La mina a cielo abierto
impulsada por una
multinacional en Borobia,
Soria, tendrá graves
impactos sociales,
económicos y ambientales
a las puertas del Moncayo.
Borobia, un municipio soriano de
270 vecinos situado a los pies del pico Moncayo
(2.314m), en la frontera
con Aragón, ha dejado de ser un lugar
tranquilo. La reaparición de un
proyecto minero rechazado por los
vecinos hace años amenaza un entorno
protegido de gran belleza, el
nacimiento del río Manubles y varios
manantiales de agua, a lo que se suman
las consecuencias sociales y
económicas que sufrirá la comarca.
La mina se remonta al año 2000,
cuando los antiguos propietarios de
la empresa Magnesitas de Borobia
intentaron llevar a cabo la explotación
de este mineral. Entonces, el
alcalde del municipio, el independiente
Blas Jiménez, se opuso a la
mina y llevó a cabo una consulta popular
en la que el 97% del pueblo se
pronunció en contra y así se consiguió
parar lamina.
En 2005, la minera
cambió de dueños y fue adquirida
por Magnesitas Navarras S.A., integrada
por una multinacional, Magna
Inversiones, con el 99,7% de la empresa,
que a su vez está formada al
60% por el grupo francés Roullier y
por la empresa griega Grecian Magnesite,
con el 40%. Pero la empresa
que haría la explotación sería otra
del mismo grupo, Magnesitas Sorianas
creada, para este fin en 2009.
Expropiaciones de tierras
“Nos enteramos de que se retomaba
el proyecto de la mina porque en el
Boletín Oficial de Castilla y León apareció
la expropiación forzosa de las
tierras donde iba lamina y lo recurrimos”,
dice Anunciación Crespo, concejala
en Borobia del Partido de
Castilla y León (PCAL) antes Tierra
Comunera, contraria a la mina.
Desde entonces, la oposición a la
mina no ha parado. La población
de la comarca se ha movilizado. Se
han creado varias plataformas en defensa
del agua y la tierra; una coordinadora
con más de 30 municipios
afectados; se han llevado a cabo manifestaciones,
la última celebrada en
Calatayud con la asistencia de 2.000
vecinos; se han recogido más de
12.000 firmas, entregadas en el ministerio
de Medio Ambiente, Agricultura y la Junta de Castilla
y León y se han organizado cuatro
marchas reivindicativas a la Sierra
de Tablado, paralela al Moncayo en
su vertiente sur, donde se quiere excavar
la mina. Además, se han presentado
más de 500 alegaciones e
incluso estudios realizados por la
Universidad de Zaragoza que certifican
la gravedad de los efectos que
tendría esta mina a cielo abierto a
nivel ecológico, social y económico.
Sin embargo, la Consejería de
Medio Ambiente de la Junta de Castilla
y León dio el visto bueno en
agosto de 2010 al estudio de impacto
ambiental presentado por la empresa.
Incluso el Ministerio que dirige
Miguel Sebastián concedió un crédito
de 1,8 millones de euros a Magnesitas
Sorianas, “creada en 2009
con un capital de 3.001 euros, lo mínimo
para solicitar ayudas, cuando
ni siquiera tenía permisos”, dice
Ricardo Martínez, secretario de la
Plataforma en Defensa del Agua y la
Tierra, organización creada para
proteger el entorno de Borobia, que
denunció la ayuda de Industria y
consiguió que el Ministerio diera
marcha atrás en la concesión.
RÍO MANUBLES. El caudal del río se secará si se lleva a cabo la mina. FOTO: Ricardo Martínez.
Por ahora, la Confederación Hidrográfica
del Ebro no se ha pronunciado
ante la petición de la minera de
drenar y modificar varios cauces del
río Manubles. El proyecto contempla
que serán necesarias dos bombas de
agua para desecar el nacimiento del
río a cien metros de profundidad.
“Esas bombas estarán sacando agua
constantemente porque la magnesita
se encuentra justo donde brota el
río Manubles y otros manantiales
que proporcionan agua de boca a
Borobia y varios municipios más.
Magnesitas Sorianas forma parte
de la multinacional pero han creado
un conglomerado de empresas
para eludir responsabilidades”,
apunta Martínez.
Drenaje y contaminación
“No sólo Borobia se quedará sin
agua para beber, afectará a más de
30 pueblos de las cuencas fluviales
de Castilla y León y Aragón de los ríos
Manubles, Isuela, Aranda y
Ribota. Además, el proyecto incumple
el Reglamento General para el
Régimen de laMinería en su artículo
3, entre otros”, recalca Crespo. Y
añade que el ‘desarrollismo’que venden las mineras
es trasnochado: “Por
qué no buscan magnesitas en los
Alpes franceses o en El Escorial;
¡también se encuentra allí! En países
como Estados Unidos o Japón la
magnesita se obtiene de la salmuera,
no es necesario destruir un paisaje y
un ecosistema”, apunta Anunciación
Crespo. Explica que Borobia –en la
frontera con Aragón y a 300 metros
del Parque Natural del Moncayo– y
su entorno tiene cereales, pastos, arbolados
y plantas medicinales y muchas
especies protegidas.
“El proyecto prevé voladuras con 2.500 kilos de
explosivos, goma 2 eco y nagolita, y
la toxicidad de los explosivos irá al
agua. Además, ¿qué aves a pocos
metros permanecerán en el Parque
Natural del Moncayo? Si la mina se
aprueba será un desastre”, lamenta
Crespo, quien ha sufrido amenazas
físicas por su oposición a lamina y el
acoso y los insultos del alcalde de
Borobia, del PP, Miguel Modrego.
El regidor ha declarado que la
mina traerá “desarrollo al pueblo
y puestos de trabajo”, recogiendo
el mensaje de la empresa minera
que ha prometido 30 puestos de
trabajo y una residencia para la
tercera edad.
Datos poco claros
Magnesitas Navarras intentó abrir
una mina similar en el Valle de
Baztán, Navarra, pero fue rechazada.
En la actualidad cuenta con una
mina a cielo abierto en Eugui (Navarra)
y una planta para procesar el
mineral. Según la Plataforma en Defensa
del Agua y la Tierra, “los datos
ofrecidos por la empresa son poco
claros, dice que sólo va a afectar a
diez hectáreas, pero han solicitado
480. Además, van a instalar una fábrica,
que en realidad es una cementera
para procesar la magnesita”,
aseguran. La magnesita es un aislante
que se emplea para el recubrimiento
de los hornos de fundición,
para producir ladrillos refractarios,
modificar la composición de los suelos
e incluso se añade a la comida para
animales.
El proyecto de la mina ha sido gestionado
por Castilla y León sin consultar
a Aragón, a pesar de que las
consecuencias de la explotación
afectarán a las dos comunidades.
Aunque Borobia está en la Sierra de
Moncayo, esa vertiente no está declarada
Parque Natural. El Gobierno
de Aragón se opone a la mina de
Borobia y asegura que llevará el
asunto a Bruselas.
También se han levantado ampollas
entre los más de cien propietarios
de las tierras donde se ubicará
la explotación, enfrentados ante la
posibilidad de vender los terrenos,
que son pro indiviso.
La última palabra la tiene la
Dirección de Energía y Minería de
la Junta de Castilla y León. De momento, este organismo dio la razón, el pasado 24 de octubre, a la Asociación Carrabillas, una de las organizaciones que luchan contra la mina de Borobia, que presentó un recurso contra la expropiación de los terrenos donde se ubicaría la explotación. Minas ha dictado una resolución que se considera una gran victoria, ya que anula el permiso de ocupación de los terrenos concedido a la empresa Magnesitas Sorianas, lo que invalida la resolución de 22 de diciembre de 2005 del Servicio Territorial de Soria que daba vía libre a la minera Magnesitas Sorianas. Las propietarias y propietarios de los terrenos han recibido también notificación de la decisión la
Dirección de Energía y Minería, lo que supone, prácticamente, la suspensión del proyecto según los demandantes.
Por su parte, la Plataforma en Defensa del Agua y la Tierra asegura que: "La anulación de los expedientes de expropiación e investigación va a suponer que esta empresa, si quiere seguir adelante con la mina de Borobia, no le va a quedar otra opción que comenzar de nuevo todos los trámites o recurrir a la vía contencioso-administrativa del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León".
"TENGO QUE ASISTIR A LOS PLENOS DEL AYUNTAMIENTO CON LA GUARDIA CIVIL"
Anunciación Crespo, del Partido de Castilla y León (PCAL), es concejala en Borobia y su lucha contra la mina le está costando muy cara. Lleva dos legislaturas como concejala, y el alcalde del PP, Miguel Modrego, la ha vejado y
amenazado en el Ayuntamiento. "Tengo que asistir a los plenos con la guardia civil. Son insultos, amenazas, maltrato, etc. Si solicito documentos no me los dan. Un día pedí un informe y me lo negaron por sexta vez. Entonces me senté ante el secretario del Ayuntamiento y le dije que hasta que no me lo diera no me movía de allí. El alcalde llamó a la guardia civil para echarme... Me marché. Pero el alcalde me denunció, hubo juicio en Soria y aunque yo lo gané, el alcalde sigue sin darme la documentación", dice Crespo.
Afirma que si consigue que le den cualquier fotocopia "del Ayuntamiento, no personal, -aclara-, me la cobran". Además, hace tres años estuve recibiendo llamadas telefónicas, de madrugada, con amenazas que puse en conocimiento del juez, que averiguó quién me intimidaba", relata Crespo. En su defensa de Borobia también ha sufrido más agresiones."El año pasado, en la puerta de entrada a mi casa apareció una pintada en letras grandes que decía: Muere", cuenta.
Algunos mayores del pueblo han aconsejado a la concejala que no salga sola. "Lo estoy pasando mal. Tengo miedo -reconoce con la voz quebrada- y lo siento por mi madre, es mayor y está sufriendo mucho». Las agresiones también las ha sufrido otro vecino, en la lista del PCAL , a quien le quemaron dos coches. Anunciación Crespo asegura que estas multinacionales de la minería actúan en todos sitios igual. "Presionan y utilizan sicarios, aquí igual que en Burundi o Argentina". Insiste en que si la mina de Borobia se aprueba, sería el final del Parque Natural del Moncayo. "La comarca se convertirá en una escombrera. Tendremos que cerrar la puerta y marcharnos de aquí".
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