivas comenta que “abrir un proceso constituyente y de ruptura política en Cataluña debe permitir la apertura de otros procesos constituyentes en el resto del Estado” “La naturaleza funcional del régimen político al ajuste capitalista”, que se extiende a todos los pueblos de la periferia europea, muestra una subordinación de la política a la economía, que, a juicio de David Fernández, diputado de las Candidatures d’Unitat Popular, e Iván Miró, sociólogo, deben abrir un debate acerca de una “tercera vía” que escape del juego de espejos España-Catalunya.

Miró y Fernández señalan un incipiente concepto para abordar esta cuestión, las instituciones del común, “esto es, la articulación política, democrática y material que propulse y garantice la autonomía social, fomente la autoorganización colectiva y la resolución autogestionada de las necesidades económicas y sociales de la población”. En definitiva, proponen una herramienta de código abierto, es decir, replicable, modificable, que permita desbordar no sólo la cuestión nacional, sino también la dicotomía entre lo público y lo privado.

Bajo este punto de vista, la clave parece ser si la soberanía colectiva es un debate al que se puede acceder sólo desde la escala independentista o si, por el contrario, podemos acceder a él desde otras posiciones políticas.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto