De nuevo, la prostitución ha saltado al debate político
para provocar enconadas controversias sin posibilidad
de acuerdo. En septiembre, la publicación en
El País de unas fotografías de prostitutas practicando
sexo con clientes en las calles de Barcelona catapultó
el tema a la escena mediática. Ahora diversos
grupos feministas exigen la prohibición de los anuncios
de contactos en los medios de comunicación.
Mientras, los colectivos en defensa de los derechos
de las prostitutas creen que reconocer y regular esta
actividad es la forma de mejorar las condiciones de
vida de quienes la ejercen y evitar abusos.
Más precariedad, más persecución
policial, racismo, expulsiones y hasta
violaciones. Éstas han sido, según
las trabajadoras de Àmbit Dona
(Servicio de Atención Sociosanitaria
a Trabajadoras del Sexo de Ciutat
Vella, en Barcelona) algunas de las
consecuencias que ha tenido sobre
el colectivo de prostitutas nigerianas
la publicación el 31 de agosto de
fotografías de mujeres de esta nacionalidad
realizando servicios sexuales
a hombres en los soportales
del Mercat de la Boqueria.
El diario El País mandó al fotógrafo
Edu Bayer y al redactor Beltran
Cazorla a cazar estas escenas
al barrio del Raval de Barcelona durante
varias noches de finales de
agosto, como parte de una serie de
reportajes para ilustrar la nula aplicación
de la Ordenanza de Medidas
para fomentar el Civismo y la Convivencia
promulgada en 2006 por el
Ayuntamiento, que, entre otras cosas,
sanciona la prostitución callejera.
Y el morbo hizo su efecto. Las
imágenes, tomadas sin consentimiento,
aumentaron las ventas del
rotativo y catapultaron el debate sobre
la prostitución en la calle a la
escena política municipal y estatal,
llegando hasta el Congreso. También
causaron la indignación de la
Red Internacional de Periodistas
con Visión de Género, que protestó
por la violación de derechos de las
mujeres fotografiadas.
Desde Ámbit Dona critican la degradación
de la imagen de las afectadas
en los medios. Según su coordinadora,
Mercè Meroño, tras el reportaje
de El País, "varios medios
ofrecieron dinero para que practicaran
sexo con clientes delante de ellos
para inmortalizarlo, las típicas fotos
preparadas". Después, "ha habido
varias razzias y no pueden trabajar,
las identifican constantemente".
Según Laura Alegre, jurista de Àmbit
Dona, "las expulsiones de nigerianas
se han multiplicado, hemos
registrado más de 20 desde septiembre.
A las que no llevan pasaporte
les toman las huellas y esperan a detenerlas
más adelante". Para Marcela
Torres, trabajadora de Àmbit, la
atención mediática “puso en la picota
a las mujeres negras y fomentó el
racismo y la xenofobia” y propició
más abusos. Algo que ratifica Alegre:
"El mes pasado contabilizamos
dos violaciones de chicas por clientes,
con el agravante de que los médicos
que las atendieron no les hicieron
exploraciones ginecológicas ni
denunciaron la violación como estipula
la ley, no les explicaron el protocolo
a seguir, por lo que alguna llegó
a casa y lavó su ropa borrando las
huellas. Y además recogieron su profesión
en el parte de atención, lo que
no debería hacerse".
Visibles, vulnerables
Mercè Meroño explica que periódicamente
se persigue a un determinado
colectivo, sectores de población
que son el foco de atención
por su aspecto físico o por coyunturas
concretas, hasta que éstas desaparecen.
Primero fueron las rumanas
de la zona del teatro Goya;
algunas regularizaron su situación,
a otras las expulsaron, otras estaban
vinculadas a mafias y se las llevaron
a otros sitios... Las marroquíes
también sufrieron el acoso,
pero tienen estrategias para trabajar
similares a las autóctonas. Afirma
que ahora se persigue a las prostitutas
nigerianas porque, junto con
las transexuales de la zona del Nou
Camp, "son las más visibles: van a
por ellas porque son el remanente.
Si no estuvieran, la prostitución no
se vería. Son las que están en la calle,
todo el mundo se reubica menos
ellas, que son las más débiles de la
fila. Se consiente la violencia institucional
porque son negras, pobres
e inmigrantes".
El hostigamiento a la prostitución
ejercida en la calle es resultado de la
ordenanza vigente desde 2006, que
sanciona con multas de 100 a 500
euros el apoderamiento del espacio
público. En 2002, un decreto de la
Generalitat había impuesto obligaciones
sanitarias y urbanísticas a los
prostíbulos, propiciando el cierre de
los pequeños meublés en beneficio
de los macroprostíbulos [ver DIAGONAL
nº 26]. Según Meroño, la
ordenanza de 2006 propició "abusos
policiales estigmatizantes y desproporcionados
con las mujeres", por
lo que el Comité en Defensa de los
Derechos de la Persona del Colegio
de Abogados de Barcelona y la Plataforma
Trabajo Sexual y Convivencia
(PTSC), compuesta por entidades
vecinales y de atención a
prostitutas, la recurrieron ante el
Tribunal Supremo. En septiembre
se aprobaron sendas ordenanzas de
este tipo en las localidades de Gavà
i Castelldefels. Tras el acoso en el
Raval, el colectivo de nigerianas se
ha desplazado a zonas aisladas, como
Esplugues o l’Hospitalet.
Tras la publicación de las polémicas
fotografías, el Partit Socialista
de Catalunya defendió el aumento
de la presión policial sobre la prostitución,
mientras Iniciativa per Catalunya
propuso crear zonas de tolerancia.
Meroño considera que
"pueden ser las zonas de toda la vida
o espacios acondicionados, pero
no se trata de crear guetos, sino de
integrar. La regulación de espacios
nunca ha contemplado los derechos
de las mujeres. Deberían promoverse
los meublés y los hoteles de horario
fraccionado donde toda la vida
han ido las prostitutas de forma autónoma”.
En septiembre, Esquerra
Republicana presentó en el Congreso
de los Diputados una propuesta
para regularizar la prostitución y
prohibir los anuncios de contactos
en los diarios. PSOE, PP, CIU y PNV
sumaron sus votos en contra.
Por su parte, la Plataforma de Organizaciones
de Mujeres por la
Abolición de la Prostitución ha iniciado
una campaña contra los anuncios
de contactos en los medios de
comunicación y se personará como
acusación particular para que el Fiscal
General del Estado los investigue,
ya que, consideran, éstos podrían
encubrir mafias de trata. Sin
embargo, Laura Alegre cree que "la
trata está más cerca de lo que pensamos
y no se hace nada para erradicarla.
El protocolo de Palermo [de
la ONU, para prevenir, reprimir y
sancionar la trata de personas] no
se aplica, no hay personal especializado
ni sensibilizado. ¿Cómo van a
ayudarlas si quienes tienen que protegerlas
las persiguen?". Meroño insiste
en que hay que "diferenciar
prostitución y trata y escuchar las
demandas de las mujeres. Este tema
está vinculado con las leyes de
inmigración, aunque nadie hable
de ello. Pero la única consigna desde
los poderes es reinsertar y que
todo el mundo sin papeles se vaya.
Esta realidad, la prostitución, existe,
miremos para que quienes la viven
estén lo mejor posible".
Morbo, medios y prostitución
Sexo de pago y retratado
sin consentimiento
igual a aumento de
público y polémica asegurada.
Las dos informaciones
más vistas en
2009 en la web de El
País son las fotos de
Berlusconi en Villa Certosa
y las imágenes de
prostitución en la
Boquería, que acumulan
unas 450.000 visitas. Si
de algo han servido
estas últimas ha sido
para generar un consenso
en torno a la defensa
de los derechos de las
fotografiadas entre organizaciones
feministas
con visiones opuestas
sobre la prostitución. La
Red de Periodistas y
Comunicadoras con
Visión de Género, donde
coexisten posturas distintas,
reaccionó inmediatamente
enviando de
cartas al rotativo en
defensa del derecho a la
intimidad de las mujeres
retratadas. Ahora, l’Associació
de Periodistes
de Catalunya promueve
la prohibición de los
anuncios de prostitución
en los diarios y el boicot
a los que mantengan
esta publicidad.
Artículos relacionados en este número:
_ [Moralina frente
a derechos->9173]
_ Para Hetaira, prohibir los anuncios de contactos puede
forzar a exponerse a trabajadoras sexuales que, ejerciendo
libremente, no quieren hacerlo en lugares públicos.
Por Cristina Garaizabal
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