La ‘reina’ de las redes sociales es una fuente gratuita de
perfiles de consumo, un instrumento al alcance de las
empresas para conocer el perfil de sus candidatos y uno
de los objetivos de programas de espionaje como Indect.
- Facebook: una fuente de datos para empresas. Ilustración: TEO.
“Lejos de conectarnos, Facebook
realmente nos aísla en nuestros lugares
de trabajo. Alimenta una
suerte de vanidad y engreimiento
en nosotros. Incentiva una competitividad
inquietante entre las amistades:
parece que, con los amigos,
hoy en día la calidad no cuenta para
nada y la cantidad es la reina”,
sentenciaba sobre Facebook el periodista
Tom Hodgkinson en The
Guardian. Pero la reina de las redes
sociales en internet ha incrementado
en un 23% sus usuarios en
el último año pese a éstas y otras
muchas críticas, en especial referidas
a la seguridad y privacidad que
ofrece a sus usuarios. En poco más
de seis años, ha alcanzado los 500
millones de usuarios, 12 de ellos en
el Estado español. Mientras unos
destacan que si fuera un país ocuparía
la tercera posición por detrás
de China e India, otros, como
Hodgkinson, lo consideran “un régimen
totalitario virtual, ideológicamente
motivado”.
Hodgkinson en Inglaterra o Pascual
Serrano en Estado español han
denunciado la oscura financiación
de “caralibro”. Peter Thiel, “un liberal
extremista, de la derecha americana”,
según Ippolita (autores de El
lado oscuro de Google), ha sido, desde
el comienzo, el inversor de riesgo
detrás de Facebook. En sucesivas
rondas de inversión, la aparición
de personajes como Jim Breyer o
Howard Cox implican vínculos de la
red social con In-Q-Tel, empresa de
capital de riesgo de la CIA que, según
su propia página, “identifica y
acompaña a las compañías en el desarrollo
de tecnología punta para
distribuir esas soluciones a la CIA y
al grueso de la comunidad de inteligencia
de los EE UU”.
Por otro lado, en septiembre del
año pasado, The Guardian publicaba
que la UE financia sistemas de
control y vigilancia de las redes
sociales. Basándose en un documento
filtrado por Wikileaks, apuntaba
la financiación europea del
consorcio Indect, que desarrolla
programas técnicos para registrar y
almacenar información a través de
un plan de vigilancia permanente
de chats, foros y redes sociales entre
otros. Un producto del trabajo
en común de departamentos nacionales
de policía, empresas privadas
y centros de investigación de universidades.
En el Estado español colaboran
la Universidad Carlos III y
la empresa Moviquity. Facebook,
con sus millones de usuarios, muchos
inscritos con nombre real, sería
uno de los objetivos.
El perfil frente al curriculum
Hay quienes repiten ese mantra de
“no tengo nada que esconder” olvidando
que, además del manejo de
los datos por parte de gobiernos,
pueden ser utilizados por empresas. En primer lugar, Facebook es una
plataforma ideal para hacer perfiles
de consumidores. La denominada
“minería de datos” implica técnicas
de extracción de información para
predecir, clasificar y segmentar, en
este caso, a futuros consumidores.
Los publicistas subrayan que Facebook
permite, mediante su sistema
de anuncios, acertar plenamente en
el público objetivo y tener información
de retorno. ¿Cómo? Cada vez
que se pincha un anuncio en Facebook
Ads, se consiente que la información
de quien clica llegue al
anunciante. Luego, se ‘bombardea’
al público objetivo en su propio perfil.
Así, la red social de Zuckerberg
obtuvo, según Reuters, 645 millones
de euros en publicidad en 2009,
y se prevé que serán 733 millones
en 2010.
Pero no es el publicitario el único
destino de la información que un
perfil de Facebook puede suministrar.
Cada día son más las empresas
que utilizan la red social para conocer
a sus futuros empleados. Una
encuesta de la web de empleo CareerBuilder
desvelaba el año pasado
que en el Reino Unido más de la mitad
de las empresas utiliza las redes
sociales para consultar el perfil de
los candidatos. Y descartaron al 43%
a partir de la información de su perfil
online, por sus vicios, hábitos o
convicciones. En Alemania, ya se ha
aprobado la conocida como ley
Facebook que protegerá la intimidad
de las cuentas de los aspirantes
a puestos de trabajo tras escándalos
por espionaje en Deutsche Bahn,
Lidl o Deutsche Telekom. No obstante,
los expertos dudan que pueda
aplicarse.
Por defecto, visible para todos
Y es que, aunque la práctica convencional
consiste en que los sitios
web pidan a los usuarios permiso
para que su información sea compartida,
Facebook mantiene una
política de “todo activado por defecto
hasta que el usuario diga lo
contrario”. La información será visible
a “Todos” a no ser que se personalice
la configuración de privacidad
lo cual significa, según se
señala en la declaración de Derechos
y Obligaciones que “permites
a todo el mundo, incluso las personas
que no estén en Facebook, acceder
y utilizar dicha información y
asociarla contigo”. Una de esas personas
o uno de esos “amigos” que
se aceptan sin conocerlos puede ser
nuestro futuro jefe.
Los datos que introducimos en
Facebook pasan a ser de su propiedad.
Mediante diversas formulaciones
esto queda bastante claro
en su Política de Privacidad. Una
política fluctuante que ha conllevado numerosos escándalos cuando
se ha querido tornar más explícitamente
avasalladora de la privacidad
de los usuarios.
De la web 2.0 a la web libre
Para los hacktivistas, el problema
de privacidad y seguridad no es exclusivo
de Facebook, sino que parte
de una cuestión de base en la
web 2.0 o web social. En uno de los
textos colectivos de guifi.net se afirma
que el problema estriba en que
“gran parte de los servicios de web
social están construidos sobre software
privativo, donde las usuarias
tienen que ceder los derechos”, no
pudiendo participar en la gestión y
“teniendo que usar protocolos y formatos
privativos y propiedad de la
organización que gestiona el servicio”.
Esto conlleva, señalan, que
queden “a merced de grandes compañías
no sólo una gran cantidad
de datos de carácter personal, sino
también las relaciones y vínculos
sociales que en la web se establecen”.
Y desde Ippolita apostillan:
“Es imposible que una empresa que
pretende la gestión totalitaria de la
información personal crea en una
web libre”. Por ello, desde el hacktivismo
se apuesta por la web libre,
el código abierto y las “redes sociales
del pueblo, por el pueblo y para
el pueblo” como Lorea o Diáspora,
que se lanzará el 15 de septiembre.
Un cambio de mentalidad, más que tecnológico
ANTON GÓMEZ-REINO VARELA / CENTRO SOCIAL ATREU
Decía Virno, que en un mundo
donde las mediaciones estatales
son difusas, la noción de
enemigo es importante, pero
toma más fuerza la noción de
amigo. El fenómeno de las
redes sociales en internet nos
lleva a un cambio de paradigma
relacional, con consecuencias
en todos los ámbitos. Un nuevo
universo comunicativo aparece
haciendo de la producción y
difusión de contenidos un
campo de batalla presente y un
determinante factor futuro.
Cuando hablamos de redes
sociales en internet, no nos
referimos sólo a conocidas plataformas
masivas, sino a comunidades
te(le)máticas basadas
en intereses comunes, con los
medios sociales como instrumento.
Los ejemplos de sindicación
masiva de blogs contrainformativos
o redes sociales
como Crabgrass y Lorea hablan
de un fenómeno amplio.
¿Es digital el presente? Antes
de nada, debemos considerar
que no ha sido un cambio tecnológico,
sino de mentalidad el
que nos ha llevado al momento
actual. La reapropiación de
herramientas tecnológicas, la
obsolescencia de medios de
comunicación tradicionales, los
flujos de conocimiento e información
elegida, o las nuevas
formas de relación globalizadas
traen consigo impredecibles
transformaciones.
Pero, ¿existe espacio para la
reivindicación en el mundo
digital? Considerando el poder
para redefinir la normalidad
que tienen los medios masivos,
es preciso apropiarse de
la sobredimensión que desde
estos se está dando a lo que
sucede en la esfera virtual. Son
ya innumerables los ejemplos
de campañas de perfil antagonista
lanzadas desde Facebook
que han conseguido un eco
social difícilmente alcanzable
con una pegada de carteles.
Con todo, esta no es una grieta
eterna ni estructural; es apenas
un elemento de la coyuntura
comunicativa que hay
que utilizar.
La clave hoy pasa por optimizar
las herramientas telemáticas
propias siendo conscientes
de que la batalla tiene
dos paradas iniciales. Primero
la guerra por la neutralidad
en la red, donde está en
juego el futuro de la red
como negocio normativizado
o como servicio público consensuado.
En segundo lugar,
la construcción de redes que
evolucionen desde un punto
de vista tecnocéntrico hasta
un enfoque social y cultural.
Poner las herramientas en las
manos de los movimientos
para tratar de convertir lo virtual
y desmaterializado en una
expresión más del rumor de
las calles. Imbricar las redes
sociales antagonistas en procesos
de movimiento concretos
y locales. De no ser así,
corremos el riesgo de una virtualización
de las luchas.
Pese a vivir en un Occidente,
donde todo parece digitalizable,
las realidades cotidianas
de millones de seres humanos
están activamente al margen
del mundo telemático. Realidades
sociales que nos recuerdan
la nocividad de confundir lo virtual
con lo material y que nos
devuelven al desierto de lo real
donde los conflictos sociales
tienen carne, corazón y cabeza.
SUICIDE MACHINE
O CÓMO DEJAR
FACEBOOK
Entrar en una red social es sencillo,
pero no tanto abandonarla.
The Suicide Machine es una página
web que proporciona ‘suicidios
asistidos’ en las redes sociales.
Al aceptar, ingresando cuenta y
contraseña, se pone en marcha
un proceso irreversible por el
que un programa elimina uno a
uno todos los datos, amigos y
contenidos de un perfil y cambia
la clave para que no se
pueda volver a acceder a la
cuenta.
El sitio, desarrollado por
un grupo de artistas, diseñadores
y programadores con sede
en Holanda no tiene interés
comercial y pretenden publicar
el código fuente completo porque
creen en la tecnología de
código abierto y el intercambio
de información. De hecho,
están preparando un disco de
inicio en Linux Live-CD para que
los usuarios puedan disponer
de su propia máquina. Ofrecen
servicio para Facebook, Twitter,
Linkedin y MySpace. Facebook
les ha bloqueado y ha amenazado
con tomar medidas legales,
pero por el momento la
página sigue funcionando.
Más en este número:
- [Redes sociales libres, más seguras y federadas->11770]
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