IMPACTOS AMBIENTALES DE UN NEGOCIO COMPARTIDO
Los intereses de Arias Cañete en el negocio del fuel emergen de la crisis de Gibraltar

La disputa en torno a la soberanía de las aguas que rodean el Peñón saca a la luz las consecuencias ecológicas y sociales del repostaje de barcos en el Estrecho.

, Redacción
27/08/13 · 12:29
Marea negra en Algeciras / Andrés Carrasco

El lanzamiento por parte de las autoridades gibraltareñas de bloques de hormigón en lo que la Corona británica considera aguas territoriales, bloques que perjudican al sector pesquero del Campo de Gibraltar, así como las trabas en el paso fronterizo del Peñón por parte de la Guardia Civil, han puesto bajo los focos la política seguida en el Estrecho y la bahía de Algeciras, que sigue marcada por los intereses de las industrias contaminantes. El primer señalado por las prácticas permitidas en esta zona ha sido el ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete. La denuncia por parte del Ejecutivo de las prácticas de repostaje en marcha han subrayado la participación de Arias Cañete en el negocio de la distribución de combustible en la llamada “gasolinera de Europa”. El ministro se vio obligado a dar explicaciones en el congreso por su participación en la compañía Petrolífera Ducar, S. L., dedicada al almacenamiento de fuel. Arias explicó que su porción en Ducar es el 2,5% de las acciones, lo que le deja sin capacidad de intervenció en una empresa que, en todo caso "no se dedica al 'bunkering'".

En la comparecencia, Arias Cañete no explicó que en la actualidad, al frente de Ducar está Miguel Domecq, su cuñado, después de la salida del ministro de la presidencia del consejo de administración en enero de 2012. La familia Domecq, además, es una de las mayores beneficiarias de las ayudas de la Política Agraria Común europea, política cuyas competencias corresponden a la cartera que dirige Arias Cañete. En el Consejo de Ministros del 30 de agosto, Arias Cañete ha anunciado que se establecerán procedimientos de sanción durante la presentación del anteproyecto de Ley de Evaluación Ambiental. A las preguntas de una periodista, Cañete ha explicado que se prohíben las gasolineras flotantes "por su mayor riesgo ambiental" en las Zona Especial de Conser­vación (ZEC). El ministro ha indicado que las sanciones podrían estar vigentes a principios de 2014.

El bunkering, que se realiza en las tres gasolineras de Gibraltar, permite que los buques reposten sin pasar por el puerto, por lo que no tienen que abonar tasas ni atraques. De esto se benefician decenas de miles de buques, con distintas banderas, que repostan en estas gasolineras off shore. La declaración del Estrecho como Lugar de Impor­tancia Comunitaria y su ratificación como ZEC por parte de la UE y el Gobierno español no se han traducido en sanciones contra las empresas que mantienen esta oferta.

En este negocio participan empresas instaladas en Algeciras y Ceuta, a través del almacenamiento, la distribución y el suministro de servicios auxiliares a las tres gasolineras gibraltareñas: Vemaspirit, Aeolos y Jaques Jacob. El ministro se inhibió a finales de 2012 de la declaración de este área como ZEC, presuntamente por el conflicto de intereses en torno a su participación en Ducar. El mismo día que el ministro rechazaba su responsabilidad en el negocio de repostaje, la asociación de Técnicos de Hacienda (Gestha) denunciaba "la hipocresía" del Gobierno, en torno a este negocio ya que, como subrayó Gestha, el negocio de exportación de petróleo y derivados a Gibraltar movió en 2012 más de 2.100 millones de euros. Ventas que se llevan a cabo sin IVA ni impuestos especiales, por las excepciones fiscales tanto de Gibraltar como de Ceuta. El volumen de esta actividad se ha triplicado desde 2010, año en el que se facturaron 777 millones de euros desde las empresas de distribución de la península y Ceuta.

Estrés ambiental

El conflicto en torno al Peñón, ha devuelto a la actualidad el estrés ambiental de la bahía de Algeciras, un área de migraciones por la que pasan más de cien mil buques cada año, que es zona de paso de submarinos nucleares y en la que se enclava el segundo polo industrial metalúrgico del territorio español. Una zona desdichada, en palabras de Lola Illescas, portavoz de la agrupación Verdemar Ecologistas en Acción, “muy poco cuidada, con una industria muy agresiva”.

“Cuando hemos esgrimido nuestros argumentos no nos han hecho ni caso: ni los partidos ni el Parla­mento Europeo”, prosigue Illescas, quien se muestra satisfecha porque el “culebrón” de Gibraltar ha llevado a los medios problemas ambientales como las mareas negras y los daños a la flora y la fauna marina y del litoral. “Es un punto neurálgico del planeta”, explica Illescas. Para Verdemar Ecologis­tas en Acción es necesario un diálogo a cuatro partes que reúna en una mesa a las autoridades británicas, españolas, a representantes de la UE y de la población gibraltareña; una mesa en la que se aborde el problema ambiental del Estrecho, que lo convierte en un punto negro de la esperanza de vida en Europa.

La licenciada en Ciencias del Mar Elvira Espinosa, que ha denunciado con su trabajo el negocio del bunkering, ha explicado a DIAGONAL qué impactos tiene esta práctica. Las operaciones de meter y sacar las mangueras de gran diámetro, en las que se trasvasan entre seis y siete millones de toneladas de fuel marino cada año, se producen en aguas bravas, sujetas a corrientes, mareas y vientos, lo que produce constantes pérdidas de combustible. Para sedimentar el fuel derramado, se emplea un coagulante floculante, explica Espinosa, que esconde la mancha a costa de asfaltar literalmente el fondo marítimo. El impacto se nota especialmente en las especies bentónicas, aquellas que ocupan los fondos marinos. Espinosa explica que eso produce problemas sobre la pesca que van más allá de los bloques de hor­migón lanzados desde Gibral­tar: “La pesca artesanal tiene problemas desde hace mucho tiempo. No es un pescado bueno”, concluye.

Expansión territorial con arena de la duna

Lola Illescas, de Ecologistas en Acción, recuerda que el lanzamiento de bloques de hormigón es una práctica que se emplea para la reconstrucción de arrecifes y para proteger el mar de la pesca de arrastre. Sin embargo, Verdemar teme que este lanzamiento se deba a la intención de ampliar el espacio del Peñón a través de futuros rellenos, y recuerda que se están construyendo nuevas dársenas. Para esta labor de relleno, Gibraltar ha comprado arena de la duna protegida de Valdevaqueros al municipio de Tarifa. El conflicto en torno al Peñón ha coincidido con la admisión a trámite de esta denuncia.

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