Primavera árabe: el mundo rural tunecino se resiente tras años de dictadura
Cambios para las mujeres rurales de Túnez

Hace dos años se inició en Túnez una revolución que nadie sospechaba. Las mujeres participaron, junto con los hombres, en la lucha contra el régimen dictatorial de Ben Ali, y volvieron a hacerlo contra la imposición de la Sharía Hoy se pronuncian quienes son doblemente invisibles en una sociedad urbana y patriarcal, las mujeres rurales.

14/04/13 · 10:21
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1. NEFZA. A dos horas y media al noroeste de la capital, las trabajadoras cultivan cebollas, legumbres y lechuga para el autoabastecimiento. / Álvaro Hurtado

Desde la independencia de Túnez en 1956 la ley no excluye a las mujeres del derecho al voto, sin embargo, durante la dictadura las elecciones eran manipuladas por la Agrupación Constitucional Democrática (RCD, en árabe, partido fundado por Ben Ali en 1988. Bajo este sistema era suficiente con que  un miembro de la familia, que solía ser el marido, se trasladara a las urnas con los documentos de identidad y tarjetas de voto del resto de la familia para sufragar  por el partido del dictador.

Túnez vive un periodo de transición tras el derrocamiento de Ben Ali que ocupó el poder durante 23 años. Este país del Mundo Árabe que cuenta con una población de  10,7 millones de habitantes, ha rechazado la incorporación de la Sharía como fuente de derecho en la nueva Constitución que querían imponer los islamistas radicales. Ante esto, la actuación violenta de los salafistas, se ha intensificado en todo Túnez.

En los últimos meses colectivos civiles y feministas se han manifestado en contra del artículo 28 de la Ley fundamental propuesta por el partido islamista mayoritario, Ennahda, donde la mujer era considerada como “complementaria” al hombre. Estas movilizaciones e indignación conjunta de la sociedad tunecina han conseguido, finalmente, la aprobación de igualdad de la mujer frente al hombre.

A pesar de este contexto convulso estas mujeres se han empoderado. Pueden votar, saben cuales son sus derechos y obligaciones, tienen presencia activa en la comunidad y contribuyen al desarrollo económico y social. Esperan que esta reforma no se reduzca al derecho al voto femenino, sino que los cambios sean más profundos.

“Hoy puedo opinar, esa es mi libertad”

Sentada en una piedra se encuentra  Saloi con las semillas entre sus manos.  Tiene  34 años y trabaja en el campo, en un proyecto agrario impulsado por una ong española, trabajaba en el huerto familiar para ayudar al autoconsumo. Sobre esta nueva etapa, tras la primavera árabe que ha vivido Túnez,  subraya que ahora puede expresarse: “Antes no podías dar tu opinión sin miedo. Hoy puedes opinar, esa es mi libertad”.

El cambio para ella está cargado de ilusión y optimismo “Nuestro pensamiento es otro. Ahora vemos de manera distinta el futuro, con más esperanza”. Mira a su hija que está al lado del horno y dice “ojalá que se creen empleos”. Se entiende su preocupación sabiendo que según el Instituto Nacional de Estadística de Túnez la tasa de desempleo se sitúa alrededor del 18% de la población activa y la tasa de paro juvenil supera el 30%.

“Antes mi marido votaba por mí”

Monjia rehusa a decir su edad. Tiene dos hijos y una hija.  “Antes de la revolución teníamos un dictador que nos robaba todo, incluso la libertad, ahora la hemos recuperado”.

Cuenta con orgullo que tras el derrocamiento del dictador puede hacer uso de sus derechos civiles “En esa etapa mi marido se ocupaba del voto, él era el que votaba en mi lugar. Ahora yo voto personalmente”. Sostiene que la nueva  administración de Túnez debe que  hacer frente a necesidades que han sido postergadas durante décadas “Espero que el gobierno comience a solucionar problemas como el agua potable, el paro que afecta a nuestros  jóvenes y las condiciones de vida en general”.

“Gracias a la revolución mi esposo trabaja”

Mabrouka de 42 años, cuenta que su marido antes buscaba trabajo sin éxito ya que todo era por contactos. Con el fin de la dictadura ella confirma que este sistema de “enchufe” ha acabado “Gracias a la revolución mi esposo ha encontrado trabajo”.
Bornia tiene 44 años, cinco hijos cree que la situación es mejor después de la revolución, siente que las mujeres son más libres, recalca que actualmente hay emisiones en la televisión sobre la realidad que antes no se veían “Estaba todo escondido, la imagen que se transmitía no era la real, lo pintaban todo bonito y no era así. Aquí sí hay pobreza”.
Ella espera cambios en este nuevo período “Necesitamos más proyectos  dedicados a la mujer en la zona agrícola y que se mejoren la calidad del agua y de los caminos. Ya conocemos nuestros derechos”.

Como sostiene el profesor  Bichara Khader: “Los árabes, hoy en pie, tienen derecho a la esperanza”.

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