ARMAS: un acuerdo de última hora invita a Al assad a eliminar su armamento
Estados Unidos aplaza la intervención militar en Siria

Tras la negativa del Parlamento inglés a participar militarmente, Obama da una semana al presidente de Siria para que se deshaga de su arsenal militar y descarta por ahora intervenir.

, Madrid
12/09/13 · 8:02
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Manos manchadas. Protestas contra la operación militar de EE UU en Siria en presencia del secretario de Estado estadunidense John Kerry. / Secretary of Defense

Un supuesto ataque con armas químicas ha desatado desde el 21 de agosto la tensión internacional en torno a Siria. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha liderado una iniciativa para castigar al Gobierno sirio de Bashar al Assad, al que culpa de haber perpetrado el ataque con gas nervioso contra civiles, muchos de ellos niños, y miembros de la oposición, levantada en armas hace más de dos años al calor de la llamada primavera árabe. Sin embargo, Damasco niega haber usado armas químicas y responsabiliza a los rebeldes.

La “línea roja”

Obama, premio Nobel de la Paz que en 2012 dijo que actuaría en Siria en caso de que se cruzara la “línea roja” de un ataque químico, cuenta con el apoyo incondicional de Israel, Turquía y Arabia Saudí, actores clave en la región, mientras que Al Assad tiene el respaldo de Rusia, Irán y Hezbollah. Por su parte, el presidente francés François Hollande se ha declarado dispuesto a colaborar con Washington en una posible operación ‘quirúrgica’ que, según el mandatario norteamericano, no tendría como finalidad deponer a Al Assad.

En todo caso, si finalmente se lleva a cabo la intervención militar, “el ataque será limitado no sólo porque Obama no quiera otra guerra para su país, sino más bien porque no está claro qué pasaría en Siria en caso de que el régimen cayera”, opina el corresponsal en Próximo Oriente Javier Martín. Por su parte, el filósofo y escritor arabista Santiago Alba Rico afirma que “la intervención estadounidense en Siria, además de ilegal, empeorará la situación de la población y relegitimará al dictador”. La Casa Blanca, que ha sometido la intervención a votación en el Congreso estadounidense, ha dado a Damasco hasta la próxima semana para que entregue todas sus armas químicas antes de lanzar el ataque, una propuesta a la que el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Walid al Mualem, dio la bienvenida tras la mediación rusa. Además, EE UU ha distribuido trece vídeos del presunto uso de gas nervioso en Siria que podrían servir para justificar la operación.

La intervención de EEUU en Siria es ilegal y empeorará la situación de la población y relegitimará al dictador Mientras, el Parlamento británico ha rechazado la propuesta de David Cameron de participar en la acción militar contra Assad. El Estado español e Italia, entre otros, han mostrado su apoyo a EE UU, aunque han rehusado participar directamente en el ataque. De esta forma, Washington podría verse privado de aliados tradicionales que le han respaldado militarmente en sus recientes injerencias en Iraq y Afganistán. El ataque químico en Ghuta, en la periferia de Damasco, tuvo lugar mientras estaba presente en Siria un grupo de expertos en armas químicas de la ONU, que ha realizado una investigación cuyos resultados no se conocían al cierre de esta edición.

Assad, que asegura estar luchando contra “terroristas, de los que entre el 80 y el 90% pertenece a Al Qaeda”, ha retado a Washington a probar la autoría del ataque, que según EE UU acabó con la vida de 1.429 personas. El aliado más importante con el que cuenta el dirigente sirio a nivel internacional es Rusia. El Kremlin ha respaldado firmemente a su protegido árabe, que le provee de su única base naval en el Mediterráneo en el puerto de Tartús. El Gobierno de Vladimir Putin, quien ha calificado de “ridículas” las acusaciones contra Al Assad, ha permanecido firme dando cobertura diplomática a Damasco en el Consejo de Seguridad de la ONU, bloqueando cualquier resolución que legitimara una intervención militar internacional en Siria. El líder ruso reiteró durante la cumbre del G-20 en San Petersburgo que su país continuaría ayudando a Siria tanto militar como económicamente.

Por su parte, el presidente sirio, en el poder desde la muerte de su padre Hafez el Assad en 2000, cuenta además con su más antiguo y estrecho aliado, Irán. La república islámica, reforzada regionalmente tras la caída de Sadam Husein en Iraq y su reemplazo por un Gobierno chií afín, asiste militarmente al Ejército sirio con el despliegue sobre el terreno de guardias revolucionarios, así como formando a las milicias paramilitares conocidas como ‘shabiha’. Además, Al Assad, perteneciente a la minoría confesional alauí vinculada con el chiísmo, tiene también el apoyo militar directo de Hezbollah, el partido-guerrilla libanés ‘patrocinado’ por Irán, que en los últimos meses ha combatido hombro con hombro con las tropas oficialistas para recuperar la estratégica localidad de Qusair.

El papel de Israel

La organización fundamentalista chií liderada por Hasan Nasralá, aclamada en el mundo árabe por su resistencia contra la invasión israelí de Líbano en 2006, necesita de la continuidad de Al Assad para no perder la conexión con su gran valedor persa. La importante posición geopolítica que ocupa Siria en el tablero regional y global ha producido temores sobre una posible escalada del conflicto que desemboque en una guerra más amplia. En ese sentido se ha pronunciado la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay. “Una respuesta militar o continuar con la entrega de armas pueden desencadenar una conflagración regional”, declaró poco después de afirmar que “hay pocas dudas sobre la utilización de armas químicas en Siria”. El aumento de la tensión internacional tiene lugar más de dos años y medio después de que un grupo de estudiantes realizara una pintada en una pared de la sureña ciudad de Daraa repitiendo la proclama popularizada en las calles de El Cairo por los opositores a Hosni Mubarak: “El pueblo quiere la caída del régimen”. La espiral de protestas y represión gubernamental de los meses siguientes ha degenerado en un conflicto civil armado que ha dejado ya, según el opositor del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con base en Londres, en más de 110.000 muertos y, según ACNUR, dos millones de refugiados. La oposición, fracturada en varias facciones, cuenta con entre 80.000 y 100.000 combatientes, según medios de comunicación extranjeros, de los cuales una décima parte pertenecería a grupos yihadistas suníes afiliados a Al Qaeda como el Frente al Nusra o el Estado Islámico de Iraq. El rápido aumento de la influencia de estos grupos islamistas radicales ha sido uno de los grandes escollos que ha aumentado las dudas de Washington para apoyar decididamente a la oposición siria.

“La comunidad internacional mira para otro lado”

Para los sirios que viven fuera de su país la intervención militar tampoco es la solución. Yassin Swehat, médico sirio residente en Galicia y activista en las redes sociales, cree que el anuncio de una intervención de EE UU  “es un mensaje entre potencias y nada tiene que ver con el sufrimiento de los sirios. Más de 100.000 personas han muerto [desde que empezó el conflicto] por culpa de armamento no químico, y de esos muertos no se habla. De producirse la intervención no ayudará en nada a los sirios”, puntualiza Swehat. En su blog, El Cofre Damasquino, Yassin lleva informando de la guerra civil que sufre su país desde hace más de dos años. Es escéptico y critica que “la comunidad internacional, en general, ha tenido una postura lamentable, ha mirado para otro lado ante el tema sirio; sea a favor o en contra, todos se han movido por geopolítica, ha importando poco la legitimidad de la lucha del pueblo sirio, o los crímenes que cometió el tirano”.

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